Daniel  2, 8-11

El rey respondió diciendo: Veo claro que ponéis dilaciones, porque veis que la cosa se me ha ido. Si no me decís el sueño, caerá sobre todos vosotros la misma sentencia. De cierto que pretendéis prepararos para decirme falsedades y mentiras mientras pasa el tiempo. Decid, pues, el sueño y conoceré que sois capaces de darme su interpretación. Los caldeos respondieron al rey, diciéndole: No hay hombre sobre la tierra que pueda decir lo que el rey pretende; jamás tampoco rey alguno, por grande y poderoso que fuese, exigió cosa semejante de mago, astrólogo o caldeo." Lo que pide el rey es imposible, y no hay nadie que al rey pueda decírselo, a no ser los dioses, que no moran entre los hombres.
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