Hebreos 1, 5-14

Pues ¿a cuál de los ángeles dijo alguna vez: “Tú eres mí Hijo, yo te he engendrado hoy?” Y luego: “Yo seré para El padre, y El será Hijo para mí.” Y de nuevo cuando introduce a su Primogénito en el mundo dice: “Adórenle todos los ángeles de Dios.” De los ángeles dice: “El que hace a sus ángeles vientos y a sus ministros llamas de fuego.” Pero al Hijo: “Tu trono, ¡oh Dios!, subsistirá por los siglos de los siglos, cetro de equidad es el cetro de tu reino. Amaste la justicia y aborreciste la iniquidad, por eso te ungió Dios, tu Dios, con óleo de exaltación sobre tus compañeros.” Y “Tú, Señor, al principio, fundaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permaneces, y todos, como un vestido, envejecerán, y como un manto los envolverás, y como un vestido se mudarán; pero tú permaneces el mismo, y tus años no se acabarán.” ¿Y a cuál de los ángeles dijo alguna vez: “Siéntate a mi diestra, mientras pongo a tus enemigos por escabel de tus pies?” ¿No son todos ellos espíritus administradores, enviados para servicio, en favor de los que han de heredar la salud?
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