II Samuel  5, 17-24

Cuando los filisteos supieron que David había sido ungido rey de todo Israel, subieron todos en busca suya, y David, que lo supo, bajó a la fortaleza. Los filisteos hicieron una incursión en el valle de Refaím, y David consultó a Yahvé, diciendo: “¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos?” Y Yahvé dijo a David: “Sube, pues de cierto los entregaré en tus manos.” Vino, pues, David a Baal Parasim, donde los derrotó, y dijo: “Yahvé ha roto a mis enemigos como rompen las aguas.” Por eso se dio a aquel lugar el nombre de Baal Parasim. Dejaron allí sus ídolos, que David y su gente se llevaron. Volvieron los filisteos a subir y a invadir el valle de Refaím. Consultó David a Yahvé: “¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos?” Y El le respondió: “No subas a su encuentro; rodea por detrás de ellos y atácalos por la espalda desde el lado de las balsameras." Cuando entre las balsameras oigas ruido de pasos, ataca fuertemente, porque es Yahvé que marcha delante de ti para derrotar al ejército de los filisteos.”
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