Daniel  5 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 30 versitos |
1
El festín de Baltasar
El rey Baltasar ofreció un gran banquete a mil de sus dignatarios y en presencia de ellos se puso a beber vino.
2 Bajo los efectos del vino, Baltasar mandó traer los vasos de oro y plata que su padre Nabucodonosor se había llevado del Templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey, sus dignatorios, sus mujeres y sus concubinas.
3 Trajeron, pues, los vasos de oro y plata tomados del templo, de la Casa de Dios, en Jerusalén y bebieron en ellos el rey, sus dignatarios, sus mujeres y sus concubinas.
4 Y mientras bebían vino, alababan a sus dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de madera y piedra.
5 De repente aparecieron unos dedos de mano humana que se pusieron a escribir frente al candelabro, en la cal del muro del palacio real, y el rey vio el trozo de mano que escribía.
6 Entonces el rey palideció, se le turbó la mente, se le aflojaron las articulaciones de las caderas y le entrechocaron las rodillas.
7 El rey a gritos mandó a buscar a los adivinos, magos y astrólogos, y dijo a los sabios de Babilonia: «El que lea y me interprete este escrito, será vestido de púrpura, llevará un collar de oro al cuello y ocupará el tercer lugar del reino.»
8 Acudieron todos los sabios del rey, pero fueron incapaces de leer e interpretar al rey el escrito.
9 Entonces el rey Baltasar se turbó mucho y cambió de color, y sus dignatarios quedaron desconcertados.
10 La reina, al oir las palabras del rey y de sus dignatarios, entró en la sala del banquete y dijo: «¡Viva el rey por siempre! Que no se turbe tu mente ni palidezca tu semblante.
11 En tu reino hay un hombre dotado de inspiración divina que ya en el reinado de tu padre demostró luz, inteligencia y sabiduría semejante a la de los dioses. Tu padre, el rey Nabucodonosor, lo nombró jefe de los magos, adivinos, hechiceros y astrólogos,
12 ya que este Daniel, a quien el rey puso el nombre de Baltasar, tenía un don extraordinario, un saber y una inteligencia capaces de interpretar sueños, de descifrar enigmas y de resolver problemas. Así pues, que llamen a Daniel y él dará la interpretación.»
13 Inmediatamente Daniel fue introducido ante el rey, y éste le preguntó: «¿Eres tú Daniel, uno de los judíos deportados que mi padre el rey trajo de Judá?
14 He oído decir que estás dotado de inspiración divina y que posees luz, inteligencia y una sabiduría extraordinaria.
15 Han traído a mi presencia a los sabios y adivinos para que leyeran y me interpretaran este escrito, pero han sido incapaces de descubrir su sentido.
16 He oído decir que tú puedes dar interpretaciones y resolver problemas. Pues bien, si logras leer e interpretarme este escrito, serás vestido de púrpura, llevarás un collar de oro al cuello y ocuparás el tercer lugar del reino.»
17 Daniel tomó la palabra y respondió al rey: «Quédate con tus regalos y da tus obsequios a otro, pues yo de igual manera leeré e interpretaré al rey este escrito.
18 Majestad, el Dios Altísimo dio a tu padre Nabucodonosor soberanía, poder, fama y honor.
19 Y en virtud de este poder, todos los pueblos, naciones y lenguas lo temían y temblaban ante él. Mataba o dejaba vivir a voluntad, ensalzaba y humillaba a su antojo.
20 Pero, como se volvió soberbio y arrogante, fue destronado y despojado de su gloria.
21 Fue apartado de los hombres y adquirió naturaleza animal; convivió con los asnos salvajes y comió hierba como los toros, con el cuerpo empapado por el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios Altísimo es el dueño de los reinos humanos y entroniza a quien quiere.
22 Pero tú, Baltasar, su hijo, aun sabiendo todo esto, no te has humillado,
23 sino que te has rebelado contra el Señor del Cielo y has mandado traer aquí los vasos de su templo, para beber en ellos junto con tus dignatarios, tus mujeres y tus concubinas. Habéis alabado a dioses de plata y oro, de bronce y hierro, de madera y piedra, que ni ven ni oyen ni entienden, pero no has honrado al Dios que tiene en sus manos tu vida y todos tus caminos.
24 Por eso Dios ha enviado esa mano que trazó este escrito.
25 Lo que está escrito es: Mené, Téquel y Perés .
26 Y ésta es su interpretación: Mené: Dios ha contado los días de tu reinado y les ha puesto fin;
27 Téquel: has sido pesado en la balanza y te falta peso;
28 Perés: tu reino se ha dividido y ha sido entregado a medos y persas.»
29 Entonces Baltasar mandó vestir de púrpura a Daniel, ponerle un collar de oro al cuello y proclamarlo como tercer mandatario del reino.
30 Aquella misma noche fue asesinado Baltasar, el rey de los caldeos.

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Introducción a Daniel 

Daniel.
Por su contenido, el libro de Daniel se divide en dos partes. Los caps. 1-6 son narrativos: Daniel y sus tres compañeros al servicio de Nabucodonosor, 1; el sueño de Nabucodonosor: la estatua compuesta de materiales diversos, 2; la adoración de la estatua de oro y los tres compañeros de Daniel en el horno, 3; la locura de Nabucodonosor, 4; el festín de Baltasar, 5; Daniel en la fosa de los leones, 6. En todos estos casos, Daniel o sus compañeros salen triunfantes de una prueba de la que depende su vida, o al menos su reputación, y los paganos glorifican a Dios que los ha salvado. Las escenas suceden en Babilonia, en los reinados de Nabucodonosor, de su «hijo» Baltasar y del sucesor de éste, «Darío el Medo». Las visiones de los caps. 7-12 tienen como beneficiario a Daniel: las Cuatro Bestias, 7; el Macho Cabrío y el Carnero, 8; las setenta Semanas, 9; la gran visión del Tiempo de la Cólera y del Tiempo del Fin, 10-12. Llevan la fecha de los reinados de Baltasar, de Darío el Medo y de Ciro, rey de Persia, y están localizadas en Babilonia.

De esta división se ha deducido alguna vez la existencia de dos escritos de épocas diferentes combinados por un editor. Pero otros indicios contradicen esta distinción. Los relatos están en tercera persona y Daniel mismo refiere las visiones, pero la primera visión, 7, está encuadrada entre una introducción y una conclusión en tercera persona. El comienzo del libro está en hebreo, pero en Dan_2:4 se pasa bruscamente al arameo, que prosigue hasta el fin de 7, invadiendo así la parte de las visiones; los últimos capítulos están otra vez en hebreo. Se han propuesto diversas explicaciones para esta dualidad de lengua, aunque ninguna resulta convincente. Por ejemplo, la división según el estilo (1ª o 3ª persona) y la división según la lengua (hebreo o arameo) no corresponden a la que se deduce del contenido (relatos o visiones). Por otra parte, el cap. 7 es comentado por el 8, pero es paralelo del cap. 2; su arameo es el mismo que el de los caps. 2-4, pero rasgos de su estilo reaparecen en los caps. 8-12, aunque están escritos en hebreo. Este cap. 7 forma, pues, un nexo entre las dos partes del libro y asegura su unidad. Además Baltasar y Darío el Medo aparecen en las dos partes del libro, originando las mismas dificultades para los historiadores. En fin, los procedimientos literarios y la línea del pensamiento son idénticos de un cabo al otro del libro, y esta igualdad es el argumento más fuerte en favor de la unidad de su composición.

La fecha de ésta queda fijada por el claro testimonio que da el cap. 11. Las guerras entre Seléucidas y Lágidas y una parte del reinado de Antíoco Epífanes se narran en él con gran lujo de detalles insignificantes para el propósito del autor. Este relato no se parece a ninguna profecía del Antiguo Testamento y, a pesar de su estilo profético, refiere sucesos ya ocurridos. Pero a partir de Dan_11:40 cambia el tono; se anuncia el «Tiempo del Fin» de una manera que recuerda a los otros profetas. El libro, pues, habría sido compuesto durante la persecución de Antíoco Epífanes y antes de la muerte de éste, incluso antes de la victoria de la insurrección macabea, es decir, entre el 167 y el 164.

Nada hay en el resto del libro que se oponga a esta fecha. Los relatos de la primera parte se sitúan en la época caldea, pero algunos indicios muestran que el autor está bastante lejos de los acontecimientos. Baltasar es hijo de Nabonid, y no de Nabucodonosor como dice el texto, y jamás ha tenido el título de rey. Darío el Medo es desconocido para los historiadores y no hay lugar para él entre el último rey caldeo y Ciro el persa, que había ya vencido a los Medos. El ambiente neobabilonio se describe con palabras de origen persa; incluso instrumentos de la orquesta de Nabucodonosor llevan nombres transcritos del griego. Las fechas que se dan en el libro no concuerdan entre sí ni con la historia, tal como la conocemos, y parecen puestas al frente de los capítulos sin mucha preocupación por la cronología. El autor se ha valido de tradiciones, orales o escritas, que circulaban en su época. Los manuscritos del mar Muerto contienen fragmentos de un ciclo de Daniel que está emparentado con el libro canónico, en especial una oración de Nabonid que recuerda Dan 3:31—4:34, donde el nombre de Nabucodonosor sustituye al de Nabonid. El autor, o sus fuentes, nombra como héroe de sus historias piadosas a un Daniel o Dan'el al que Eze_14:14-20 ; Eze_28:3 cita como a un justo o sabio de los tiempos antiguos y al que también conocían los poemas de Râs Samrâ en el siglo XIV antes de nuestra era.

Siendo el libro tan reciente, se explica su lugar en la Biblia hebrea. Ha sido admitido en ella después de la fijación del canon de los Profetas, y se le ha colocado entre Ester y Esdras, en el grupo heterogéneo de los «otros escritos» que forman la última parte del canon hebreo. Las Biblias griega y latina vuelven a colocarlo entre los profetas y le añaden algunas partes deuterocanónicas: el Salmo de Azarías y el Cántico de los tres jóvenes, Dan_3:24-90 , la historia de Susana, donde brilla el candor clarividente del joven Daniel, 13, las historias de Bel y de la serpiente sagrada que son sátiras de la idolatría, 14. La traducción griega de los Setenta (LXX) difiere grandemente de la de Teodoción (Teod.), que es muy afín al texto masorético.

La finalidad del libro es sostener la fe y la esperanza de los judíos perseguidos por Antíoco Epífanes. Daniel y sus compañeros se han visto sometidos a las mismas pruebas: abandono de las prescripciones de la Ley, 1, tentaciones de idolatría, 3 y 6; pero han salido victoriosos, y los antiguos perseguidores han tenido que reconocer el poder del verdadero Dios. Al perseguidor moderno se le pinta con rasgos más negros, pero cuando la Cólera de Dios quede satisfecha, Dan_8:19 ; Dan_11:36 , vendrá el Tiempo del Fin, Dan_8:17 ; Dan_11:40 , en que el perseguidor será abatido, Dan_8:25 ; Dan_11:45 . Entonces se acabarán las desdichas y el pecado, y tendrá lugar el advenimiento del Reino de los Santos, gobernado por un «Hijo de hombre», cuyo imperio jamás pasará, 7.

Esta espera del Fin, esta esperanza del Reino está presente a lo largo de todo el libro, Dan_2:44 ; Dan_3:33 (100) [ Dan_4:3 ]; Dan_4:31 [ Dan_4:34 ]; Dan_7:14 . Dios se ocupará de que llegue en el plazo que él ha fijado, pero que a la vez abarca toda la duración de la humanidad. Los momentos de la historia del mundo se convierten en momentos del plan divino en un plano eterno. El pasado, el presente, el futuro, todo se hace profecía, porque todo ello se ve a la luz de Dios «que hace alternar estaciones y tiempos», Dan_2:21 . Con esta visión, a la vez temporal e intemporal, el autor revela el sentido profético de la historia. Este secreto de Dios, Dan_2:18 , etc.; Dan_4:6 [ Dan_4:9 ], es descubierto por mediación de seres misteriosos, que son los mensajeros y agentes del Altísimo; la doctrina de los ángeles cobra fuerza en el libro de Daniel, como también en el de Ezequiel y sobre todo en el de Tobías. La revelación versa sobre el designio escondido de Dios para con su pueblo y todos los pueblos. Afecta tanto a las naciones como a los individuos. Un texto importante sobre la resurrección anuncia el despertar de los muertos a una vida o a un oprobio eternos, Dan_12:2 . El Reino que se espera se extenderá a todos los pueblos, Dan_7:14 , no tendrá fin, será el Reino de los Santos, Dan_7:18 , el Reino de Dios, Dan_3:33 (100); Dan_4:31 [ Dan_4:34 ], el Reino del Hijo de hombre, a quien se dio todo poder, Dan_7:13-14 .

Este misterioso Hijo de hombre, al que Dan_7:18 y 21-27 identifica con la comunidad de los Santos, es también su cabeza, el jefe del reino escatológico, pero no es el Mesías davídico. Esta interpretación individual se hizo corriente en el Judaísmo y la reiteró Jesús, que se aplicó el título de Hijo del hombre para recalcar el carácter trascendente y espiritual de su mesianismo, Mat_8:20 .

El libro de Daniel ya no representa a la verdadera corriente profética. No contiene la predicación de un profeta enviado por Dios con misión ante sus contemporáneos, fue compuesto e inmediatamente escrito por un autor que se oculta detrás de un seudónimo, como ocurre ya con el librito de Jonás. Las historias edificantes de la primera parte tienen parecido con una clase de escritos de sabiduría de las que tenemos un ejemplo antiguo en la historia de José del Génesis, y otro ejemplo reciente en el libro de Tobías, escrito poco antes que Daniel. Las visiones de la segunda parte ofrecen la revelación de un secreto divino, explicado por los ángeles, para los tiempos futuros, en un estilo intencionadamente enigmático; este «libro sellado», Dan_12:4 , inaugura plenamente el género apocalíptico, que había sido preparado por Ezequiel y que florecerá en la literatura judía. El Apocalipsis de San Juan es su equivalente en el Nuevo Testamento, pero aquí se rompen los sellos del libro cerrado, Ap 5-6, las palabras ya no se conservan en secreto, porque «el Tiempo está cerca», Apo_22:10 , y se espera la venida del Señor, Apo_22:20 ; 1Co_16:22 .

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

Daniel  5,1
NOTAS

5:1 El nombre babilonio es Bel-sar-usur «Bel protege al rey». El personaje histórico que llevó este nombre no fue el hijo de Nabucodonosor, sino el de Nabonido; pero no llevó el título de rey. Ver la Introducción a los profetas.


Daniel  5,2
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Dan_1:2

Daniel  5,4
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Apo_9:20

NOTAS

5:4 «y plata» Teod. y Vulg; omitido por aram.

Daniel  5,7
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Est_8:15; Dan_5:16; Dan_5:29

NOTAS

5:7 El título de «segundo» del rey existía en Babilonia, pero jamás se habla de un tercero. La expresión, oscura en arameo, debe de significar, aquí lo mismo que en Dan_5:29 y Dan_6:3 [Dan_6:2], que Daniel forma parte de un triunvirato ministerial, y no que ocupe el rango de tercero con respecto al rey.

Daniel  5,11
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Dan_4:5 [Dan_4:8]

NOTAS

5:11 Aram. añade: «tu padre, oh rey», omitido por las versiones.

Daniel  5,17
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Dan_2:6

Daniel  5,19
NOTAS

5:19 Daniel va a resumir el episodio narrado en el cap. 4.

Daniel  5,23
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Dan_5:4

[2] Sal_135:15-17; Isa_40:20+; Job_12:10

Daniel  5,25
NOTAS

5:25 El texto aram. repite Mené (contra LXX, Teod., Vulg. y Josefo y Dan_5:26-28, que parecen suponer tres términos y no cuatro) y trae parsin en lugar de Fares (contra los mismos): Bajo estas misteriosas palabras están los nombres de tres pesos o monedas orientales: una mina, un séquel y una media mina (perés), y los términos se prestarían a la serie de juegos de palabras de Dan_5:26-28, ya que mené sugiere el verbo maná (medir), téquel, el verbo saqal (pesar), y paras, a la vez el verbo perés (dividir) y el nombre de los persas. Sobre el sentido del párrafo no hay unanimidad: alusión al valor decreciente de los tres imperios que se suceden (babilonios, «medos» y persas), o de los tres reyes: Nabucodonosor, Evil Merodac y Baltasar (o también Nabucodonosor, Baltasar y los reyes de los «medos y persas»), o es un adagio antiguo cuyo sentido se nos escapa.

Daniel  5,31
NOTAS

6:1 «Darío el Medo» es desconocido de los historiadores, y Ciro el Persa había ya sometido a los medos cuando tomó Babilonia. Véase la Introducción.