I Samuel 2, 13-17

Ellos hicieron para sí tenedores de tres dientes, y cuando cada hombre iba a presentar sacrificio, tomaban del pueblo lo que pertenecía a los sacerdotes. Entonces venía el asistente del sacerdote cuando la carne se estaba cociendo, con el tenedor de tres dientes en su mano, lo introducía en la olla, en el perol, en el caldero o en la caldera, y todo lo que el tenedor sacaba, el sacerdote lo tomaba para sí. De este modo procedían en Silo con todo Israel cuando acudían allí. Así mismo, antes de quemar los sacrificios, venía el asistente del sacerdote y le ordenaba al que sacrificaba: “Entrega al sacerdote carne para asar, porque yo no aceptaré de ti carne cocida, sino cruda”. Y si el hombre le respondía: “Ciertamente debo ofrecer sacrificio hoy, después toma tanto como apetezcas”, él le decía: “No, sino entrégamela ahora mismo, porque de lo contrario, la tomaré por la fuerza”. El pecado de los jóvenes era muy grande delante de Yahweh, pues estos hombres provocaban a ira a Yahweh.
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