Genesis 34 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 31 versitos |
1

Dina en Siquén
Éx 22,15s; Dt 22,28s; 2 Sm 13; Jdt 9,2-4

Un día salió Dina, la hija que Lía dio a Jacob, a ver las mujeres del país.
2 La vio Siquén, hijo de Jamor heveo, príncipe del país, la agarró, se acostó con ella y la violó.
3 Cautivado por ella y enamorado de ella, cortejó a la muchacha.
4 Siquén habló a su padre Jamor:
– Consígueme esa chica como mujer.
5 Jacob oyó que su hija Dina había sido violada; pero, como sus hijos estaban en el campo con el ganado, esperó en silencio a que volvieran.
6 Jamor, padre de Siquén, salió a visitar a Jacob para hablar con él.
7 Los hijos de Jacob volvían del campo; cuando aquellos hombres oyeron la noticia se enfurecieron, porque era una ofensa a Israel haberse acostado con la hija de Jacob; una cosa que no se hace.
8 Jamor habló con ellos:
– Mi hijo Siquén se ha encariñado con esta muchacha, permítanle casarse con ella.
9 Así emparentaremos: nos darán sus hijas y tomarán las nuestras
10 y vivirán con nosotros. El país está a disposición de ustedes: habiten en él, hagan negocios y adquieran propiedades.
11 Siquén dijo al padre y a los hermanos:
– Háganme este favor, que les daré lo que me pidan.
12 Señalen una dote alta y regalos valiosos por la muchacha y les daré lo que pidan, con tal de que me la den en matrimonio.
13 Los hijos de Jacob respondieron a Siquén y a su padre Jamor con engaño, porque su hermana Dina había sido ultrajada.
14 Les dijeron:
– No podemos hacer lo que piden, entregar nuestra hermana a un hombre no circuncidado, porque es una ofensa para nosotros.
15 Aceptamos con esta condición: que sean como nosotros, circuncidando a todos los varones.
16 Entonces les daremos nuestras hijas y tomaremos las de ustedes, habitaremos con ustedes y seremos un solo pueblo.
17 Pero si no aceptan circuncidarse, nos llevaremos a nuestra chica.
18 Pareció bien la propuesta a Jamor y a su hijo Siquén.
19 Y no tardó el muchacho en ejecutarlo, porque quería a la hija de Jacob y era la persona más importante en casa de su padre.
20 Fue pues Jamor con su hijo Siquén a la plaza y dirigió la palabra a los hombres de la ciudad:
21 – Estos hombres son gente pacífica. Que habiten con nosotros en el país, comerciando, que hay suficiente espacio para ellos; tomaremos sus hijas por esposas y les daremos las nuestras.
22 Sólo que acceden a vivir entre nosotros y a ser un solo pueblo con esta condición: que circuncidemos a todos los varones como hacen ellos.
23 Sus ganados, sus posesiones, sus bestias serán nuestras. Aceptemos y habitarán entre nosotros.
24 Todos los asistentes aceptaron la propuesta de Jamor y de su hijo Siquén y circuncidaron a todos los varones.
25 Al tercer día, cuando convalecían, los dos hijos de Jacob y hermanos de Dina, Simeón y Leví, empuñaron la espada, entraron en la ciudad confiada, mataron a todos los varones,
26 ejecutaron a espada a Jamor y a su hijo Siquén y sacaron a Dina de casa de Siquén.
27 Los hijos de Jacob penetraron entre los muertos y saquearon la ciudad que había ultrajado a su hermana:
28 ovejas, vacas y asnos, cuanto había en la ciudad y en el campo se lo llevaron;
29 todas las riquezas, los niños y las mujeres como cautivos y cuanto había en las casas.
30 Jacob dijo a Simeón y Leví:
– Me han arruinado, haciéndome odioso a la gente del país, a cananeos y fereceos. Si se juntan contra nosotros y nos matan, pereceré yo con mi familia.
31 Le contestaron:
–¿Y a nuestra hermana la iban a tratar como a una prostituta?

Patrocinio

 
 

Introducción a Genesis

PENTATEUCO

La tradición judía y los Evangelios lo llaman Torá, o sea, Ley, Instrucción. También se llama «libro de Moisés», o «Pentateuco» en alusión a los cinco rollos o estuches donde se guardaba el texto escrito en papiro o pergamino. Por su contenido, es una historia ambiciosa que comienza con la creación del mundo y termina con la muerte de Moisés, cuya narración se ve interrumpida al acoger diversos cuerpos legales con un genérico propósito fundacional.
El Pentateuco es palabra narrativa que funda historia y con ello conciencia de pueblo, funda un patrimonio común y compartido. Es ley que crea una comunidad humana distinta y organizada. La historia es ley en cuanto sustenta y dirige la vida de un pueblo; la ley configura la historia y pertenece a ella, no es la versión mítica de un orden cósmico que está fuera del tiempo.

División del Pentateuco. La división en cinco rollos es funcional, se guía por el tema y por el tamaño; útil un tiempo para el manejo, más adelante para la cita, sin embargo, hay otras divisiones que penetran más en la naturaleza del libro, como:
1.La división en unidades, que iremos dando en sucesivas introducciones y títulos.
2.Los cuatro cuerpos o fuentes literarias que la investigación del s. XIX designó con las siglas J (Yahvista), E (Elohísta), D (Deuteronomista), y P (Sacerdotal), pertenecientes a los s. X, IX, VII y V a.C. respectivamente. Según esta hipótesis, que hoy se mantiene como la más razonable y comúnmente aceptada, el Pentateuco actual es el resultado de la fusión de estas cuatro fuentes en un relato unificado.
El autor final compone unas veces yuxtaponiendo o insertando bloques, otras, conservando duplicaciones narrativas, y finalmente, trenzando dos o más relatos en una línea continuada. Separar hoy las piezas integrantes y asignarlas una determinada fuente es tarea relativamente fácil cuando se trata de bloques, no muy difícil cuando se encuentran duplicados, cada vez más arriesgada cuando se quieren destrenzar párrafos, frases, y palabras.
3.Más adelante, la investigación descubrió que las supuestas fuentes no eran documentos originales, sino a su vez colecciones de textos previos. Las fuentes resultaban representar escuelas teológicas y literarias, ser compilaciones de textos oficiales o confluencia de tradiciones orales. La investigación se desplazó a trazar la pista evolutiva de las tradiciones precedentes o subsistentes después de la primera fijación escrita.

Género literario y autor. En cuanto al genero literario, encontramos en estos libros gran variedad: 1. Géneros narrativos como la leyenda o saga, el relato idílico, patético, humorístico, heroico, épico. 2. Leyes, códigos y listas. 3. Bendiciones, plegarias, emblemas, odas. 4. Textos cúlticos de celebración, de catequesis, de predicación.
Tal variedad de géneros produce su correspondiente variedad de estilos que puede desconcertar al lector, el cual encuentra junto a páginas maestras de narración, listas de nombres, minuciosas descripciones de instrumental litúrgico, normas extrañas, exhortaciones reiterativas. El resultado es una obra fascinadora, amena, entretenida, aburrida, pesada... Un inmenso paisaje con cumbres narrativas y barrancos polvorientos, con sendas llanas y veredas escabrosas.
Más que una obra, el Pentateuco parece una colección de piezas heterogéneas: registros de archivo, códigos legales o litúrgicos, documentos jurídicos, poemas, relatos. Con todo, la narración es el elemento importante: desde la vocación de Abrahán hasta la muerte de Moisés, fluye un relato serpenteante, accidentado y bien orientado, produciendo páginas que pertenecen a lo mejor de la literatura universal.
Es claro que el libro no tiene un autor en el sentido normal del término. Podemos pensar en Moisés como origen remoto de corrientes literarias: la corriente narrativa que cuenta los sucesos con entusiasmo religioso, la actividad legal, la corriente parenética o de exhortación. Mentalmente podemos pensar en un coro jerárquico de verdaderos autores anónimos, que a lo largo de siglos han contribuido a esta magna obra.

Mensaje religioso. El Pentateuco es uno de los libros fundamentales de nuestra fe y de la fe del pueblo judío. La convicción de que Dios es el protagonista de la historia afecta profundamente a toda la obra. Dios es quien la pone en movimiento y la dirige con su acción y más aún con su palabra; es también protagonista de la Ley, como legislador, garante y sancionador último. Pero Dios es un protagonista que actúa suscitando verdaderos protagonistas humanos: sean individuos de notable personalidad, sea el pueblo escogido como agente de una historia vivida y narrada.
Toda la obra del Pentateuco, desde la creación hasta las promesas y las alianzas, pone ya el fundamento de lo que será toda la Biblia: la revelación del amor de Dios por el ser humano. Por amor lo creó a su imagen y semejanza; por amor lo llamó a mantener una relación personal con Él, y por amor se comprometió en la historia humana, haciendo de ésta una historia de salvación: «Si el Señor se enamoró de ustedes y los eligió... fue por puro amor» ( Deu_7:7 s).


GENESIS

La tradición judía designa este primer libro de la Biblia con el nombre de «Bereshit», palabra con la cual comienza en su original hebreo. La posterior traducción a la lengua griega (s. III a.C.) lo denominó con la palabra «Génesis», y así pasó también a la lengua latina y a nuestra lengua castellana. La palabra «Génesis» significa «origen o principio».
De algún modo, corresponde al contenido del libro, ya que sus temas principales pretenden mostrarnos en un primer momento, el origen del mundo, por creación; el origen del mal, por el pecado; y el origen de la cultura, de la dispersión de los pueblos, y de la pluralidad de las lenguas. En un segundo momento, el origen de la salvación por la elección de un hombre, que será padre de un pueblo; después, la era patriarcal, como prehistoria del pueblo elegido: Abrahán, Isaac, Jacob, y también José.
Al comenzar la obra con la creación del mundo, el autor responsable de la composición actual hace subir audazmente la historia de salvación hasta el momento primordial, el principio de todo, en un intento de dar respuesta a los grandes enigmas que acosan al ser humano: el cosmos, la vida y la muerte, el bien y el mal, el individuo y la sociedad, la familia, la cultura y la religión. Tales problemas reciben una respuesta no teórica o doctrinal, sino histórica, de acontecimientos. Y de esta historia la humanidad es la responsable. Pero tal historia está soberanamente dirigida por Dios, para la salvación de toda la humanidad.

División del libro. El libro se puede dividir cómodamente en tres bloques: orígenes (1-11), ciclo patriarcal (12-36), y ciclo de José (37-50). A través de estos bloques narrativos el autor va tejiendo una historia que es al mismo tiempo su respuesta religiosa a los enigmas planteados.
El bien y el mal. Dios lo crea todo bueno (1); por la serpiente y la primera pareja humana entra el mal en el mundo (2s); el mal desarrolla su fuerza y crece hasta anegar la tierra; apenas se salva una familia (4-11). Comienza una etapa en que el bien va superando al mal, hasta que al final (50), incluso a través del mal, Dios realiza el bien. Ese bien es fundamentalmente vida y amistad con Dios.
Fraternidad. El mal en la familia humana se inaugura con un fratricidio (4) que rompe la fraternidad primordial; viene una separación de hermanos (13; 21), después una tensión que se resuelve en reconciliación (27-33); falla un intento de fratricidio (37) y lentamente se recompone la fraternidad de los doce hermanos (42-50).
Salvación. El pecado atrae calamidades, y Dios suministra medios para que se salven algunos: del diluvio, Noé en el arca (6-9); del hambre, Abrahán en Egipto (12); del incendio, Lot (19); del odio y la persecución, Jacob en Siria (28-31); de la muerte, José en Egipto (37); del hambre, sus hermanos en Egipto (41-47). Esta gravitación de los semitas hacia Egipto tiene carácter provisional hasta que se invierta la dirección del movimiento.
Muchas narraciones y personajes del Génesis han adquirido en la tradición cristiana un valor de tipos o símbolos más allá de la intención inmediata de los primeros narradores.

Historia y arqueología. La historia profana no nos suministra un cuadro donde situar los relatos del Génesis. Las eras geológicas no encajan en la semana laboral y estilizada de Gn 1. El capítulo 4 expone unos orígenes de la cultura donde surgen simultáneamente agricultores y pastores, donde la Edad del Bronce y la del Hierro se superponen, dejando entrever o sospechar una era sin metales.
Los Patriarcas tienen geografía, pero no historia (y el intento de Gn 14 no mejora la información). José está bien ambientado en Egipto, sin distinguirse por rasgos de época o dinastía.
La arqueología ha podido reunir unos cuantos datos, documentos, monumentos, pinturas, en cuyo cuadro genérico encajan bien los Patriarcas bíblicos; ese cuadro se extiende varios siglos (XIX-XVI a.C.). Hay que citar, sobre todo, los archivos de Mari (s. XVIII a.C.), los de Babilonia, testimonios de una floreciente cultura religiosa, literaria y legal, heredada en gran parte de los sumerios. Este material nos ofrece un magnífico marco cultural para leer el Génesis, aunque no ofrece un marco cronológico.
Cuando se piensa que los semitas han sucedido a los sumerios, que los amorreos (occidentales) dominan en Babilonia y desde allí en Asiria, que la cultura babilónica se transmite por medio de los hurritas al imperio indoeuropeo de los hititas, se comprende mejor lo que es la concentración narrativa del Génesis.

Mensaje religioso. Dios intervine en esta historia profundamente humana como verdadero protagonista. En muchos rasgos actúa a imagen del ser humano, pero su soberanía aparece sobre todo porque su medio ordinario de acción es la palabra. La misma palabra que dirige la vida de los Patriarcas, crea el universo con su poder.
La aparición de Dios es misteriosa e imprevisible. Es la Palabra de Dios la que establece el contacto decisivo entre el ser humano y su Dios. Como la Palabra de Dios llama e interpela a la persona libre, el hombre y la mujer quedan engranados como verdaderos autores en la historia de la salvación.
La Palabra de Dios es mandato, anuncio, promesa. El ser humano debe obedecer, creer, esperar: esta triple respuesta es el dinamismo de esta historia, tensa hacia el futuro, comprometida con la tierra y comprometida con Dios, intensamente humana y soberanamente divina.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Patrocinio

Notas

Genesis 34,1-31Dina en Siquén. El traslado de Jacob y su familia a Betel está enmarcado por el enamoramiento de Siquén, hijo de Jamor, de Dina, hija de Lía y Jacob, descrita como una violación. El incidente cuadra perfectamente con la manera de ser y de pensar del oriental respecto al abuso de una joven; según ellos, cualquier medio es válido para vengar el honor de la hermana ultrajada. Dicha venganza debe ser ejecutada por su hermano mayor, por lo general acompañado del resto de hermanos varones. Los hermanos de Dina utilizan una estrategia que les da buen resultado. Sólo después de la masacre realizada, Jacob se lamenta por las posibles reacciones de los habitantes del país.
El relato puede esconder varias intenciones: en primer lugar, describir los peligros de un pueblo como el israelita en medio de los cananeos, peligro de «contaminación» con los incircuncisos del lugar. Por primera vez, el argumento de la circuncisión es utilizado para declarar la pertenencia o no a la nación israelita, aunque no parece que sea ése el único requisito para pertenecer al pueblo de la elección. De hecho, los hermanos de Dina pasan a espada a todos los que han accedido a la circuncisión. Una segunda intención del relato podría ser el rechazo implícito de la Escritura a los excesos de violencia. No se emite ningún juicio, y el silencio de Dios parecería consentirla; pero el repudio de semejante actitud habría que deducirlo de la lamentación de Jacob (30) y de su posterior desplazamiento con su familia y sus ganados a Betel -no obstante, el narrador se cuida de que todo aparezca como una orden directa de Dios y sin ninguna conexión aparente con la violencia de Simeón y Leví-.
Otra intención implícita en el relato podría conectarse con la razón de que precisamente Simeón y Leví fueran las únicas tribus que nunca tuvieron territorio propio en el país. Leví no heredó territorio; la explicación que se dio era que a esta tribu le correspondían funciones sacerdotales y, por tanto, su porción era el Señor (Jos_13:14.33). Por su parte, la tribu de Simeón, aunque en principio habitó el bajo Negueb, fue finalmente absorbida por la tribu de Judá. Como en la Biblia ninguna acción buena o mala se queda sin su premio o su castigo, esta suerte histórica podría ser entendida como la retribución a la violencia de Simeón y Leví contra los cananeos. Sería una forma de decir que no es por medio de la violencia como había que conquistar el territorio.
Finalmente, se podría entender en el conjunto del relato la justificación del traslado definitivo de Jacob a Betel, lugar central de las tradiciones norteñas; recuérdese que Jacob es el gran patriarca del norte, así como Abrahán e Isaac son los héroes o personajes centrales de las tradiciones del sur.