II Samuel  3 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 39 versitos |
1 La guerra entre las familias de Saúl y David se prolongó. David iba afianzándose, mientras la familia de Saúl se debilitaba.
2 David tuvo varios hijos en Hebrón: el primero fue Amnón, de Ajinoán, la yezraelita;
3 el segundo fue Quilab, de Abigail, la mujer de Nabal, el de Carmel; el tercero, Absalón, de Maacá, hija de Talmay, rey de Guesur;
4 el cuarto, Adonías, de Jaguit; el quinto, Safatías, de Abital;
5 el sexto, Yitreán, de su esposa Eglá. Ésos fueron los hijos que tuvo David en Hebrón.
6

Asesinato de Abner

Mientras duraba la guerra entre la casa de Saúl y la casa de David, Abner fue afianzándose en la casa de Saúl.
7 Saúl había tenido una concubina llamada Rispá, hija de Ayá. Isbaal dijo a Abner:
–¿Por qué te has acostado con la concubina de mi padre?
8 A Abner le molestó mucho aquella pregunta de Isbaal y le contestó:
–¡Ni que yo fuera un perro! De modo que estoy trabajando lealmente por la casa de tu padre, Saúl, por sus hermanos y compañeros y no te entrego en poder de David, ¡y ahora me echas en cara un asunto de mujeres!
9 Que Dios me castigue si yo no trabajo para que se cumpla el juramento del Señor a David:
10 Le pasaré el reino de Saúl, afianzaré el trono de David sobre Israel y Judá, desde Dan hasta Berseba.
11 Isbaal, de puro miedo, no fue capaz de replicarle.
12 Entonces Abner despachó unos emisarios a Hebrón, para hacer esta propuesta a David:
– El país, ¿para quién es? – Quería decir: Haz un pacto conmigo y te ayudaré a poner a todo Israel de tu parte– .
13 David respondió:
– Está bien. Yo haré un pacto contigo. Sólo te exijo una cosa: cuando vengas a verme, no te recibiré si no me traes a Mical, hija de Saúl.
14 David despachó también emisarios a Isbaal, hijo de Saúl, pidiéndole:
– Devuélveme a mi mujer Mical, con la que me casé pagando por ella cien prepucios de filisteos.
15 Entonces Isbaal mandó quitársela a su marido, Paltiel, hijo de Lais.
16 Paltiel la siguió hasta Bajurín, llorando detrás de ella. Abner le dijo:
–¡Vamos, vuélvete!
Y él se volvió.
17 Abner había hablado a los ancianos de Israel:
– Hace algún tiempo ustedes pretendían que David fuera su rey.
18 Ese momento, ha llegado; porque el Señor dijo sobre David: Por medio de mi siervo David salvaré a mi pueblo, Israel, del poder de los filisteos y de todos sus enemigos.
19 Abner habló también a los de Benjamín. Después fue también a Hebrón a hablar personalmente con David y comunicarle lo que habían acordado Israel y Benjamín.
20 Cuando Abner, con veinte hombres, llegó a Hebrón para hablar con David, éste los convidó.
21 Abner le dijo:
– Ahora mismo iré a reunir a todo Israel ante el rey, mi señor, para que haga un pacto contigo y seas rey según tus aspiraciones.
David lo despidió y él marchó en paz.
22 Pero los soldados de David venían con Joab de una correría y traían un gran botín. Abner no estaba ya en Hebrón, porque David lo había despedido y había marchado en paz.
23 Cuando entraron Joab y su ejército, les dieron la noticia:
– Ha venido Abner, hijo de Ner, a visitar al rey, y el rey lo ha despedido y se ha marchado en paz.
24 Entonces Joab se presentó al rey y le dijo:
–¿Qué has hecho? Ahora que se te había presentado Abner, ¿por qué lo has dejado irse tranquilamente?
25 ¿No sabes que Abner, hijo de Ner, vino a engañarte para averiguar tus movimientos y enterarse de lo que piensas?
26 Joab salió de palacio, y sin que David supiera nada, despachó emisarios tras Abner, que lo hicieron volver desde el Pozo de Sirá.
27 Cuando Abner volvió a Hebrón, Joab lo llevó aparte, a un lado de la entrada para hablar con él a solas, y allí lo hirió en la ingle y lo mató, para vengar la muerte de su hermano Asael.
28 David se enteró muy pronto y dijo:
– Ante el Señor y para siempre, yo y mi reino somos inocentes de la sangre de Abner, hijo de Ner.
29 ¡Que ella recaiga sobre Joab y su casa! No falten nunca en tu familia quienes padezcan de gonorrea y de lepra, afeminados, muertos a espada y muertos de hambre.
30 Joab y su hermano Abisay asesinaron a Abner porque éste les había matado a su hermano Asael en la guerra junto a Gabaón.
31 David ordenó a Joab y a sus acompañantes:
– Rasguen sus vestiduras, vístanse de luto y laméntense por Abner.
El rey David caminaba detrás del féretro.
32 Y cuando enterraron a Abner en Hebrón, el rey gritó y lloró junto a su tumba. Todos lloraron,
33 y el rey entonó este lamento por Abner:
¿Tenía que morir Abner
como muere un insensato?
34 Tus manos
no conocieron las cadenas
ni tus pies los grilletes.
Caíste como se cae
a manos de traidores.
Todos siguieron llorándolo y
35 luego se acercaron a David para obligarlo a comer mientras fuese de día, pero David juró:
–¡Que Dios me castigue si antes de ponerse el sol pruebo pan o lo que sea!
36 Cuando la gente lo supo, a todos les pareció bien, como todo lo que hacía el rey.
37 Aquel día supieron todos, y lo supo todo Israel, que el asesinato de Abner, hijo de Ner, no había sido cosa del rey.
38 El rey dijo a sus cortesanos:
– Ya ven que hoy ha caído en Israel un gran general.
39 Yo, a pesar de mi unción real, me siento débil, mientras que esa gente, los hijos de Seruyá, han sido más duros que yo. Que el Señor pague al malhechor su merecido.

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Introducción a II Samuel 

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Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

II Samuel  3,1-5Abner y Joab. Abner ha salido vivo, no sabemos cómo, de la batalla contra los filisteos, e intenta conservar en el poder a la familia de Saúl, nombrando a Isbaal rey de Israel. Esto origina un enfrentamiento entre los partidarios de David y los de Isbaal.
Es difícil explicar los episodios de 2,12-32, ¿son dos episodios autónomos?, o, ¿son continuación lógica el desafío y la batalla? ¿Se trata de un desafío a muerte, con consecuencias militares, o de un torneo con desenlace trágico? La segunda parte, ¿es la persecución de un vencido que huye?, o, ¿es un desafío de velocidad y maña?
Parece tratarse de una batalla en la que los contendientes no quieren perder mucha gente, y se plantea una tregua.


II Samuel  3,6-39Asesinato de Abner. Después de algunos años, Abner cae en la cuenta de que el reino de Isbaal no tiene porvenir. La monarquía, nacida para defender al pueblo contra los filisteos, ha fracasado en Saúl y en su hijo; solo David podrá realizar de nuevo la independencia. El estado de opinión a favor de David se va haciendo fuerte, incluso en la tribu de Saúl, Benjamín. Abner lo reconoce y a tiempo decide montarse y marchar hacia el sur. Así, tomando la iniciativa, podrá poner condiciones a David y conseguir un puesto relevante en la corte del nuevo señor, incluso desbancando a Joab, sobrino de David. Falta un pretexto para comenzar la acción, y el mismo Isbaal se lo procura. Tomar la concubina del rey difunto es en primer lugar una injusticia, porque el harén toca en herencia al sucesor; además puede significar pretensiones de alzarse con el trono. La queja del rey es justificada, pero Abner no tolera reproches de su protegido real; se considera gravemente ofendido en su lealtad a la casa real, y por ello libre del deber de lealtad. Por si fuera poco, puede invocar uno de los oráculos que David ha recibido de algún profeta. La formulación del oráculo bien puede deberse al narrador, pues si la primera parte responde a palabras de Samuel (1Sa_15:28s), la segunda parte define a posteriori los limites del reino de David. David comprende la importancia de la oferta; más o menos lo que venía esperando, y antes de aceptar pone una condición importante. Pidiendo a Mical, reclama un derecho, pone a prueba al general Abner con un asunto comprometido, tantea la capacidad de resistencia de Isbaal, restablece su vínculo familiar con Saúl consolidando así su pretensión al trono unificado. Parece que David reside en Hebrón (22-27), dedicado a gobernar, y ha delegado en Joab el ejercicio militar de las incursiones por el Sur. Joab es impulsivo, violento; se atreve a reprochar al rey, su tío, y a obrar sin su consentimiento en asuntos graves. Pero es que tiene sus motivos para enfrentarse con Abner: en primer lugar, le toca vengar la sangre de su hermano Asael; en segundo lugar, fácilmente descubre que Abner es una amenaza para su posición en el reino de David; por eso, su acusación contra Abner parece un simple pretexto. Lo más probable es que Joab estuviera al corriente de las negociaciones y del cambio de opinión en Israel. El modo de ejecutar la venganza es más eficaz que noble. El desenlace (28-39), perjudica seriamente a David. Ahora que la fruta deseada estaba madura y a punto de caer, el asunto se complica: le han quitado el hombre de poder y prestigio que iba a realizar la transmisión pacífica de poderes; además se ha creado la impresión de que todo ha sido urdido por David, de que ha sido un acto de traición; ¿se podrán fiar de él? Dentro de su reino la persona de Joab se vuelve peligrosa para el mismo rey. David reacciona con toda energía. Primero hace un juramento público de inocencia, como se estilaba entonces, y que tiene valor decisivo, porque el Señor castiga al perjuro. Al mismo tiempo hace recaer públicamente la culpa sobre Joab. No puede castigar al vengador de la sangre fraterna, pero lo maldice, dejando el castigo a Dios. Después ordena un funeral solemne por el muerto, al que encabeza dedicándole una elegía personal; y obliga al asesino a su asistencia. Joab tiene que someterse públicamente al mandato real y escuchar la elegía que lo afrenta. Al funeral sigue un ayuno de corte. La reacción de David hizo gran impresión allí y probablemente se divulgó fuera de su reino de Judá; es lo que quiere decir el narrador en el versículo 37.