I Reyes 5 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 18 versitos |
1

Alianza con Jirán de Tiro
2 Cr 2,3-16

Cuando Jirán, rey de Tiro, se enteró de que Salomón había sucedido a su padre en el trono, le mandó una embajada, porque Jirán había sido siempre aliado de David.
2 Salomón le contestó:
3 – Tú sabes que mi padre, David, no pudo construir un templo en honor del Señor, su Dios, debido a las guerras en que se vio envuelto, mientras el Señor iba poniendo a sus enemigos bajo sus pies.
4 Ahora el Señor, mi Dios, me ha dado paz en todo el territorio: no tengo adversarios ni problemas graves.
5 He pensado construir un templo en honor del Señor, mi Dios, como dijo el Señor a mi padre, David: Tu hijo, al que haré sucesor tuyo en el trono, será quien construya un templo en mi honor.
6 Ahora, manda que me corten cedros del Líbano. Mis esclavos irán con los tuyos; te pagaré el jornal que determines para tus esclavos, ya sabes que nosotros no tenemos taladores tan expertos como los fenicios.
7 Al oír Jirán la petición de Salomón se llenó de alegría, y exclamó:
–¡Bendito sea hoy el Señor, que ha dado a David un hijo sabio al frente de tan gran nación!
8 Luego despachó esta respuesta para Salomón:
– He oído tu petición. Cumpliré tus deseos, enviando madera de cedro y de abeto;
9 mis esclavos bajarán los troncos del Líbano al mar; los remolcarán por mar en balsas, hasta donde tú nos digas, allí desharemos las balsas y tú los subes. Por tu parte, cumple mis deseos abasteciendo mi palacio.
10 Jirán dio a Salomón toda la madera de cedro y de abeto que él necesitó,
11 y Salomón dio a Jirán veinte mil barriles de trigo para la manutención de su palacio, más veinte mil cántaros de aceite virgen. Era lo que Salomón mandaba a Jirán anualmente.
12 El Señor, según su promesa, concedió sabiduría a Salomón. Jirán y Salomón firmaron un tratado de paz.
13 El rey Salomón reclutó trabajadores en todo Israel: salieron treinta mil hombres.
14 Los mandó al Líbano por turnos, diez mil cada mes: un mes en el Líbano y dos en casa. Adonirán estaba al frente de los trabajadores.
15 Salomón tenía también setenta mil cargadores y ochenta mil canteros en la montaña,
16 aparte de los capataces de las obras, en número de tres mil trescientos, que mandaban a los obreros.
17 El rey ordenó extraer grandes bloques de piedra de calidad para hacer los cimientos del templo con piedras talladas.
18 Los obreros de Salomón, los de Jirán y los de Biblos labraban la piedra y preparaban la madera y la piedra para construir el templo.

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Introducción a I Reyes

1 REYES

Tema. Por el tema, los dos libros de los Reyes continúan la historia de la monarquía y la conducen en movimiento paralelo de dos reinos a la catástrofe sucesiva de ambos. Se diría una historia trágica o la crónica de una decadencia. El paralelismo de los dos reinos determina la composición del libro y hace resaltar una divergencia importante. Conspiraciones las hay en ambos reinos: al norte una conspiración produce cambio de dinastía; al sur produce cambio de monarca de la misma dinastía. Ataques externos los sufren ambos reinos: al norte favorecen los cambios dinásticos, al sur incluso los monarcas impuestos pertenecen a la dinastía de David. ¿Por qué sucede así? Porque la dinastía davídica tiene una promesa del Señor, perdura por la fidelidad de su Dios.

Horizonte histórico.
El autor tiene como horizonte de su libro el pueblo de Israel, unido o dividido. Si cruza la frontera nacional es porque algún personaje extranjero se ha metido en el espacio o el tiempo de los israelitas. Le falta, sin embargo, la visión de conjunto, la capacidad de situar la historia nacional en el cuadro de la historia internacional. Quizás por falta de información, o por falta de interés, o por principio. Los profetas escritores de aquella época tuvieron un horizonte más amplio.
Al faltar dicho horizonte amplio, falta la motivación compleja de muchos hechos que el autor cuenta o recoge. Esto se puede suplir en bastantes casos con datos sacados de los libros proféticos.

El principio teológico. La historia del pueblo y de la monarquía se desarrolla bajo el signo de la alianza, que constituye a Israel como pueblo de Dios y le exige fidelidad exclusiva y cumplimiento de los mandatos; cumplimiento e incumplimiento se sancionan con bendiciones y maldiciones. Es un código de retribución basado en la relación personal del pueblo con su Dios.
La fidelidad exclusiva toma al principio la forma de veneración y culto exclusivos al Señor, eliminando todo politeísmo, idolatría o sincretismo; los lugares de culto están diseminados por el país, aunque existe un santuario central para la corte y las grandes ocasiones.
Muy pronto la fidelidad exclusiva se encuentra amenazada en los santuarios locales: dioses y cultos de fertilidad, introducción de dioses extranjeros, imágenes prohibidas; entonces surgió la idea de atacar el mal en su raíz, purificando constantemente los cultos locales, hasta extirparlos con una fuerte centralización del culto. En ese momento la fidelidad exclusiva al Señor toma la forma de culto en un solo templo.

Mensaje religioso. Se puede resumir en dos palabras: conversión y esperanza. El tema de la conversión del pueblo y el perdón de Dios está presente a lo largo de toda esta historia. La fidelidad del pueblo no es lo último, la fidelidad de Dios la abarca y la desborda. La destrucción no es lo último, la historia continúa. No solo la historia universal -que continúa cuando desaparece Siria- sino la historia de Israel como pueblo de Dios.
El autor no quiere contar la historia de un pueblo desaparecido, sino que habla a los hijos y a los nietos, llamados a continuar la historia dramática. No por méritos del pueblo, sino por la fidelidad de Dios, quedan más capítulos por vivir en la esperanza.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

I Reyes 5,1-14Riqueza y sabiduría. En dos series, estos versos exaltan las riquezas y sabiduría extraordinaria del rey Salomón. El orden de los versos es algo anormal, y la version griega ofrece el siguiente orden: 7-8.2-4.9-14 (omite 5-6).
En la primera serie (1-8) nos llama la atención un contraste: la paz exterior e interior que permite a los ciudadanos una vida sencilla y apacible y por otra el fasto real alimentado de tributos externos e internos. El narrador no parece sentir el contraste, antes bien se goza enumerando. Puede reflejar una primera impresión de orgullo en el pueblo al conocer la riqueza y prestigio de su rey, «más que los demás»; pero este sentimiento cambiará pronto. Es verdad que bajo Salomón subió el nivel de vida en Israel, pero también comenzaron de modo alarmante diferencias sociales irritantes.
La sección de los versículos 9-14 obedece al deseo de acumular aspectos de cultivo de la sabiduría. Importa menos que algunos datos sean pura leyenda o estén teñidos de tonos legendarios; difícilmente se puede negar que con Salomón comienza oficialmente en Israel una nueva corriente intelectual, que va a convivir con la profética, completando con su humanismo la revelación. Salomón no inventó esta sabiduría: era patrimonio universal siglos antes de que existiera la monarquía israelita (Egipto y Mesopotamia, por ejemplo). Bajo Salomón comienza a circular en Israel una corriente de intercambios culturales. La misma tradición que ha hecho a David el iniciador del canto litúrgico, hace ahora a Salomón padre espiritual de gran parte de la literatura sapiencial.


I Reyes 5,15-32Alianza con Jirán de Tiro. Esta sección coloca los preparativos para edificar el templo en el contexto de la política y comercio internacionaies; o bien, subordina éstos a la gran tarea de construir el templo. Los fenicios o sidonios fueron un pueblo pacífico y comerciante, más ciudadano del mar que de la tierra firme, con un territorio rico en árboles y pobre en sembrados. Para su comercio era muy útil contar con un estado firme y poderoso en Palestina; por eso el rey de Tiro se entiende bien con el rey David y procura renovar la amistad con el sucesor.
Según la teología oficial, la construcción del templo depende totalmente de la aprobación de Dios. Más aún, se decía en Babilonia y lo recoge la Biblia (cfr. Éxo_25:40), que Dios mismo revela el modelo, imagen de la estructura celeste. Aquí el narrador se contenta con una referencia a 2 Sm 7.
La carta de Salomón, tal como la presenta el autor (17-20), es una bella lección de teología para justificar la compra de madera de cedro. Es verdad que aquella madera fue apreciadísima en la antigüedad: hasta los reyes de Mesopotamia viajaban para robarla o comprarla; los gigantescos cedros, más viejos que muchas generaciones humanas, se podían considerar como plantados por Dios mismo (cfr. Sal_104:16).
A la lectura de la carta reacciona Jirán (21-23) con una bien ensayada acción de gracias al Dios de Israel, en la que entra una solícita alabanza del rey Salomón y de su pueblo. El narrador se complace en este homenaje extranjero.