Genesis 8, 12-22

pero todavía esperó otros siete días, y volvió a soltar la paloma, que no volvió más a él. El año seiscientos uno, en el primer mes, el día primero de él, comenzó a secarse la superficie de la tierra, y, abriendo Noé el techo del arca, vio que estaba seca la superficie de la tierra. El día veintisiete del segundo mes estaba ya seca la tierra. Habló, pues, Dios a Noé, y le dijo: “Sal del arca tú y tu mujer, tus hijos y las mujeres de tus hijos contigo. Saca contigo también a todos los animales de toda especie, aves, ganados, y todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra; llenad la tierra, procread y multiplicaos sobre ella.” Salió, pues, Noé con sus hijos, su mujer y las mujeres de sus hijos, y salieron también todas las fieras, ganados, aves y reptiles que se arrastran sobre la tierra, según sus especies. Alzó Noé un altar a Yahvé y, tomando de todos los animales puros y de todas las aves puras, ofreció sobre el altar un holocausto. Y aspiró Yahvé el suave olor, y se dijo en su corazón: “No volveré ya más a maldecir a la tierra por el hombre, pues los deseos del corazón humano, desde la adolescencia, tienden al mal; no volveré ya a exterminar cuanto vivo hice sobre la tierra." Mientras dure la tierra, habrá sementera y cosecha, frío y calor, verano e invierno, día y noche.”
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