II Samuel  1 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 27 versitos |
1

2 SAMUEL
David llora la muerte de Saúl y Jonatán
1 Cr 10,1-12

Al volver de su victoria sobre los amalecitas, David se detuvo dos días en Sicelag.
2 Al tercer día se presentó un hombre del ejército de Saúl con la ropa hecha jirones y polvo en la cabeza; cuando llegó cayó en tierra, postrándose ante David.
3 David le preguntó:
–¿De dónde vienes?
Respondió:
– Me he escapado del campamento israelita.
4 David dijo:
–¿Qué ha ocurrido? Cuéntame.
Él respondió:
– La tropa huyó del campo de batalla, y muchos del pueblo cayeron en el combate; también murieron Saúl y su hijo Jonatán.
5 David preguntó entonces al muchacho que le informaba:
–¿Cómo sabes que han muerto Saúl y su hijo Jonatán?
6 Respondió:
– Yo estaba casualmente en el monte Gelboé, cuando encontré a Saúl apoyado en su lanza, con los carros y los jinetes persiguiéndolo de cerca;
7 se volvió, y al verme me llamó, y yo dije: ¡A la orden!
8 Me preguntó: ¿Quién eres? Respondí: Soy un amalecita.
9 Entonces me dijo: Échate encima y remátame, que estoy en agonía y no acabo de morir.
10 Me acerqué a él y lo rematé, porque vi que, una vez caído, no viviría. Luego le quité la diadema de la cabeza y el brazalete del brazo y se los traigo aquí a mi señor.
11 Entonces David agarró sus vestiduras y las rasgó, y sus acompañantes hicieron lo mismo.
12 Hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta el atardecer por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor, por la casa de Israel, porque habían muerto a espada.
13 David preguntó al que le había dado la noticia:
–¿De dónde eres?
Respondió:
– Soy hijo de un emigrante amalecita.
14 Entonces David le dijo:
–¿Y cómo te atreviste a alzar la mano para matar al ungido del Señor?
15 Llamó a uno de los oficiales y le ordenó:
–¡Acércate y mátalo!
El oficial lo hirió y lo mató.
16 Y David sentenció:
–¡Eres responsable de tu muerte! Porque tu propia boca te acusó cuando dijiste: Yo he matado al ungido del Señor.
17 David entonó este lamento por Saúl y su hijo Jonatán,
18 para que lo aprendieran los de Judá – así consta en el libro de Yasar– :
19 ¡Ay la flor de Israel,
herida en tus alturas!
¡Cómo cayeron los valientes!
20 No lo anuncien en Gat,
no lo pregonen
en las calles de Ascalón;
que no se alegren
las muchachas filisteas,
no lo celebren
las hijas de incircuncisos.
21 ¡Montes de Gelboé, altas mesetas,
ni rocío ni lluvia caiga sobre ustedes!
Que allí quedó manchado
el escudo de los valientes,
escudo de Saúl no ungido con aceite,
22 sino con sangre de heridos
y grasa de valientes.
¡Arco de Jonatán, que no volvía atrás!
¡Espada de Saúl, que nunca fallaba!
23 Saúl y Jonatán, mis amigos queridos:
ni vida ni muerte los pudo separar:
más ágiles que águilas,
más bravos que leones.
24 Muchachas de Israel, lloren por Saúl,
que las vestía de púrpura y de joyas,
que enjoyaba con oro sus vestidos.
25 ¡Cómo cayeron los valientes
en medio del combate!
¡Jonatán, herido en tus alturas!
26 ¡Cómo sufro por ti, Jonatán,
hermano mío!
¡Ay, cómo te quería!
Tu amor era para mí
más maravilloso
que amoríos de mujeres.
27 ¡Cómo cayeron los valientes,
los rayos de la guerra perecieron!

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Introducción a II Samuel 

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Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

II Samuel  1,1-27David llora la muerte de Saúl y Jonatán. El anuncio de la derrota y muerte de Saúl es una narración que recuerda a 1 Sm 4. El mensajero amalecita conoce la residencia de David y la hostilidad de Saúl; considera a David desertor de los suyos y vasallo fiel de los filisteos. La victoria filistea, la derrota de Israel, la muerte de Saúl y su heredero serán una buena noticia para David, que le hará merecedor de generosas recompensas. Corre a ser el primero, lo cual indica que la noticia no ha llegado a territorio filisteo ni han comenzado los festejos ya narrados. Se discute si la narración del mensajero es verídica o embustera. El amalecita trae las alhajas reales: sólo puede haberlas recogido si ha llegado muy pronto al lugar donde murió Saúl, antes que otros, antes que los filisteos. David toma su narración por verídica y por ella lo sentencia y hace ejecutar. Es inverosímil esa rapidez del mensajero; la indicación «al tercer día» podría ser una fórmula estereotipada. El autor subraya la rapidez de los sucesos y la simultaneidad de las batallas. La aparición del mensajero es espectacular, realzada con signos de luto; no necesita recomendaciones para obtener pronta audiencia. Los versículos 17-27 son una elegía o lamentación de David por la gran pérdida que supone la muerte de Saúl y Jonatán.