Hebreos 13, 11-18

Los cuerpos de aquellos animales cuya sangre, ofrecida por los pecados, es introducida en el santuario por el pontífice, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Jesús, a fin de santificar con su propia sangre al pueblo, padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a El, fuera del campamento, cargados con su oprobio, que no tenemos aquí ciudad permanente, antes buscamos la futura. Por El ofrezcamos de continuo a Dios sacrificio de alabanza, esto es, el fruto de los labios que bendicen su nombre. De la beneficencia y de la mutua asistencia no os olvidéis, que en tales sacrificios se complace Dios. Obedeced a vuestros pastores y estadles sujetos, que ellos velan sobre vuestras almas, como quien ha de dar cuenta de ellas, para que lo hagan con alegría y sin gemidos, que esto sería para vosotros poco venturoso. Orad por nosotros. Confiados en que tenemos buena conciencia y que queremos proceder rectamente en todo.
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