Genesis 28 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 22 versitos |
1

Ciclo Patriarcal: Jacob
Jacob peregrino

Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le dio instrucciones:
– No te cases con una mujer cananea.
2 Vete a Padán Aram, a casa de Betuel, tu abuelo materno, y cásate con una de las hijas de Labán, tu tío materno.
3 El Dios Todopoderoso te bendiga, te haga crecer y multiplicarte hasta ser un grupo de tribus.
4 Él te conceda la bendición de Abrahán, a ti y a tu descendencia, para que poseas la tierra que has recorrido, que Dios entregó a Abrahán.
5 Isaac, pues, despidió a Jacob, el cual se dirigió a Padán Aram, a casa de Labán, hijo de Betuel arameo, hermano de Rebeca, la madre de Jacob y Esaú.
6 Se enteró Esaú de que Isaac había bendecido a Jacob y lo había enviado a Padán Aram para que se buscase allí una mujer, y que, al bendecirlo, le había encargado que no se casase con una mujer cananea;
7 y que Jacob, obedeciendo a su padre y su madre, se había dirigido a Padán Aram.
8 Esaú comprendió que las cananeas no agradaban a su padre Isaac.
9 Entonces Esaú se dirigió a Ismael y, además de las que tenía, tomó por mujer a Majlá, hija de Ismael, hijo de Abrahán, y hermana de Nebayot.
10

Jacob en Betel
Os 12,5; Sab 10,10

Jacob salió de Berseba y se dirigió a Jarán.
11 Acertó a llegar a un lugar; y como se había puesto el sol, se quedó allí a pasar la noche. Tomó una piedra del lugar, se la puso como almohada y se acostó en aquel lugar.
12 Tuvo un sueño: una escalinata, plantada en tierra, tocaba con el extremo el cielo. Mensajeros de Dios subían y bajaban por ella.
13 El Señor estaba en pie sobre ella y dijo:
– Yo soy el Señor, Dios de Abrahán tu padre y Dios de Isaac. La tierra en la que te encuentras te la daré a ti y a tu descendencia.
14 Tu descendencia será como el polvo de la tierra; te extenderás a occidente y oriente, al norte y al sur. Por ti y por tu descendencia todos los pueblos del mundo serán benditos.
15 Yo estoy contigo, te acompañaré adonde vayas, te haré volver a este país y no te abandonaré hasta cumplirte cuanto te he prometido.
16 Despertó Jacob del sueño y dijo:
– Realmente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía.
17 Y añadió aterrorizado:
–¡Qué terrible es este lugar! Es nada menos que casa de Dios y Puerta del Cielo.
18 Jacob se levantó de mañana, tomó la piedra que le había servido de almohada, la colocó como piedra conmemorativa y derramó aceite en la punta.
19 Y llamó al lugar Casa de Dios – la ciudad se llamaba antes Luz– .
20 Jacob pronunció una promesa:
– Si Dios está conmigo y me guarda en el viaje que estoy haciendo y me da pan para comer y vestido con que cubrirme,
21 y si vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios,
22 y esta piedra conmemorativa que acabo de erigir será una casa de Dios y te daré un diezmo de todo lo que me des.

Patrocinio

 
 

Introducción a Genesis

PENTATEUCO

La tradición judía y los Evangelios lo llaman Torá, o sea, Ley, Instrucción. También se llama «libro de Moisés», o «Pentateuco» en alusión a los cinco rollos o estuches donde se guardaba el texto escrito en papiro o pergamino. Por su contenido, es una historia ambiciosa que comienza con la creación del mundo y termina con la muerte de Moisés, cuya narración se ve interrumpida al acoger diversos cuerpos legales con un genérico propósito fundacional.
El Pentateuco es palabra narrativa que funda historia y con ello conciencia de pueblo, funda un patrimonio común y compartido. Es ley que crea una comunidad humana distinta y organizada. La historia es ley en cuanto sustenta y dirige la vida de un pueblo; la ley configura la historia y pertenece a ella, no es la versión mítica de un orden cósmico que está fuera del tiempo.

División del Pentateuco. La división en cinco rollos es funcional, se guía por el tema y por el tamaño; útil un tiempo para el manejo, más adelante para la cita, sin embargo, hay otras divisiones que penetran más en la naturaleza del libro, como:
1.La división en unidades, que iremos dando en sucesivas introducciones y títulos.
2.Los cuatro cuerpos o fuentes literarias que la investigación del s. XIX designó con las siglas J (Yahvista), E (Elohísta), D (Deuteronomista), y P (Sacerdotal), pertenecientes a los s. X, IX, VII y V a.C. respectivamente. Según esta hipótesis, que hoy se mantiene como la más razonable y comúnmente aceptada, el Pentateuco actual es el resultado de la fusión de estas cuatro fuentes en un relato unificado.
El autor final compone unas veces yuxtaponiendo o insertando bloques, otras, conservando duplicaciones narrativas, y finalmente, trenzando dos o más relatos en una línea continuada. Separar hoy las piezas integrantes y asignarlas una determinada fuente es tarea relativamente fácil cuando se trata de bloques, no muy difícil cuando se encuentran duplicados, cada vez más arriesgada cuando se quieren destrenzar párrafos, frases, y palabras.
3.Más adelante, la investigación descubrió que las supuestas fuentes no eran documentos originales, sino a su vez colecciones de textos previos. Las fuentes resultaban representar escuelas teológicas y literarias, ser compilaciones de textos oficiales o confluencia de tradiciones orales. La investigación se desplazó a trazar la pista evolutiva de las tradiciones precedentes o subsistentes después de la primera fijación escrita.

Género literario y autor. En cuanto al genero literario, encontramos en estos libros gran variedad: 1. Géneros narrativos como la leyenda o saga, el relato idílico, patético, humorístico, heroico, épico. 2. Leyes, códigos y listas. 3. Bendiciones, plegarias, emblemas, odas. 4. Textos cúlticos de celebración, de catequesis, de predicación.
Tal variedad de géneros produce su correspondiente variedad de estilos que puede desconcertar al lector, el cual encuentra junto a páginas maestras de narración, listas de nombres, minuciosas descripciones de instrumental litúrgico, normas extrañas, exhortaciones reiterativas. El resultado es una obra fascinadora, amena, entretenida, aburrida, pesada... Un inmenso paisaje con cumbres narrativas y barrancos polvorientos, con sendas llanas y veredas escabrosas.
Más que una obra, el Pentateuco parece una colección de piezas heterogéneas: registros de archivo, códigos legales o litúrgicos, documentos jurídicos, poemas, relatos. Con todo, la narración es el elemento importante: desde la vocación de Abrahán hasta la muerte de Moisés, fluye un relato serpenteante, accidentado y bien orientado, produciendo páginas que pertenecen a lo mejor de la literatura universal.
Es claro que el libro no tiene un autor en el sentido normal del término. Podemos pensar en Moisés como origen remoto de corrientes literarias: la corriente narrativa que cuenta los sucesos con entusiasmo religioso, la actividad legal, la corriente parenética o de exhortación. Mentalmente podemos pensar en un coro jerárquico de verdaderos autores anónimos, que a lo largo de siglos han contribuido a esta magna obra.

Mensaje religioso. El Pentateuco es uno de los libros fundamentales de nuestra fe y de la fe del pueblo judío. La convicción de que Dios es el protagonista de la historia afecta profundamente a toda la obra. Dios es quien la pone en movimiento y la dirige con su acción y más aún con su palabra; es también protagonista de la Ley, como legislador, garante y sancionador último. Pero Dios es un protagonista que actúa suscitando verdaderos protagonistas humanos: sean individuos de notable personalidad, sea el pueblo escogido como agente de una historia vivida y narrada.
Toda la obra del Pentateuco, desde la creación hasta las promesas y las alianzas, pone ya el fundamento de lo que será toda la Biblia: la revelación del amor de Dios por el ser humano. Por amor lo creó a su imagen y semejanza; por amor lo llamó a mantener una relación personal con Él, y por amor se comprometió en la historia humana, haciendo de ésta una historia de salvación: «Si el Señor se enamoró de ustedes y los eligió... fue por puro amor» ( Deu_7:7 s).


GENESIS

La tradición judía designa este primer libro de la Biblia con el nombre de «Bereshit», palabra con la cual comienza en su original hebreo. La posterior traducción a la lengua griega (s. III a.C.) lo denominó con la palabra «Génesis», y así pasó también a la lengua latina y a nuestra lengua castellana. La palabra «Génesis» significa «origen o principio».
De algún modo, corresponde al contenido del libro, ya que sus temas principales pretenden mostrarnos en un primer momento, el origen del mundo, por creación; el origen del mal, por el pecado; y el origen de la cultura, de la dispersión de los pueblos, y de la pluralidad de las lenguas. En un segundo momento, el origen de la salvación por la elección de un hombre, que será padre de un pueblo; después, la era patriarcal, como prehistoria del pueblo elegido: Abrahán, Isaac, Jacob, y también José.
Al comenzar la obra con la creación del mundo, el autor responsable de la composición actual hace subir audazmente la historia de salvación hasta el momento primordial, el principio de todo, en un intento de dar respuesta a los grandes enigmas que acosan al ser humano: el cosmos, la vida y la muerte, el bien y el mal, el individuo y la sociedad, la familia, la cultura y la religión. Tales problemas reciben una respuesta no teórica o doctrinal, sino histórica, de acontecimientos. Y de esta historia la humanidad es la responsable. Pero tal historia está soberanamente dirigida por Dios, para la salvación de toda la humanidad.

División del libro. El libro se puede dividir cómodamente en tres bloques: orígenes (1-11), ciclo patriarcal (12-36), y ciclo de José (37-50). A través de estos bloques narrativos el autor va tejiendo una historia que es al mismo tiempo su respuesta religiosa a los enigmas planteados.
El bien y el mal. Dios lo crea todo bueno (1); por la serpiente y la primera pareja humana entra el mal en el mundo (2s); el mal desarrolla su fuerza y crece hasta anegar la tierra; apenas se salva una familia (4-11). Comienza una etapa en que el bien va superando al mal, hasta que al final (50), incluso a través del mal, Dios realiza el bien. Ese bien es fundamentalmente vida y amistad con Dios.
Fraternidad. El mal en la familia humana se inaugura con un fratricidio (4) que rompe la fraternidad primordial; viene una separación de hermanos (13; 21), después una tensión que se resuelve en reconciliación (27-33); falla un intento de fratricidio (37) y lentamente se recompone la fraternidad de los doce hermanos (42-50).
Salvación. El pecado atrae calamidades, y Dios suministra medios para que se salven algunos: del diluvio, Noé en el arca (6-9); del hambre, Abrahán en Egipto (12); del incendio, Lot (19); del odio y la persecución, Jacob en Siria (28-31); de la muerte, José en Egipto (37); del hambre, sus hermanos en Egipto (41-47). Esta gravitación de los semitas hacia Egipto tiene carácter provisional hasta que se invierta la dirección del movimiento.
Muchas narraciones y personajes del Génesis han adquirido en la tradición cristiana un valor de tipos o símbolos más allá de la intención inmediata de los primeros narradores.

Historia y arqueología. La historia profana no nos suministra un cuadro donde situar los relatos del Génesis. Las eras geológicas no encajan en la semana laboral y estilizada de Gn 1. El capítulo 4 expone unos orígenes de la cultura donde surgen simultáneamente agricultores y pastores, donde la Edad del Bronce y la del Hierro se superponen, dejando entrever o sospechar una era sin metales.
Los Patriarcas tienen geografía, pero no historia (y el intento de Gn 14 no mejora la información). José está bien ambientado en Egipto, sin distinguirse por rasgos de época o dinastía.
La arqueología ha podido reunir unos cuantos datos, documentos, monumentos, pinturas, en cuyo cuadro genérico encajan bien los Patriarcas bíblicos; ese cuadro se extiende varios siglos (XIX-XVI a.C.). Hay que citar, sobre todo, los archivos de Mari (s. XVIII a.C.), los de Babilonia, testimonios de una floreciente cultura religiosa, literaria y legal, heredada en gran parte de los sumerios. Este material nos ofrece un magnífico marco cultural para leer el Génesis, aunque no ofrece un marco cronológico.
Cuando se piensa que los semitas han sucedido a los sumerios, que los amorreos (occidentales) dominan en Babilonia y desde allí en Asiria, que la cultura babilónica se transmite por medio de los hurritas al imperio indoeuropeo de los hititas, se comprende mejor lo que es la concentración narrativa del Génesis.

Mensaje religioso. Dios intervine en esta historia profundamente humana como verdadero protagonista. En muchos rasgos actúa a imagen del ser humano, pero su soberanía aparece sobre todo porque su medio ordinario de acción es la palabra. La misma palabra que dirige la vida de los Patriarcas, crea el universo con su poder.
La aparición de Dios es misteriosa e imprevisible. Es la Palabra de Dios la que establece el contacto decisivo entre el ser humano y su Dios. Como la Palabra de Dios llama e interpela a la persona libre, el hombre y la mujer quedan engranados como verdaderos autores en la historia de la salvación.
La Palabra de Dios es mandato, anuncio, promesa. El ser humano debe obedecer, creer, esperar: esta triple respuesta es el dinamismo de esta historia, tensa hacia el futuro, comprometida con la tierra y comprometida con Dios, intensamente humana y soberanamente divina.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Patrocinio

Notas

Genesis 28,1-9Jacob peregrino. Los versículos 3s conforman la bendición que se esperaba en 27,27. Los versículos 5-9 parecen ignorar todo el capítulo 27. Esaú no parece conocer los gustos de su padre o, mejor dicho, las normas y limitaciones que su grupo familiar se ha impuesto: no casarse con mujeres cananeas. El recurso literario para emparentar a los edomitas con los ismaelitas consiste en que Esaú toma por mujer a Majlá, hija de Ismael, hijo de Abrahán (9). La diversidad de puntos de vista que hay en estos primeros versículos refleja la diversidad de tradiciones y de épocas en la reflexión sobre los patriarcas y sobre las experiencias históricas del pueblo. Así, por ejemplo, en 27,42s Rebeca aconseja a su hijo Jacob que huya a Jarán a casa de sus padres para escapar de la venganza de Esaú, mientras que en 28,2 es Isaac quien envía a su hijo a casa de sus parientes maternos para que se case allá. Esta insistencia en evitar matrimonios con mujeres no israelitas podría reflejar la época exílica (587-534 a.C.) y postexílica, cuando la preocupación por la recta observancia de la Ley se fue convirtiendo casi en una obsesión, hasta el punto de cerrarse completamente a cualquiera que no fuera descendiente de la nación judía.


Genesis 28,10-22Jacob en Betel. Dios se aparece a Jacob en sueños, una forma común de comunicación de Dios en la Biblia. La aparición divina o teofanía tiene por objeto ratificar en Jacob las promesas divinas hechas a Abrahán y a Isaac. Todos los elementos que conforman este relato eran familiares y conocidos en el contexto del Antiguo Cercano Oriente: pasar la noche al descampado después de todo un día de camino en los viajes que demoraban varias jornadas; acogerse a los espíritus buenos y a las divinidades favorables de cada lugar; erigir estelas o piedras que adquirían un carácter de memorial o testimonio; dejar establecida una cierta relación con el territorio mediante la erección de un santuario.
Los redactores del Génesis tienen un particular interés en establecer esta teofanía precisamente aquí, en Betel, lugar muy significativo para el reino del norte, así como Berseba, Siquén y Hebrón lo son en el ciclo de Abrahán y, por tanto, para el reino del sur.