I Macabeos 14, 37-46

Instaló allí judíos, la fortificó para seguridad de la tierra y de la ciudad, y dio mayor altura a las murallas de Jerusalén. Por todo esto, el rey Demetrio le confirió el sumo sacerdocio, y le inscribió en el número de sus amigos y le otorgó grandes honores, pues supo que los judíos eran tenidos por los romanos como amigos, aliados y hermanos, y habían sido acogidos con honor los legados de Simón. Los judíos y sacerdotes resolvieron instituir a Simón por príncipe y sumo sacerdote por siempre, mientras no aparezca un profeta digno de fe, y por su caudillo que defienda el santuario, instituya inspectores de obras, gobernadores de la tierra, capitanes de las tropas y alcaides de las fortalezas;" que cuide de las cosas sagradas; que sea de todos obedecido; que se inscriban en su nombre todos los documentos públicos en la tierra; vista de púrpura y lleve la fíbula de oro." A nadie será lícito, ya del pueblo, ya de los sacerdotes, traspasar ninguna de estas disposiciones ni contravenir a lo que por él fuere ordenado, o convocar en la tierra asamblea sin su consentimiento, ni vestir la púrpura ni llevar la fíbula de oro. El que traspasare estas disposiciones o violare alguna de ellas, incurrirá en castigo.” Todo el pueblo aprobó conferir a Simón estos poderes y honores, y convino en que él obrase conforme a ellos.
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