Marcos 1, 22-34

Se maravillaban de su doctrina, pues la enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Y luego, hallándose en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, comenzó a gritar, diciendo: ¿Qué hay entre ti y nosotros, Jesús Nazareno? ¿ Has venido a perdernos? Te conozco; tú eres el Santo de Dios." Jesús le ordenó: Cállate y sal de él. El espíritu impuro, agitándole violentamente, dio un fuerte grito y salió de él. Quedáronse todos estupefactos, diciéndose unos a otros: ¿Qué es esto? Una doctrina nueva y revestida de autoridad, que manda a los espíritus impuros y le obedecen. Extendióse luego su fama por doquiera en todas las regiones limítrofes de Galilea. Luego, saliendo de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Santiago y Juan. La suegra de Simón estaba acostada con fiebre, e inmediatamente se lo dijeron. El, acercándose, la tomó de la mano y la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles. Llegado el atardecer, puesto ya el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados, y toda la ciudad se reunió a la puerta: curó a muchos pacientes de diversas enfermedades y echó muchos demonios, y a éstos no les permitía hablar, porque le conocían.
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