Jeremías  37, 5-10

Salió entonces de Egipto el ejército del faraón, y, al saber la nueva, los caldeos que asediaban a Jerusalén se retiraron de allí. Y recibió Jeremías, profeta, palabra de Yahvé, diciéndole: Así dice Yahvé, Dios de Israel: Decid al rey de Judá que os ha mandado a preguntarme: He aquí que el ejército del faraón que ha venido en socorro vuestro se tendrá que volver a su tierra de Egipto, y volverán los caldeos a combatir esta ciudad, y la tomarán e incendiarán. Así dice Yahvé: No os engañéis a vosotros mismos, diciéndoos: “Se irán los caldeos de nosotros,” porque no se irán. Pero, aunque destrozarais a todo el ejército caldeo que lucha contra vosotros y no quedasen de él más que algunos heridos, éstos saldrían de sus tiendas y pegarían fuego a esta ciudad.
Ver contexto