Dije a Yahweh: ¡Tú eres Dios! Da oído a la voz de mi súplica. (Salmos 140, 6) © Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015)
Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: singular
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: qal
Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: personal pronoun
Gender: masculine
Number: singular
Person: second person
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: second person
State: not applicable
Verbal tense: imperative
Verbal stem: hif‘il
Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable
Súplica individual, desdoblada en dos (2-6//7-12), que finaliza con una confesión de fe (13s). Cada una de las súplicas tienen dos estrofas (2-4.5s//7-9.10-12). El poema, a estas alturas del salterio, nos resulta convencional. Es lo que se deduce de la descripción de la persecución: violencia (2), contiendas (3) trampas y lazos (6)... Tópicas son también las peticiones: líbrame (2), defiéndeme (3), guárdame (5)... Conocidas son las invocaciones del acto de confianza: mi Dios (7), mi Dueño, mi fuerza salvadora... (7-9). «El día del combate» (8b) Dios actúa como yelmo que cubre la cabeza de quien le suplica, la cabeza de los enemigos, sin embargo, está desprotegida (10a): que recaiga sobre ella el mal que tramaron (10-12). Los desprotegidos -humildes y pobres (13)- son protegidos especialmente por Dios: habitarán en presencia del Señor (14b), que es una clara alusión al Templo. Rom_3:13 cita el versículo 4. Hay víctimas porque aún existen verdugos. Al orar con este salmo escuchamos el clamor de los creyentes perseguidos, que todavía tienen fuerza para decir «Tú eres mi Dios».