Judith 2, 1-28

El año dieciocho, el veintidós del primer mes, se corrió en el palacio de Nabucodonosor, rey de los asirios, que iba a tomar venganza de toda la tierra, como lo había dicho. Llamó a todos sus oficiales y a todos sus grandes, y confirió con ellos sus se cretos planes, resolviendo poner en ejecución toda la maldad que había proferido su boca contra la tierra. Fueron de parecer que se destruyese a cuantos no se sometieran a los decretos del rey. Terminado el consejo, llamó Nabucodonosor, rey de los asirios, a Holofernes, general de su ejército, que era el segundo después de él. Y le dijo: Esto ordena el rey grande, el señor de toda la tierra: En saliendo de mi presencia, tornarás contigo hombres que confíen en sus fuerzas; de infantes, hasta ciento veinte mil y caballos con sus jinetes, doce mil;" e invadirás toda la tierra de occidente por haber desobedecido la orden de mi boca. Les intimarás que me preparen la tierra y el agua, porque en mi furor saldré contra ellos y cubriré toda la haz de la tierra con los pies de mis soldados, y la entregaré al saqueo;" y sus heridos llenarán los barrancos y los torrentes, y el río se desbordará lleno de sus muertos;" y conduciré sus cautivos hasta los extremos confines de la tierra. Empezarás por ocupar todo su territorio, y si no se te rinden, me los reservas para el día del castigo. Mas para los rebeldes no haya perdón; sean entregados a la muerte y al saqueo toda su tierra." Por mi vida y por la fuerza de mi imperio, que cuanto dije lo ejecutaré por mi mano. No dejes de cumplir ni una palabra de tu señor, antes las ejecutarás exactamente según te lo ordeno y sin dilación.” Partió Holofernes de la presencia de su señor y tomó consigo a todos los magnates, generales y capitanes del ejército asirio;" pasó revista a las tropas escogidas para la guerra, según le había ordenado su señor, hasta ciento veinte mil infantes y doce mil arqueros a caballo, y los ordenó como se ordenan las muchedumbres guerreras. Tomó, además, carnellos, asnos y mulos, para la impedimenta, en cantidad muy grande; ovejas, bueyes y cabras" para su aprovisionamiento, y vituallas en cantidad para toda la gente, y asimismo mucho oro y plata del tesoro del rey. Luego se puso en marcha con todo su ejército; y, adelantándose al rey Nabucodonosor, cubrió toda la haz de la tierra, hacia el occidente, con sus carros, jinetes e infantes escogidos;" y una abigarrada muchedumbre como la langosta, incontable como el polvo de la tierra, que se les agregó. Partieron de Nínive, caminando durante tres días por la llanura de Bectelet, y asentó su campamento desde Bectelet hasta carca de la montaña, a la derecha de la Cilicia superior. Y tomó todo su ejército, sus infantes, sus jinetes y sus carros; partió de allí en dirección a la montaña." Rompió por Put y Lut, devastó a los hijos de Rarses y a los de Ismael, que habitan los linderos del desierto hacia el mediodía de los Quelos. Pasó el Eufrates y, atravesando la Mesopotamia, tomó por asalto todas las ciudades fuertes del torrente Abrona hasta el mar. Se apoderó de todo el territorio de Cilicia, derrotando a cuantos se le opusieron, llegó hasta los confines de Jafet por la parte del mediodía, enfrente de la Arabia. Cercó a todos los hijos de Madián, dio al fuego sus tiendas y saqueó sus apriscos. Descendió luego a la planicie de Damasco en los días de la recolección del trigo, incendió todos los campos, destruyó sus rebaños y vacadas, saqueó sus ciudades, asoló sus campiñas e hirió toda su juventud al filo de la espada. Temor y temblor se apoderó de toda la costa, de los moradores de Sidón y de Tiro y de los habitantes del Sur, de Ocina, de Jamnia. Los habitantes de Azoto y Ascalón se llenaron asimismo de miedo.
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