Jeremías  22, 24-30

Por mi vida — oráculo de Yahvé — que, si fuera Jeconías, hijo de Joaquim, rey de Judá, el anillo de mi mano derecha, de allí lo arrancaría. Yo te entregaré en manos de los que buscan tu vida, en manos de aquellos a quienes temes, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia; en manos de los caldeos;" y te arrojaré a ti y a la madre que te engendró a tierra extraña en que no nacisteis, y allí moriréis. Pero a esta tierra que con toda su alma querrán volver, no volverán. ¿Es, pues, este hombre, Jeconías, un utensilio despreciable y quebrado, un vaso que a nadie agrada? ¿Por qué han sido rechazados él y su progenie, y arrojados a tierra a ellos desconocida? ¡Tierra, tierra, tierra! oye la palabra de Yahvé. Así dice Yahvé: Inscribid a ese hombre: “Sin hijos, varón que no prosperará en sus días,” pues no logrará de su estirpe un varón que se siente en el trono de David y reine sobre Judá.
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