I Macabeos 15 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 41 versitos |
1
Carta de Antíoco VII. Cerco de Dora.
Envió Antíoco, hijo del rey Demetrio, desde las islas del mar, una carta a Simón, sacerdote y etnarca de los judíos, y a toda la nación,
2 redactada en los siguientes términos:
«El rey Antíoco saluda a Simón, sumo sacerdote y etnarca, y a la nación de los judíos.
3 Puesto que una peste de hombres ha venido a apoderarse del reino de nuestros padres, y he resuelto reivindicar mis derechos sobre él y restablecerlo como anteriormente estaba, y he reclutado fuerzas considerables y equipado navíos de guerra,
4 y quiero desembarcar en el país para encontrarme con los que lo han arruinado y han devastado muchas ciudades de mi reino,
5 ratifico ahora en tu favor todas las exenciones que te concedieron los reyes anteriores a mí y cuantas dispensas de otras donaciones te otorgaron.
6 Te autorizo a acuñar moneda propia de curso legal en tu país.
7 Jerusalén y el Lugar Santo sean libres. Todas las armas que has fabricado y las fortalezas que has construido y ocupas, queden en tu poder.
8 Cuanto debes al tesoro real y cuanto en el futuro dejes a deber, te sea perdonado desde ahora para siempre.
9 Y cuando hayamos ocupado nuestro reino, te honraremos a ti, a tu nación y al santuario con tales honores que vuestra gloria será conocida en toda la tierra.»
10 El año ciento setenta y cuatro partió Antíoco para el país de sus padres y todas las tropas se pasaron a él de modo que pocos quedaron con Trifón.
11 Antíoco se lanzó en su persecución y Trifón se refugió en Dora a orillas del mar,
12 porque veía que las desgracias se abatían sobre él y se encontraba abandonado de sus tropas.
13 Antíoco puso cerco a Dora con los ciento veinte mil combatientes y los ocho mil jinetes que consigo tenía.
14 Bloqueó la ciudad, y de la parte del mar se acercaron las naves, de modo que estrechó a la ciudad por tierra y por mar sin dejar que nadie entrase o saliese.
15
Retorno a Judea de la embajada a Roma y promulgación de la alianza con los romanos.
Entre tanto, regresaron de Roma Numenio y sus acompañantes trayendo cartas para los reyes y países, escritas de este modo:
16 «Lucio, cónsul de los romanos, saluda al rey Tolomeo.
17 Han venido a nosotros, en calidad de amigos y aliados nuestros, los embajadores de los judíos para renovar nuestra antigua amistad y alianza, enviados por el sumo sacerdote Simón y por el pueblo de los judíos,
18 y nos han traído un escudo de oro de mil minas.
19 Nos ha parecido bien, en consecuencia, escribir a los reyes y países que no intenten causarles mal alguno, ni les ataquen a ellos ni a sus ciudades ni a su país, y que no presten su apoyo a los que los ataquen.
20 Hemos decidido aceptar de ellos el escudo.
21 En caso de que individuos perniciosos huyan de su país y se refugien en el vuestro, entregadlos al sumo sacerdote Simón para que los castigue según su ley.»
22 Cartas iguales fueron remitidas al rey Demetrio, a Átalo, a Ariarates, a Arsaces
23 y a todos los países: a Sámpsamo, a los espartanos, a Delos, a Mindos, a Sición, a Caria, a Samos, a Panfilia, a Licia, a Halicarnaso, a Rodas, a Fasélida, a Cos, a Side, a Árados, a Gortina, a Cnido, a Chipre y a Cirene.
24 Redactaron además una copia de esta carta para el sumo sacerdote Simón.
25
Antíoco VII, sitiando Dora, se vuelve hostil a Simón, y le reprende.
El rey Antíoco, pues, tenía puesto cerco a Dora en los arrabales, lanzaba sin tregua sus tropas contra la ciudad y construía ingenios de guerra. Tenía bloqueado a Trifón y nadie podía entrar ni salir.
26 Simón le envió dos mil hombres escogidos para ayudarle en la lucha, además de plata, oro y abundante material.
27 Pero no quiso recibir el envío; antes bien rescindió cuanto había convenido anteriormente con Simón y se mostró hostil con él.
28 Envió a Atenobio, uno de sus amigos, a entrevistarse con él y decirle: «Vosotros ocupáis Jope, Gázara y la Ciudadela de Jerusalén, ciudades de mi reino.
29 Habéis devastado sus territorios, causado graves daños en el país y os habéis adueñado de muchas localidades de mi reino.
30 Devolved, pues, ahora las ciudades que habéis tomado y los impuestos de las localidades de que os habéis adueñado fuera de los límites de Judea.
31 O bien, pagad en compensación quinientos talentos de plata y otros quinientos talentos por los estragos que habéis causado y por los impuestos de las ciudades. De lo contrario, iremos y os declararemos la guerra.»
32 Llegó, pues, Atenobio, el amigo del rey, a Jerusalén y, al ver la magnificencia de Simón, su aparador con vajilla de oro y plata y todo el esplendor que le rodeaba, quedó asombrado. Le comunicó el mensaje del rey
33 y Simón le respondió con estas palabras: «Ni nos hemos apoderado de tierras ajenas ni nos hemos apropiado bienes de otros, sino de la heredad de nuestros padres. Por algún tiempo la poseyeron injustamente nuestros enemigos,
34 y nosotros, aprovechando una ocasión favorable, hemos recuperado la heredad de nuestros padres.
35 En cuanto a Jope y Gázara que nos reclamas, esas ciudades causaban graves daños al pueblo y asolaban nuestro país. Por ellas daremos cien talentos.» No respondió palabra Atenobio,
36 sino que se volvió furioso adonde el rey y le refirió la respuesta, la magnificencia de Simón y todo lo que había visto. El rey montó en violenta cólera.
37
El gobernador Cendebeo hostiga a Judea.
Trifón, embarcado en una nave, huyó a Ortosia.
38 Entonces el rey nombró a Cendebeo epistratega de la Zona Marítima y le entregó tropas de infantería y de caballería,
39 con la orden de acampar frente a Judea, construir Cedrón, fortificar sus puertas y combatir contra el pueblo. El rey partió en seguimiento de Trifón.
40 Cendebeo llegó a Yamnia y comenzó a hostigar al pueblo, efectuando incursiones por Judea, capturando prisioneros y asesinando.
41 Reconstruyó Cedrón, donde alojó caballería y tropas para recorrer en salidas los caminos de Judea, como se lo tenía ordenado el rey.

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Introducción a I Macabeos

LOS LIBROS DE LOS MACABEOS

Introducción
Los dos libros de los Macabeos no formaban parte del canon de la Escritura de los judíos, pero han sido reconocidos por la Iglesia cristiana como inspirados (libros deuterocanónicos). Se refieren a la historia de las luchas sostenidas contra los soberanos seléucidas para conseguir la libertad religiosa y política del pueblo judío. El título les viene del sobrenombre de Macabeo dado al héroe principal de esta historia, 1Ma_2:4 , y que también se aplicó a sus hermanos.

El Primer libro de los Macabeos fija en su introducción, 1-2 , los adversarios que se enfrentan: el helenismo invasor, que halla cómplices en algunos judíos, y la reacción de la conciencia nacional, adherida a la Ley y al Templo. Por un lado, Antíoco Epífanes que profana el Templo y desencadena la persecución; por el otro, Matatías que lanza el grito de guerra santa. El cuerpo del libro se divide en tres partes, consagradas a las actividades de los tres hijos de Matatías que sucesivamente se ponen a la cabeza de la resistencia. Judas Macabeo (166-160 a. C.), 3:1-9:22, obtiene una serie de victorias sobre los generales de Antíoco, purifica el Templo y logra para los judíos la libertad de vivir conforme a sus costumbres. Bajo Demetrio I, las intrigas del sumo sacerdote Alcimo le crean dificultades, pero continúan sus éxitos militares, y Nicanor, que quería destruir el Templo, es derrotado y muerto. Judas busca la alianza de los romanos para asegurar sus posiciones. Muere en el campo de batalla. Le sucede su hermano Jonatán (160-142), 9:23-12:53. Las maniobras políticas alcanzan entonces mayor importancia que las operaciones militares. Jonatán se aprovecha con habilidad de las rivalidades de los que pretenden el trono de Siria: es nombrado sumo sacerdote por Alejandro Balas, reconocido por Demetrio II y confirmado por Antíoco VI. Trata de concertar alianza con los romanos y los espartanos. Va dilatándose el territorio sometido a su control y parece asegurada la paz interior, cuando Jonatán cae en manos de Trifón, que le hace morir, así como al joven Antíoco VI. El hermano de Jonatán, Simón (142-134), 13:1-16:24, apoya a Demetrio II, que recupera el poder. Demetrio, y luego Antíoco VII, le reconocen como sumo sacerdote, estratega y etnarca de los judíos. Con esto, está ya conseguida la autonomía política. Estos títulos le son confirmados por un decreto del pueblo. Se renueva la alianza con los romanos. Es una época de paz y prosperidad. Pero Antíoco VII se vuelve contra los judíos, y Simón, con dos de sus hijos, es asesinado por su yerno, que creía hacer con esto un servicio al soberano.

La narración, pues, abarca cuarenta años, desde la subida de Antíoco Epífanes, el año 175, hasta la muerte de Simón, a quien sucede Juan Hircano, el 134 a. C. Se escribió en hebreo, pero sólo se conserva en una traducción griega. Su autor es judío de Palestina y ha compuesto su obra después del 134, pero antes de la toma de Jerusalén por Pompeyo el 63 a. C. Las últimas líneas del libro, 1Ma_16:23-24 , indican que fue escrito hacia el final del reinado de Juan Hircano, como fecha más temprana, probablemente hacia el año 100 a. C. Es un documento precioso para la historia de aquel tiempo, siempre que se tenga en cuenta el género literario, imitación de las antiguas crónicas de Israel, y las intenciones del autor. Porque, por mucho que se extienda en narrar los sucesos de la guerra y las intrigas políticas, el autor quiere relatar una historia religiosa. Considera las desgracias de su pueblo como castigo del pecado y atribuye a la asistencia de Dios los éxitos de sus adalides. Es un judío celoso de su fe y ha comprendido que ésta era la que estaba en juego en la lucha entre la influencia pagana y las costumbres de los padres. Es, pues, un decidido adversario de la helenización y se siente lleno de admiración por los héroes que han combatido por la Ley y por el Templo, y que han conquistado para el pueblo la libertad religiosa y luego la independencia nacional. Es el cronista de una lucha en que se salvó el Judaísmo, portador de la Revelación.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

I Macabeos 15,1
NOTAS

15:1 Antíoco VII se enteró en Rodas del cautiverio de su hermano Demetrio II. Criado en Cnido y Side, recibió el sobrenombre de Sidetes, pero en las monedas se titula Evergetes («benefactor»).


I Macabeos 15,5
NOTAS

15:5 Ver 1Ma_13:39. Antíoco incluye aquí, al menos implícitamente, las tasas debidas por los tres distritos, 1Ma_15:30 s, ver 1Ma_11:34+.

I Macabeos 15,6
NOTAS

15:6 De hecho, pronto fue revocado el privilegio (1Ma_15:27), y ninguna moneda judía hallada hasta hoy puede ser atribuida a Simón. Por el contrario, las pequeñas piezas de bronce a nombre de «Juan y la comunidad de los judíos» son abundantes; quizá son de Juan Hircano, hijo de Simón.

I Macabeos 15,10
NOTAS

15:10 139-138. -Las primeras monedas de Antíoco datan del 138; su desembarco tuvo lugar en el otoño del 139, llamado por su hermana política Cleopatra Thea.

I Macabeos 15,11
NOTAS

15:11 Al sur del Carmelo. Esta antigua capital de distrito, 1Re_4:11, seguía siendo un puerto próspero.

I Macabeos 15,15
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Ma_12:16; 1Ma_14:22; 1Ma_14:24; 1Ma_8:17

I Macabeos 15,16
NOTAS

15:16 Lucio Cecilio Metelo Calvo, cónsul del 142; su circular no está, pues, en su sitio, ver 1Ma_14:18.

I Macabeos 15,18
NOTAS

15:18 Habrá que entender sin duda «de (un valor de) mil minas (de plata)» —es decir, el equivalente de 44 kgs de oro; se conocen en efecto esos escudos decorativos— y corregir 1Ma_14:24 donde se lee: «de mil minas de peso», lo cual daría cerca de media tonelada de oro.

I Macabeos 15,22
NOTAS

15:22 Átalo II (159-138), rey de Pérgamo. Ariarates V (162-131), rey de Capadocia. Sobre Arsaces, ver 1Ma_14:2.

I Macabeos 15,23
NOTAS

15:23 Esta lista refleja perfectamente el estado político del Próximo Oriente hacia mediados del siglo II a.C. Junto a grandes reinos, había una multitud de ciudades (Side, en Panfilia, Sición, en el Peloponeso, etc.), islas (Delos, Samos, Rodas, Árados, la actual Ruad, al norte de Trípoli) y territorios (Caria, Licia, etc.) prácticamente independientes, donde existían cierto número de colonias judías. Chipre y Cirene eran aún egipcias, pero Roma no vacilaba en dirigirse directamente a los estados vasallos.

I Macabeos 15,28
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Ma_2:18+

NOTAS

15:28 La ciudadela de Jerusalén era suficientemente amplia como para merecer el nombre de ciudad, ver 1Ma_1:33. Simón se negará naturalmente a entregarla o a pagar impuesto por ella, pero sí consentirá en cuanto a las otras dos plazas fuertes que no formaban parte de Judea ni de los cuatro distritos 1Ma_15:29.

I Macabeos 15,29
NOTAS

15:29 En griego topos, término muy vago que aquí parece designar los cuatro distritos o «toparquías», ver 1Ma_11:57.

I Macabeos 15,35
NOTAS

15:35 «y asolaban nuestro país» 1 ms; «y nuestro país» o «y a nuestro país» conjunto del griego.

I Macabeos 15,37
NOTAS

15:37 Entre Trípoli y el río Eléuteros. En ella se han encontrado treinta y tres tetradracmas de Trifón, y la rareza de estas piezas autoriza a relacionarlas con su paso. Trifón huirá hasta Apamea, donde será muerto (a no ser que se suicidara, si se da más crédito a Estrabón que a Josefo).

I Macabeos 15,41
NOTAS

15:41 La actual Qatra, a 6 km al sudeste de Yamnia.