Salmos 50, 8-15

No te reprendo por tus sacrificios, ni por tus holocaustos que están siempre delante de mí. No aceptaré toros de tu casa, ni cabritos de tu redil, porque mías son todas las bestias salvajes, los animales que están en los montes y los toros. Yo conozco toda ave del cielo, y los animales silvestres míos son. Si yo tuviera hambre no te lo diría a ti, pues mío es el mundo en su plenitud. No como carne de terneros, ni bebo sangre de cabritos. Ofrece a Dios sacrificio de acción de gracias, y cumple tus promesas al Altísimo; clama a mí en el día de la aflicción y yo te fortaleceré, y tú me glorificarás.
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