I Samuel 4 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 22 versitos |
1 La palabra de Samuel llegaba a todo Israel.
2. EL ARCA ENTRE LOS FILISTEOS
Derrota de los israelitas y captura del arca.
Salió Israel al encuentro de los filisteos para el combate y acamparon cerca de Eben Haézer, mientras que los filisteos habían acampado en Afec.
2 Se pusieron los filisteos en orden de batalla contra Israel; se libró un gran combate e Israel fue batido por los filisteos, que mataron, en campo abierto, cerca de cuatro mil hombres.
3 Volvió el pueblo al campamento, y los ancianos de Israel dijeron: «¿Por qué nos ha derrotado hoy Yahvé delante de los filisteos? Vamos a buscar en Siló el arca de la alianza de Yahvé; que venga en medio de nosotros y que nos salve del poder de nuestros enemigos.»
4 El pueblo envió a Siló y sacaron de allí el arca de Yahvé Sebaot que está sobre los querubines; estaban allí, con el arca de la alianza de Dios, los dos hijos de Elí, Jofní y Pinjás.
5 Cuando el arca de la alianza de Yahvé llegó al campamento, todos los israelitas lanzaron un gran clamor que hizo retumbar las tierras.
6 Los filisteos oyeron el estruendo del clamoreo y dijeron: «¿Qué significa este gran clamor en el campamento de los hebreos?» Y se enteraron de que el arca de Yahvé había llegado al campamento.
7 Temieron entonces los filisteos, porque se decían: «Dios ha venido al campamento.» Y exclamaron: «¡Ay de nosotros! Nunca había sucedido tal cosa.
8 ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos? ¡Éstos son los dioses que castigaron a Egipto con toda clase de plagas en el desierto!
9 ¡Cobrad ánimo y sed hombres, filisteos, para no tener que servir a los hebreos como ellos os han servido a vosotros; sed hombres y pelead!»
10 Trabaron batalla los filisteos. Israel fue batido y cada cual huyó a sus tiendas; la mortandad fue muy grande, cayendo de Israel treinta mil infantes.
11 El arca de Dios fue capturada y murieron Jofní y Pinjás, los dos hijos de Elí.
12
Muerte de Elí.
Un hombre de Benjamín salió corriendo del campo de batalla y llegó a Siló aquel mismo día, con los vestidos rotos y la cabeza cubierta de polvo.
13 Cuando llegó, estaba Elí en su asiento, a la puerta, atento al camino, porque su corazón temblaba por el arca de Dios. Vino, pues, este hombre a traer la noticia a la ciudad, y toda la ciudad comenzó a gritar.
14 Oyó Elí los gritos y preguntó: «¿Qué tumulto es éste?» Diose prisa el hombre y se lo anunció a Elí.
15 Contaba Elí noventa y ocho años, tenía las pupilas inmóviles y no podía ver.
16 El hombre dijo a Elí: «Vengo del campo de batalla, he huido hoy del campo.» Elí preguntó: «¿Qué ha pasado, hijo mío?»
17 El mensajero respondió: «Israel ha huido ante los filisteos. El ejército ha sufrido una gran derrota, también han muerto tus dos hijos y hasta el arca de Dios ha sido capturada.»
18 A la mención del arca de Dios, cayó Elí de su asiento, hacia atrás, junto a la puerta, se rompió la nuca y murió, pues era anciano y estaba ya torpe. Había sido juez en Israel durante cuarenta años.
19
Muerte de la mujer de Pinjás.
Su nuera, la mujer de Pinjás, estaba encinta y para dar a luz. Cuando oyó la noticia de que el arca de Dios había sido capturada y la muerte de su suegro y su marido, se encogió y dio a luz, pues la habían acometido sus dolores.
20 Estando a la muerte, las que la asistían le decían: «Ánimo, que es un niño lo que has dado a luz», pero ella no respondió ni prestó atención.
21 Llamó al niño Icabod, diciendo: «La gloria ha sido desterrada de Israel», aludiendo a la captura del arca de Dios, a su suegro y a su marido.
22 Y dijo: «La gloria ha sido desterrada de Israel, porque el arca de Dios ha sido capturada.»

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Introducción a I Samuel

Los libros de Samuel formaban una sola obra en la Biblia hebrea. La división en dos libros se remonta a la traducción griega que ha unido asimismo Samuel y Reyes bajo un mismo título: los cuatro libros de los Reinos; la Vulgata los llama los cuatro libros de los Reyes. El Samuel hebreo corresponde a los dos primeros. Este título proviene de la tradición que atribuía al profeta Samuel la composición de este escrito.

El texto es uno de los peor conservados del AT. La traducción griega de los Setenta da un texto bastante diferente, que se remonta a un prototipo del que las cuevas de Qumrán han proporcionado importantes fragmentos. Existían, pues, varias recensiones hebraicas de los libros de Samuel.

Se distinguen en él cinco partes:
a) Samuel, 1 S 1-7;
b) Samuel y Saúl, 1 S 8-15;
c) Saúl y David, 1 S 16 a 2 S 1;
d) David, 2 S 2-20;
e) suplementos, 2 S 21-24.

La obra combina o yuxtapone diversas fuentes y tradiciones sobre los comienzos del período monárquico. Hay una historia del arca y de su cautiverio entre los filisteos, 1 S 4-6, en la que no aparece Samuel y que proseguirá en 2 S 6. Está enmarcada por un relato de la infancia de Samuel, 1 S 1-3, y por otro relato que presenta a Samuel como el último de los Jueces y anticipa la liberación del yugo filisteo, 7. Samuel desempeña un papel esencial en la historia de la institución de la realeza, 1 S 8-12, donde se han distinguido desde hace tiempo dos grupos de tradiciones: 9; 1Sa_10:1-16 ; 11, por una parte, y 8; 1Sa_10:17-24 ; 12, por otra. Al primer grupo se le ha denominado versión monárquica del acontecimiento, y al segundo, versión antimonárquica; esta última sería posterior. En realidad ambas tradiciones son antiguas y solamente representan tendencias diferentes; además, la segunda corriente no es tan antimonárquica como se afirma, sino que solamente se opone a una realeza que no respetaría los derechos de Dios. Las guerras de Saúl contra los filisteos son narradas en 13-14, con una primera versión del rechazo de Saúl, 1Sa_13:7 a; una segunda versión de este rechazo se da en 15, en conexión con una guerra contra los amalecitas. Este rechazo prepara la unción de David por Samuel, 1Sa_16:1-13 . Sobre los comienzos de David y sus desavenencias con Saúl, se han recogido tradiciones paralelas y, al parecer, de igual antigüedad en 1Sa 16:14 - 2 S 1, donde los duplicados son frecuentes. El final de esta historia se encuentra en 2 S 2-5: el reinado de David en Hebrón, la guerra filistea y la toma de Jerusalén aseguran la confirmación de David como rey sobre todo Israel, 2Sa_5:12 . El cap. 6 prosigue la historia del arca; la profecía de Natán, 7, es antigua, pero ha sido retocada; el cap. 8 es un resumen redaccional. En 2 S 9 se inicia una larga narración que no concluirá hasta el comienzo de Reyes, 1R 1-2. Es la historia de la familia de David y de las luchas en torno a la sucesión al trono, escrita por un testigo ocular, en la primera mitad del reinado de Salomón. Queda interrumpida por 2 S 21-24, que agrupa trozos de origen diverso sobre el reinado de David.

Es posible que desde los primeros siglos de la monarquía hayan tomado cuerpo, además de la gran historia de 2 S 9-20, otras agrupaciones literarias: un primer ciclo de Samuel, dos historias de Saúl y David. Es posible, asimismo, que estos conjuntos hayan sido combinados en torno al año 700, pero los libros no recibieron su forma definitiva hasta que fueron incorporados a la gran historia deuteronomista. Sin embargo, la influencia del Deuteronomio resulta aquí menos visible que en Jueces y Reyes. Se la descubre particularmente en los primeros capítulos de la obra, especialmente en 1Sa_2:22-36 ; 7 y 12, quizá en una modificación de la profecía de Natán, 2 S 7; pero el relato de 2 S 9-20 se ha conservado casi sin retoque.

Los libros de Samuel abarcan el período que va de los orígenes de la monarquía israelita al final del reinado de David. La expansión de los filisteos (la batalla de Afec, 1 S 4, se sitúa hacia el 1050) ponía en peligro la existencia misma de Israel e impuso la monarquía. Saúl, hacia el 1030, es, en un principio, como un continuador de los Jueces, pero su reconocimiento por todas las tribus le confiere una autoridad universal y permanente: ha nacido la realeza. Comienza la guerra de liberación y los filisteos son arrojados hasta su territorio, 1 S 14; los encuentros ulteriores tienen lugar en los confines del territorio israelita, 1 S 17 (valle del Terebinto), 28 y 31 (Gelboé). Este último combate acaba en desastre y en él muere Saúl, hacia el 1010. La unidad nacional se ve de nuevo comprometida, David es consagrado rey en Hebrón por los de Judá, y las tribus del Norte le oponen a Isbaal, descendiente de Saúl, refugiado en Transjordania. Sin embargo, el asesinato de Isbaal hace posible la unión, y David es reconocido rey por Israel.

El segundo libro de Samuel no da más que un resumen de los resultados políticos del reinado de David: fueron, sin embargo, considerables. Los filisteos fueron definitivamente rechazados, la unificación del territorio concluye con la absorción de los enclaves cananeos, y en primer lugar Jerusalén, que se convirtió en la capital política y religiosa del reino. Fue sometida Transjordania, y David extendió su dominio sobre los arameos de Siria meridional. Con todo, cuando murió David, hacia el 970, la unidad nacional no estaba verdaderamente consolidada; David era rey de Israel y de Judá y estas dos fracciones se oponían a menudo: la rebelión de Absalón fue sostenida por las gentes del Norte, el benjaminita Seba quiso sublevar al pueblo al grito de «A tus tiendas, Israel». Se presiente ya el cisma.

Estos libros traen un mensaje religioso; exponen las condiciones y las dificultades de un reino de Dios sobre la tierra. El ideal sólo se ha conseguido bajo David; este logro ha sido precedido por el fracaso de Saúl y será seguido por todas las infidelidades de la monarquía, que atraerán la condenación de Dios y provocarán la ruina de la nación. A partir de la profecía de Natán, la esperanza mesiánica se ha alimentado de las promesas hechas a la casa de David. El NT se refiere a ellas tres veces, Hch_2:30 , 2Co_6:18 , Heb_1:5 . Jesús es descendiente de David, y el nombre de hijo de David que le da el pueblo es el reconocimiento de sus títulos mesiánicos. Los Padres han establecido un paralelo entre la vida de David y la de Jesús, el Cristo, el Ungido, elegido para salvación de todos, rey del pueblo espiritual de Dios y, sin embargo, perseguido por los suyos.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

I Samuel 4,1
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jos_13:2+; 1Sa_29:1

NOTAS

4:1 (a) Esta historia, 1Sa_4:1-7, no tiene apenas relación con la precedente, salvo en las menciones de Siló, de Elí y de sus hijos. Samuel aparece al comienzo (1Sa_4:1 a) y al final de esta sección (1Sa_7:2-17) como dominando todo el periodo. El arca (ver Éxo_25:10+ y 2Sa_6:7+) es ahora el asunto principal. Por su contenido, su marco geográfico y su humor respecto a los filisteos, el relato se parece a la historia de Sansón, Jc 13-16.

4:1 (b) Actualmente Rosh el-Ain, a 25 km al oeste de Jerusalén.


I Samuel 4,3
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Núm_10:35 s; 2Sa_11:11

NOTAS

4:3 (a) La palabra «pueblo» designa aquí al conjunto de los hombres armados para la guerra, según el uso frecuente en los relatos bélicos.

4:3 (b) El arca es la señal de la presencia de Yahvé, 1Sa_4:7; pero este mismo v. indica que sólo excepcionalmente acompañaba al ejército, ver Jos_6:6; 2Sa_11:11.

I Samuel 4,4
NOTAS

4:4 Primera mención de este título, que aparece relacionado con el santuario de Siló, ver 1Sa_1:3+. Los querubines son las efigies aladas que flanqueaban los tronos divinos o reales en la antigua Siria. En Siló, como en el templo de Jerusalén, 1Re_8:6, los querubines y el arca son el trono de Yahvé, la sede o «asiento» de su presencia invisible.

I Samuel 4,5
NOTAS

4:5 Este grito guerrero y religioso formaba parte del ritual del arca, ver Núm_10:5+.

I Samuel 4,8
NOTAS

4:8 El redactor considera que los filisteos son politeístas, lo que permite comprender la presencia de un plural desusado.

I Samuel 4,13
NOTAS

4:13 Traducido según el griego; el hebr. se halla corrompido.

I Samuel 4,18
NOTAS

4:18 Elí es impropiamente comparado con los Jueces de Israel, ver Jue_3:7+. «Cuarenta años» es un número redondo que expresa el tiempo de una generación.

I Samuel 4,19
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Gén_35:16 s

I Samuel 4,21
NOTAS

4:21 En hebr. 'ê-kabôd = «¿Dónde está la gloria?». Esta gloria es la de Yahvé, que tiene su trono sobre el arca.