Romanos  9, 10-23

Ni es sólo esto; también Rebeca concibió de un solo varón, nuestro padre Isaac. Pues bien," cuando aún no habían nacido ni habían hecho aún bien ni mal, para que el propósito de Dios, conforme a la elección, permaneciese no por las obras, sino por el que llama, le fue a ella dicho: “El mayor servirá al menor”;" según lo que está escrito: “Amé a Jacob más que a Esaú.” ¿Qué diremos, pues? ¿Que hay injusticia en Dios? ¡Eso no! Pues a Moisés le dijo: “Tendré misericordia de quien tengo misericordia, y tendré compasión de quien tengo compasión.” Por consiguiente, no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios, que tiene misericordia. Porque dice la Escritura al Faraón: “Precisamente para esto te he levantado, para mostrar en ti mi poder y para dar a conocer mi nombre en toda la tierra.” Así que tiene misericordia de quien quiere y a quien quiere le endurece. Pero me dirás: Entonces, ¿por qué reprende? Porque ¿quién puede resistir a su voluntad? ¡Oh hombre! ¿Quién eres tú para pedir cuentas a Dios? Acaso dice el vaso al alfarero: ¿Por qué me has hecho así? ¿O es que no puede el alfarero hacer del mismo barro un vaso de lujo y un vaso ordinario? Pues si Dios, queriendo mostrar su ira y dar a conocer su poder, soportó con mucha longanimidad a los vasos de ira, maduros para la perdición, y, al contrario, para manifestar la riqueza de su gloria, cobró misericordiosamente] sobre los vasos de misericordia, que El preparó para la gloria,
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