Juan  3, 1-10

Había allí cierto varón de los fariseos cuyo nombre era Nicodemo, un líder de los judíos. Éste fue a Jesús de noche, y le dijo: Maestro, sabemos que has sido enviado por Dios como Maestro, pues los prodigios que tú realizas nadie puede realizarlos sino aquel con quien Dios está. Respondiendo Jesús, le dijo: De cierto, de cierto te digo: Si alguno no nace de nuevo, no podrá ver el reino de Dios. Nicodemo le preguntó: ¿Cómo puede ser que un hombre nazca siendo viejo? ¿Puede acaso volver a entrar en el vientre de su madre por segunda vez y nacer? Respondiendo Jesús, le dijo: De cierto, de cierto te digo que si alguno no nace de agua y del Espíritu, no podrá entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que del Espíritu es nacido, espíritu es. No te maravilles de que te haya dicho: “Les es necesario nacer de nuevo”. El viento sopla de donde quiere y oyes su sonido, pero ignoras de dónde viene y adónde va. Así es todo el que es nacido del Espíritu. Nicodemo respondió, y le dijo: ¿Cómo puede ser esto? Respondiendo Jesús, le dijo: Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas?
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