Nehemías 6 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 19 versitos |
1
Intrigas de los enemigos de Nehemías.
Terminación de la muralla.
Cuando Sambalat, Tobías, Guesen, el árabe, y los demás enemigos nuestros se enteraron de que yo había reconstruido la muralla y de que ya no quedaba en ella brecha alguna —aunque en aquel tiempo no estaban colocadas las hojas de las puertas—
2 Sambalat y Guesen mandaron a decirme: «Ven a entrevistarte con nosotros en Haquefirín, en el valle de Onó.» Pero ellos tramaban hacerme mal.
3 Por eso les envié mensajeros para decirles: «Estoy ocupado en una obra importante y no puedo bajar.¿Por qué voy a abandonar la obra y dejar que se paralice para bajar donde vosotros?»
4 Cuatro veces me enviaron el mismo recado, y yo di la misma respuesta.
5 Entonces Sambalat me envió a decir por quinta vez lo mismo por un criado suyo que traía una carta abierta
6 en la que estaba escrito: «Se oye entre las naciones, y así lo afirma Gasmu, el rumor de que tú y los judíos estáis pensando sublevaros; que para ello reconstruyes la muralla y tratas de hacerte su rey,
7 que incluso has designado profetas que proclamen en Jerusalén, refiriéndose a ti: ¡Judá tiene rey! Estos rumores van a ser oídos por el rey; así que ven para que tomemos consejo juntos.»
8 Pero yo les mandé decir: «No hay nada de eso que dices; son invenciones de tu corazón.»
9 Porque lo que querían era atemorizarnos, pensando: «Desfallecerán sus manos y no acabarán la obra.» Pero, por el contrario, yo me reafirmé más.
10 Había ido yo a casa de Semaías, hijo de Delaías, hijo de Mehetabel, que se encontraba detenido. Dijo él:
«Démonos cita en el templo de Dios,
en el interior del santuario;
cerremos las puertas del santuario;
porque van a venir a matarte,
esta misma noche vienen a matarte.»
11 Pero yo respondí: «¿Un hombre como yo va a huir? ¿Qué hombre que sea como yo entraría en el santuario para salvar su vida? No iré.»
12 Pues comprendí que él no había sido enviado por Dios, sino que había dicho esta profecía sobre mí porque Tobías y Sambalat le habían comprado,
13 para que yo, llevado del miedo, lo hiciera así y pecase; y esto me diera mala reputación y pudieran burlarse de mí.
14 Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sambalat por lo que han hecho; y también de la profetisa Noadía y de los demás profetas que trataron de asustarme.
15 La muralla quedó terminada el día veinticinco de Elul, en cincuenta y dos días.
16 Cuando se enteraron todos nuestros enemigos y todas las naciones de alrededor lo vieron, les pareció una gran maravilla y reconocieron que esta obra había sido realizada por nuestro Dios.
17 En aquellos mismos días, los notables de Judá multiplicaron sus cartas a Tobías y recibían las de éste,
18 porque tenía en Judá muchos aliados, por ser yerno de Secanías, hijo de Araj, y por estar casado su hijo Juan con la hija de Mesulán, hijo de Berequías.
19 Incluso llegaron a hablar bien de Tobías en mi presencia y le repetían mis palabras. Y Tobías mandaba cartas para intimidarme.

Patrocinio

 
 

Introducción a Nehemías

Los libros de Esdras y Nehemías formaban un solo «libro de Esdras» en la Biblia hebrea y en los Setenta. Como ésta retenía el libro apócrifo griego de Esdras y lo ponía en el primer puesto (Esdras I), denomina Esdras II al libro de Esdras-Nehemías. En la época cristiana fue dividido en dos, costumbre que siguió la Vulgata, en la cual Esdras I equivalía a Esdras, y Esdras II a Nehemías; la misma Vulgata llama Esdras III al apócrifo griego de Esdras. La designación de los dos libros por sus dos personajes principales, Esdras y Nehemías, es todavía más reciente y se ha introducido en las ediciones impresas de la Biblia masorética.

Los libros de Esdras y Nehemías son, como se ha dicho, continuación de la obra del Cronista. Después de los cincuenta años de destierro, del que no habla, vuelve aquél a tomar el hilo de la historia en el momento en que el edicto de Ciro, 538 a. C., autoriza a los judíos a volver a Jerusalén para reconstruir el Templo. El regreso escalonado comienza inmediatamente, pero los trabajos del Templo se interrumpen por la oposición de los samaritanos y no se reanudan hasta Darío I; el Templo se acaba el 515. En el medio siglo inmediato, los esfuerzos para levantar las murallas de Jerusalén son obstaculizados por los mismos samaritanos, Esd 1-6. Bajo Artajerjes, Esdras, un escriba encargado de los asuntos judíos en la corte de Persia, llega a Jerusalén con una nueva caravana. Viene provisto de un decreto que le concede facultades para imponer a la comunidad la ley de Moisés, reconocida como ley real. Se ve precisado a tomar severas medidas contra los judíos que habían contraído matrimonio con mujeres extranjeras, Esd_4:7-10. Luego, Nehemías, copero de Artajerjes, logra que el rey le otorgue la misión de ir a Jerusalén para levantar las murallas. Rápidamente se concluye este trabajo, a pesar de la oposición de los enemigos, y se repuebla la ciudad Ne 1:1-7:72a. Entre tanto, Nehemías ha sido nombrado gobernador. Esdras hace una lectura solemne de la Ley, se celebra la fiesta de las Tiendas, el pueblo confiesa sus pecados y se compromete a observar la Ley, Ne 7:72b-10:40. Siguen algunas listas y medidas complementarias y la dedicación de la muralla, 11:1-13:3. Nehemías, después de haber vuelto de Persia, regresa para una nueva misión, durante la cual se ve obligado a reprimir algunos desórdenes que ya se han introducido en la comunidad, Neh_13:4-31 .

Se ve, por este resumen, que estos libros tienen mucha importancia para la historia de la Restauración judía después del Destierro. Los primeros caps. de Esdras completan las informaciones que se pueden sacar de los profetas Ageo, Zacarías y Malaquías. Los dos libros son la única fuente de que disponemos sobre la actividad de Esdras y Nehemías. La fecha de su composición es anterior a la de las Crónicas; pero, sobre todo, utilizan y citan textualmente documentos contemporáneos de los hechos: listas de repatriados o de la repoblación de Jerusalén, actas de los reyes de Persia, correspondencia con la corte y, sobre todo, el informe en que Esdras dio cuenta de su misión y la memoria justificativa de Nehemías.

A pesar de esta abundancia de fuentes, la exégesis de Esdras y Nehemías está erizada de dificultades, porque los documentos se presentan en ellos en un orden desconcertante. La lista de los inmigrantes se da dos veces, Esd 2 y Ne 7; en la sección de Esd_4:6-6:18, escrita en arameo, los sucesos del tiempo de Darío son referidos después de los sucesos de los reinados de Jerjes y Artajerjes, que, sin embargo, se sitúan en los cincuenta años siguientes. Los escritos procedentes de Esdras y Nehemías han sido fraccionados para luego reunirlos combinándolos. Utilizando las fechas concretas que se dan en ellos, el informe de Esdras puede restituirse en el orden siguiente: Esd 7:1-8/4:36; Ne 7:72-8:18; Esd 9:1-10:44; Ne 9:1-37.

Pero este documento ha sido rehecho por el Cronista, quien puso algunas partes en tercera persona, y ha recibido adiciones: la lista de los culpables de Esd_10:18 , Esd_10:20-44 y las plegarias de Esd_9:6-15 y Neh_9:6-37 . La memoria de Nehemías comprende los trozos siguientes: 1-2; 3:33-7:5; 12:27-13:31. El Cronista ha introducido un documento sobre la reconstrucción de las murallas, Neh_3:1-32 . La lista de los primeros sionistas, Neh_7:6-72 a, se repite en Esd 2. El cap. 10 es otro documento más de archivo que pone el sello al compromiso aceptado por la comunidad durante la segunda misión de Nehemías, 13. El marco del cap. 11 es una composición del Cronista, a la que se han añadido listas de la población de Jerusalén y de Judá y, en el cap. 12, listas de sacerdotes y levitas.

Se ve que el Cronista ha querido proceder por medio de series unitarias. En Esd 1-6, su objetivo principal es la reconstrucción del Templo bajo Darío: agrupa los regresos sucesivos de la cautividad, difumina la figura de Sesbasar en beneficio de Zorobabel, forma una especie de expediente antisamaritano. A lo largo de los libros, presenta a Esdras y Nehemías trabajando juntos en la realización de una misma obra.

Tales procedimientos literarios plantean graves problemas a los historiadores. La cuestión más discutida y más difícil atañe a la cronología de Esdras y Nehemías. Según el orden del libro, Esdras llegó a Jerusalén el 458, el año siete de Artajerjes I, Esd_7:8 ; Nehemías se le unió el 445, el año veinte del mismo rey, Neh_2:1 . Permaneció doce años, Neh_13:6 , es decir, hasta el 433; volvió a Persia por tiempo indeterminado y regresó para una segunda permanencia, también bajo Artajerjes I, que no murió hasta el 424. Hay buenos exegetas que conservan este orden tradicional, pero que, conforme a las indicaciones precisas del mismo libro, limitan a un año la misión de Esdras, y le hacen volverse antes de la llegada de Nehemías. Otros exegetas invierten este orden porque les parece que la obra de Esdras supone ya realizada la de Nehemías. Los datos que suministra Esdras se referirían no al reinado de Artajerjes I, como los de Nehemías, sino al reinado de Artajerjes II, y Esdras no habría llegado hasta el 398. Finalmente, algunos exegetas recientes, concediendo que Esdras haya venido después de Nehemías, pero negándose a reconocer un cambio de reinado del que nada dice el texto, hacen venir a Esdras entre las dos misiones de Nehemías, a costa de una corrección textual de Esd_7:8 : Esdras habría llegado, no en el año 7, sino en el 37 de Artajerjes, el 428.

Cada una de estas soluciones puede invocar buenos argumentos, pero también cada una de ellas tropieza con dificultades; el problema ha de seguir abierto. Sólo un punto es seguro: la actividad de Nehemías en Jerusalén desde el 445 al 433 a. C.

Por lo demás, para la inteligencia religiosa de los libros, es de interés secundario. De conformidad con la intención del autor, presentan un cuadro sintético, pero no engañoso, de la Restauración judía; y para comprender ésta, importa mucho más conocer las ideas que la animaron que el orden exacto de los hechos. Los judíos, beneficiándose de la política religiosa liberal que los Aqueménidas aplicaban en su imperio, vuelven a la Tierra Prometida, restablecen el culto, restauran el Templo, levantan las murallas de Jerusalén y viven en comunidad, gobernados por hombres de su raza y regidos por la Ley de Moisés. Ello no les exige más que una lealtad, fácil de guardar ante un poder central respetuoso con sus costumbres. Es un acontecimiento de gran importancia: se trata del nacimiendo del Judaísmo, preparado en las largas meditaciones del Destierro y ayudado por la intervención de hombres providenciales.

Después de Zorobabel, que reconstruyó el Templo, pero cuyos títulos mesiánicos, reconocidos por Ageo y Zacarías, Hag_2:23 ; Zac_6:12 s, calla el Cronista, los pioneros de esta restauración fueron Esdras y Nehemías. Esdras es en verdad el padre del Judaísmo, con sus tres ideas esenciales: la Raza elegida, el Templo y la Ley. Su ardiente fe y la necesidad de proteger a la comunidad renaciente explica la intransigencia de sus reformas y el particularismo que impuso a los suyos. Es el modelo de los escribas y su figura ha venido agrandándose en la tradición judía. Nehemías está al servicio de las mismas ideas, pero actúa en otro plano: en la Jerusalén restaurada y repoblada por él, ofrece a su pueblo la posibilidad y el placer de una vida nacional. En su memoria, más personal que el informe de Esdras, se nos muestra sensible y humano, arriesgándose personalmente, pero prudente y reflexivo, confiando en Dios, a quien ora con frecuencia. Dejó un gran recuerdo y Ben Sirá canta el elogio del «que nos levantó las murallas en ruinas», Sir_49:13 .

No ha de extrañarnos que, en esta reagrupación de la comunidad en torno al Templo y bajo la égida de la Ley, el Cronista haya visto una realización del ideal teocrático que él había proclamado en las Crónicas. Sabe que hay que esperar algo más; pero es que su dependencia de los documentos que reproduce es mayor que en las Crónicas: conserva su tono particularista que las circunstancias justifican, y, en relación con la esperanza mesiánica, respeta su silencio, inspirado sin duda en una honrada lealtad. Escribe en medio de este período de los siglos IV-III antes de nuestra era, que tan mal conocemos y en el que la comunidad de Jerusalén, replegada sobre sí misma, se reconstruye en silencio y adquiere hondura espiritual.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

Patrocinio

Notas

Nehemías 6,1
NOTAS

6 El cap. 6 es continuación del cap. 4.


Nehemías 6,6
NOTAS

6:6 (a) O Guesen, Neh_6:1; ver nota a Neh_2:19.

6:6 (b) Estas esperanzas pudieron ponerse de hecho en Nehemías. Existía el precedente de Zorobabel, Zac_6:9-15. -Omitimos al fin del v. «según sus palabras», ausente del griego.

Nehemías 6,7
NOTAS

6:7 Ageo y Zacarías habían apoyado así a Zorobabel.

Nehemías 6,9
NOTAS

6:9 «yo me reafirmé» versiones; «reafirma» hebr.

Nehemías 6,10
NOTAS

6:10 ¿«Detenido», o «confinado» o «arrebatado» en éxtasis? Quizá, simplemente, el profeta, impedido para acudir, llamara al gobernador para comunicarle su oráculo.

Nehemías 6,11
NOTAS

6:11 Todo el episodio resulta oscuro y probablemente está retocado por el redactor. Al parecer, Semaías aconseja a Nehemías que recurra al derecho de asilo anejo al altar del atrio, 1Re_1:50 s; 1Re_2:28 s, y más adelante extendido a todo el templo, Sal_27:5 (?); 1Ma_10:43. Pero, concretando el lugar, «el interior del santuario», donde no podía penetrar un laico, arrastra a Nehemías a una falta grave, Neh_6:11 y Neh_6:13, ver Núm_18:7.

Nehemías 6,13
NOTAS

6:13 Al principio se omite «para que éste sea comprado», glosa.

Nehemías 6,14
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jer_23:9-40; Zac_13:2 s

Nehemías 6,15
NOTAS

6:15 Comienzos de octubre del 445.

Nehemías 6,16
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sal_118:22-23; Sal_127:1

NOTAS

6:16 «lo vieron» varios mss; «temieron» hebr. -«les pareció una gran maravilla» wayyippale' conj.; «cayeron» wayyippelû hebr.