Daniel  1, 8-16

Se propuso Daniel en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey ni con el vino que él bebía, y rogó al jefe de los eunucos que no le obligara a contaminarse. Hizo Dios que hallase Daniel gracia y favor ante el jefe de los eunucos;" y el jefe de los eunucos dijo a Daniel: Tengo miedo de mi señor el rey, que ha determinado lo que habéis de comer y beber, porque, si viere vuestros rostros más macilentos que los de los mozos de vuestra edad, condenaréis mi cabeza ante el rey. Dijo entonces Daniel al cortesano a quien el jefe de los eunucos había puesto para velar sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: Prueba, te ruego, a tus siervos por diez días, y que nos den a comer legumbres y agua a beber, y compara luego nuestros rostros con los de los mozos que comen los manjares del rey, y haz después con tus siervos según veas. Concedióles lo que le pedían y los probó por diez días, al cabo de los cuales tenían mejor aspecto y estaban más metidos en carnes que los mozos que comían los manjares del rey. El cortesano se llevaba sus manjares y su vino y les daba legumbres.
Ver contexto