Deuteronomio  33, 8

(8-9) A la tribu de Leví le dijo:

«Dios discutió con los israelitas

y los puso a prueba en Masá,

junto al manantial de Meribá.

Pero confía en ustedes

porque lo obedecieron,

pues consideraron más importante

mantenerse fieles a su pacto,

que mantenerse fieles a sus padres,

a sus hermanos o a sus hijos.

Por eso Dios les entregó

el Urim y el Tumim,[1]

y los nombró sus sacerdotes.

Ver contexto