II Corintios 2, 4-11

Os escribí en medio de una gran tribulación y ansiedad de corazón con muchas lágrimas, no para que os entristezcáis, sino para que conozcáis el gran amor que os tengo. Si alguno me contristó, no me contristó a mí, sino, en cierto modo para no exagerar, a todos vosotros. Bástele a ése la corrección de los más, pues casi habríamos de perdonarle y consolarle, para que no se vea consumido por excesiva tristeza. Por eso os ruego que públicamente le ratifiquéis vuestra caridad, pues para esto os escribí, a fin de conocer vuestra virtud y vuestra obediencia. Y al que vosotros algo perdonéis, también le perdono yo, pues lo que yo perdono, si algo perdono, por amor vuestro lo perdono en la presencia de Cristo, para no ser víctimas de los ardides de Satanás, ya que no ignoramos sus propósitos.
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