Eclesiástico 18 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 32 versitos |
1
Grandeza de Dios y pequeñez del hombre.
El que vive eternamente todo lo creó por igual,
2 sólo el Señor puede ser proclamado justo.
4 A nadie concedió el poder de anunciar sus obras,
¿quién podrá descubrir sus maravillas?,
5 ¿quién podrá medir su inmensa grandeza?,
¿quién podrá narrar sus misericordias?
6 No hay nada que quitar, ni nada que añadir,
y no se pueden descubrir las maravillas del Señor.
7 Cuando el hombre termina, entonces empieza,
cuando se detiene, queda asombrado.
8 ¿Qué es el hombre?, ¿para qué sirve?,
¿cuál es su bondad y cuál su maldad?
9 Los días del hombre están contados,
mucho será si llega a los cien años.
10 Como gota de agua en el mar, como grano de arena,
son sus pocos años frente a la eternidad.
11 Por eso el Señor es paciente con los hombres,
y derrama sobre ellos su misericordia.
12 Él ve y sabe que su fin es miserable,
por eso multiplica su perdón.
13 La misericordia del hombre sólo alcanza a su prójimo,
la misericordia del Señor se extiende a todo el mundo.
Él reprende, adoctrina y enseña,
y guía, como un pastor, a su rebaño.
14 Se compadece de los que acogen su enseñanza,
y de los que se esfuerzan por cumplir sus preceptos.
15
Dar con amor.
Hijo, a tus favores no añadas reproches,
ni a tus dones palabras ofensivas.
16 ¿No mitiga el rocío el viento sofocante?
Así una buena palabra vale más que un regalo.
17 ¿No vale más la palabra que un buen regalo?
Pero el hombre caritativo sabe unir las dos cosas.
18 El necio reprocha sin caridad,
el don del envidioso hace llorar.
19
Reflexión y precaución.
Antes de hablar, infórmate;
antes de caer enfermo, cuídate.
20 Antes de juzgar, examínate a ti mismo,
y el día del juicio encontrarás perdón.
21 Antes de caer enfermo, humíllate,
y, si pecas, arrepiéntete.
22 Nada te impida cumplir un voto a su tiempo,
no esperes el día de la muerte para justificarte.
23 Antes de hacer un voto, prepárate;
no seas como el hombre que tienta al Señor.
24 Acuérdate de la ira de los últimos días,
y del momento del castigo, cuando Dios oculte su rostro.
25 En tiempo de abundancia recuerda la carestía,
y en tiempo de riqueza, piensa en la pobreza y la indigencia.
26 El tiempo corre de la mañana a la tarde,
y todo pasa veloz delante del Señor.
27 El sabio es precavido en todo,
y en la ocasión de pecado, se anda con cuidado.
28 Todo hombre prudente conoce la sabiduría,
y rinde honor al que la encuentra.
29 Los que hablan con prudencia se hacen sabios,
y de su boca llueven proverbios acertados.
30
Dominio de sí mismo.
No te dejes arrastrar por tus pasiones,
refrena tus deseos.
31 Si quieres satisfacer todos tus caprichos,
serás el hazmerreír de tus enemigos.
32 No te aficiones a la buena vida,
ni te dejes atrapar en sus redes.
33 No te arruines festejando con dinero prestado,
cuando tienes la bolsa vacía.

Patrocinio

 
 

Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO
Introducción
Este libro forma parte de la Biblia griega, pero no figura en el canon judío. Es, pues, uno de los libros deuterocanónicos admitidos por la Iglesia cristiana. Sin embargo, fue compuesto en hebreo. San Jerónimo lo conoció en su lengua original y los rabinos lo citaron. Cerca de dos tercios de este texto hebreo fueron encontrados en 1896 en los restos de varios manuscritos de la Edad Media procedentes de una antigua sinagoga de El Cairo. Pequeños fragmentos han aparecido más recientemente en una cueva de Qumrán y en 1964 se ha descubierto en Masada un largo texto que contiene 39:27-44:17 en escritura de comienzos del siglo I a. C. Por último, en 1982, se ha encontrado un nuevo folio que contiene 31:24-32:7 y 32:12-33:8. Las variantes de estos testigos entre sí y en relación con las traducciones griega y siríaca indican que el libro circuló muy pronto en diversas recensiones.

Dado el estado fragmentario del texto hebreo, nuestra traducción se ha hecho sobre el texto griego (más exactamente, sobre los tres principales manuscritos, Sinaítico, Alejandrino y Vaticano, que forman lo que se llama «texto recibido»), indicando en nota determinadas variantes del hebreo.

Su título latino, Ecclesiasticus (liber), es una denominación reciente (San Cipriano), que sin duda subraya el uso oficial que de él hacía la Iglesia, en contraposición con la Sinagoga. En griego, ver la firma, Sir_51:30 , el libro se llamaba «Sabiduría de Jesús Ben Sirá» y el autor es también nombrado en Sir_50:27 . Actualmente los estudiosos le llaman Ben Sirá o el Sirácida (según la forma griega Sirac). El nieto del autor explica en un prólogo, vv. 1-34, que tradujo el libro cuando vino a residir en Egipto el año 38 del rey Evergetes, v.27. No puede tratarse más que de Tolomeo VII Evergetes, y la fecha corresponde al año 132 a. C. Su abuelo, Ben Sirá, vivió, pues, y escribió hacia el 190-180. Un argumento interno confirma esta fecha: Ben Sirá hace del sumo sacerdote Simón un elogio basado en recuerdos personales, Sir_50:1-21 . Se trata de Simón II, que no murió antes del 200.

Palestina acababa de entrar bajo la dominación de los Seléucidas, el 198. La adopción de costumbres extranjeras, la helenización, era favorecida por una parte de la clase dirigente, y pronto pretendería imponerla por la fuerza Antíoco Epífanes (175-163). Ben Sirá opone a estas amenazadoras novedades toda la fuerza de la tradición. Él es un escriba que une el amor de la Sabiduría al de la Ley. Está lleno de fervor por el Templo y sus ceremonias, lleno de respeto por el sacerdocio, pero también conoce a fondo los libros sagrados, los Profetas y, sobre todo, los escritos sapienciales. Y él mismo ha querido ofrecer la instrucción de la sabiduría para todos los que la buscan, Sir_33:18 ; Sir_50:27 , ver el prólogo del traductor, vv. 7-14.

Por su forma, el libro está claramente en la línea de sus predecesores y de sus modelos. Si exceptuamos la parte que celebra la gloria de Dios en la naturaleza, 42:15-43:33, y en la historia, 44:1-50:29, el libro no es menos heterogéneo que las colecciones de los Proverbios o que el Eclesiastés. Los temas más diversos son abordados sin orden y con reiteraciones; son tratados como pequeños cuadros que, sin mucha trabazón, agrupan breves máximas. Se añaden al libro dos apéndices: un himno de acción de gracias, Sir_51:1-12 , y un poema sobre la búsqueda de la sabiduría, Sir_51:13-30 . El texto hebreo de este último trozo se ha encontrado en una cueva de Qumrán, incluido en un manuscrito del Salterio; este descubrimiento confirma que al principio existió por separado antes de su agregación al Eclesiástico.

La doctrina es tan tradicional como la forma. La sabiduría que predica Ben Sirá viene del Señor, su principio es el temor de Dios, forma a la juventud y procura la felicidad. Tiene las mismas incertidumbres que Job y el Eclesiastés sobre el destino humano y el problema de las sanciones. Tiene fe en la retribución, siente la importancia trágica de la hora de la muerte, pero no sabe aún cómo pagará Dios a cada uno según sus obras. Sobre la naturaleza misma de la Sabiduría divina, Sir_24:1-22 , prolonga las intuiciones de los Proverbios y de Job.

Pero Ben Sirá es un innovador cuando identifica a la Sabiduría con la Ley proclamada por Moisés, Sir_24:23-24 , como también lo hará el poema sapiencial de Baruc, Bar_3:9-4:4; a diferencia, pues, de sus predecesores, integra la sabiduría en la corriente legalista. Más aún, ve la observancia de la Ley en una práctica del culto, Sir_35:1-10 ; es un fervoroso ritualista.

Y también, a diferencia de los antiguos sabios, Ben Sirá medita sobre la Historia de Salvación, 44:1-49:16. Hace desfilar a las grandes figuras del Antiguo Testamento, desde Henoc hasta Nehemías. De tres de ellos, Salomón (a pesar de ser el primer sabio), Roboán y Jeroboán, emite el mismo severo juicio que la historia deuteronómica y, como ésta, condena en bloque a todos los reyes, excepto a David, Ezequías y Josías. Pero se siente orgulloso del pasado de su pueblo, se detiene sobre todo en los santos y recuerda los prodigios que Dios realizó por medio de ellos. Dios hizo con Noé, Abrahán, Jacob, Moisés, Aarón, Pinjás y David una alianza, que sin duda abarca a todo el pueblo, pero que asegura privilegios duraderos a ciertas familias, sobre todo sacerdotales. Porque siente hondamente el honor del sacerdocio, en su galería de antepasados concede un rasgo excepcional a Aarón y Pinjás, y concluye con el entusiasta elogio de un contemporáneo, el sumo sacerdote Simón. Evoca las glorias pasadas con cierta melancolía pensando en el presente, y a propósito de los Jueces y de los Profetas Menores, desea que «reflorezcan sus huesos en su tumba», Sir_46:12 ; Sir_49:10 , que tengan sucesores. Escribe en vísperas de la sublevación de los Macabeos, y si la ha vivido, ha podido pensar que sus deseos han sido escuchados.

En esta Historia de Salvación, Ben Sirá, que pone de relieve la noción de Alianza, no deja, por decirlo así, ningún resquicio para la esperanza en una salvación futura. Es verdad que en su oración de Sir_36:1-17 recuerda a Dios sus promesas y le pide que tenga misericordia de Sión y reúna las tribus de Jacob. Pero esta expresión de un nacionalismo profético es excepcional en el Sirácida. Como auténtico sabio, parece haberse resignado a la situación, humillante, pero apacible, a la que su pueblo se veía reducido. Confía en que llegará la liberación, pero ésta será el premio de la fidelidad a la Ley, no la obra de un Mesías salvador. Ben Sirá es el último testigo canónico de la sabiduría judía en Palestina. Es el representante por excelencia de aquellos jasidim, los «piadosos» del Judaísmo, ver 1Ma_2:42 *, que pronto defenderán su fe contra la persecución de Antíoco Epífanes y que mantendrán en Israel islotes fieles en los que germinará la predicación de Cristo. Aunque no fue aceptado en el canon hebreo, el Eclesiástico aparece frecuentemente citado en los escritos rabínicos; en el Nuevo Testamento, la epístola de Santiago toma de él muchas expresiones, el evangelio de San Mateo se refiere a él varias veces, y, hoy todavía, la liturgia se hace eco de esta antigua tradición de sabiduría.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

Patrocinio

Notas

Eclesiástico 18,2
NOTAS

18:2 Griego 248 añade: «no hay otro fuera de él. 3 Él gobierna el mundo con un gesto de la mano, todo obedece a su voluntad; porque él es el rey de todas las cosas y con su poder separa las cosas sagradas de las profanas».


Eclesiástico 18,6
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sir_42:21

Eclesiástico 18,7
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sal_139:17 s

NOTAS

18:7 Cuando el hombre ha agotado sus posibilidades de conocer a Dios y sus maravillas, todavía está empezando. Estas afirmaciones recuerdan las del Eclesiastés, pero la conclusión es muy distinta: para Ben Sirá, esta debilidad del hombre no hace sino afirmar la grandeza de Dios.

Eclesiástico 18,8
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sal_8:5 [Sal_8:4]

Eclesiástico 18,9
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sal_90:10; Sir_17:2

Eclesiástico 18,13
NOTAS

18:13 Ver 2Ma_6:13-16; Sab_12:19-22. El Judaísmo tardío sentía la preocupación de justificar las intervenciones divinas para castigar a los hombres. La misericordia universal de Dios y su carácter pedagógico, subrayados aquí, son una novedad en el AT.

Eclesiástico 18,15
NOTAS

18:15 Aquí se reanudan los consejos referidos al buen comportamiento. La exposición sobre la magnanimidad de Dios introduce una primera colección de máximas sobre el modo de hacer caridad.

Eclesiástico 18,21
NOTAS

18:21 La enfermedad es presentada con frecuencia como castigo del pecado. Por lo mismo, la conversión y el arrepentimiento son un medio para evitar la enfermedad.

Eclesiástico 18,22
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Deu_23:22-24 [Deu_23:21-23]; Ecl_5:3 [Ecl_5:4]

Eclesiástico 18,23
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Pro_20:25; Ecl_5:1-6 [Ecl_5:2-7]

Eclesiástico 18,24
NOTAS

18:24 El día de la muerte, ver Sir_1:13, mejor que el día del juicio. En general, a Ben Sirá no le importa mucho la escatología.

Eclesiástico 18,27
NOTAS

18:27 Es decir, cuando el pecado atrae al sabio.

Eclesiástico 18,29
NOTAS

18:29 Alusión a las colecciones de sabiduría como los Pr. -Al final del v., griego 248 añade: «de vida. Vale más la confianza en el único Señor que juntar a un muerto con un corazón muerto.»

Eclesiástico 18,32
NOTAS

18:32 Hebr.: «No te alegres por un placer pasajero (?), no sea que vengas a ser dos veces más pobre.»

Eclesiástico 18,33
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Pro_23:20-21