Salmos 139, 7-12

¿Adónde me iré de tu Espíritu? ¿Dónde me ocultaré de tu presencia? Si subo al Cielo, allí estás tú; si desciendo al Seol, también estás allí. Si levantara mis alas como las de un águila y habitara en el extremo del mar, aun allí me asiría tu mano y me guiaría tu diestra. Yo había dicho: “Las tinieblas me iluminarán y la noche brillará sobre mí”, pero las tinieblas no serán oscuras para ti; la noche brillará como el día y las tinieblas como la luz.
Ver contexto