Hechos 22, 7-11

y cayendo al suelo, escuché una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Entonces yo contesté, diciendo: “¿Quién eres, Señor mío?” Él me respondió: “Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues”. Y los hombres que estaban conmigo vieron la luz, pero no comprendieron la voz del que hablaba conmigo. Entonces dije: “¿Qué haré, Señor mío?” Y me dijo nuestro Señor: “Ponte de pie y dirígete a Damasco, y allí se te hablará sobre todo lo que se te ha ordenado que hagas”. Y como debido a la gloria de la luz yo no veía, los que estaban conmigo me tomaron de la mano y entré a Damasco,
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