Mateo 10, 25-37

bástale al discípulo ser como su maestro y al siervo como su señor. Si al amo le llamaron Beelcebul, ¡cuánto más a sus domésticos! No los temáis, pues, porque nada hay oculto que no llegue a descubrirse, ni secreto que no venga a conocerse. Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, predicadlo sobre los terrados. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, que el alma no pueden matarla; temed más bien a aquel que puede perder el alma y el cuerpo en la Gehenna." ¿No se venden dos pajaritos por un as? Sin embargo, ni uno de ellos cae a tierra sin la voluntad de vuestro Padre. Cuanto a vosotros, aun los cabellos todos de vuestra cabeza están contados. No temáis, pues. ¿No aventajáis vosotros a los pajaritos? Pues todo el que me confesare delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre, que está en los cielos;" pero a todo el que me negare delante de los hombres, yo le negaré también delante de mi Padre, que está en los cielos. No penséis que he venido a poner paz en la tierra; no vine a poner paz, sino espada." Porque he venido a separar al hombre de su padre, y a la hija de su madre, y a la nuera de su suegra, y los enemigos de los hombres serán los de su casa. El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí;"
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