II Reyes  23, 10-23

El rey profanó el Tofet del valle de los hijos de Hinón, para que nadie hiciera pasar a su hijo o su hija por el fuego en honor de Moloc. Hizo desaparecer de la entrada de la casa de Yahvé los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol, cerca de la habitación del camarero Natanmelec, en el atrio. Quemó los carros del sol, demolió los altares que había en la terraza de la cámara alta de Ajaz, que habían alzado los reyes de Judá, y los altares que había hecho Manases en los dos atrios de la casa de Yahvé; y después de destrozarlos y quitarlos de allí, arrojó el polvo al valle de Cedrón." Profanó el rey los altos que había al oriente de Jerusalén, al mediodía del monte de los Olivos, que Salomón, rey de Israel, había erigido a Astarté, la abominación de los sidonios; a Gamos, la abominación de los moabitas, y a Milcom, la abominación de los amonitas." Destrozó los cipos, derribó las “aseras” y llenó los lugares donde estaban de huesos humanos. Derribó también el altar de Betel, el alto que había hecho Jeroboam, hijo de Nabat, que había hecho pecar a Israel; destrozó sus piedras y las redujo a polvo, y quemó la”asera.” Cuando Josías se volvía de allí, vio los sepulcros que había en la montaña, y mandó sacar de ellos los huesos y los quemó sobre el altar, profanándolo conforme a la palabra de Yahvé pronunciada por el hombre de Dios que había anunciado esto. preguntó: “¿Qué monumento es aquel que veo allí?” Los habitantes de la ciudad le respondieron: “Es el sepulcro del hombre de Dios que vino de Judá y anunció estas cosas que tú has hecho con el altar de Betel,” Entonces dijo él: “Dejadle en paz. Que nadie remueva sus huesos.” Así se conservaron intactos sus huesos, juntos con los del profeta que procedía de Samaría. Josías hizo también desaparecer todos los templos de los altos de las ciudades de Samaría, que habían hecho los reyes de Israel para irritar a Yahvé; hizo con ellos enteramente como había hecho con Betel." Inmoló sobre los altares a todos los sacerdotes de los altos que había allí, y quemó huesos humanos en el sitio donde habían sido elevados. Después se volvió a Jerusalén. Luego mandó Josías a todo el pueblo: “Celebradla pascua en honor de Yahvé, vuestro Dios, como está escrito en el libro de esta alianza.” Ninguna pascua semejante a ésta se había celebrado desde el tiempo en que los jueces juzgaban a Israel ni durante todo el tiempo de los reyes de Israel y de los reyes de Judá. El año dieciocho del reinado de Josías se celebró esta pascua en honor de Yahvé en Jerusalén.
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