II Reyes  18 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 37 versitos |
1

HASTA LA CAÍDA DE JERUSALÉN
Ezequías de Judá (727-698)
2 Cr 29-32

Ezequías, hijo de Acaz, subió al trono de Judá el año tercero del reinado de Oseas de Israel, hijo de Elá.
2 Cuando subió al trono tenía veinticinco años, y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre se llamaba Abí, hija de Zacarías.
3 Hizo lo que el Señor aprueba, igual que su antepasado David.
4 Suprimió los santuarios paganos, destrozó los postes sagrados, rompió las piedras conmemorativas y trituró la serpiente de bronce que había hecho Moisés porque los israelitas seguían todavía quemándole incienso; la llamaban Nejustán.
5 Puso su confianza en el Señor, Dios de Israel, y no tuvo comparación con ninguno de los reyes que hubo en Judá, antes o después de él.
6 Se adhirió al Señor, sin apartarse de él, y cumplió los mandamientos que el Señor había dado a Moisés.
7 El Señor estuvo con él, y así tuvo éxito en todas sus empresas. Se rebeló contra el rey de Asiria y no le rindió vasallaje.
8 Derrotó a los filisteos hasta Gaza, devastando todo su territorio, desde las torres de vigilancia hasta las plazas fuertes.
9 El año cuarto del reinado de Ezequías, que corresponde al séptimo del reinado de Oseas de Israel, hijo de Elá, Salmanasar, rey de Asiria, atacó a Samaría y la sitió.
10 Al cabo de tres años, el año sexto de Ezequías, que corresponde al noveno de Oseas de Israel, la conquistó.
11 El rey de Asiria deportó a los israelitas a Asiria y los instaló en Jalaj, junto al Jabor, río de Gozán, y en las poblaciones de Media,
12 por no haber obedecido al Señor, su Dios, y haber quebrantado su pacto; no obedecieron ni cumplieron lo que les había mandado Moisés, siervo del Señor.
13 El año catorce del reinado de Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, atacó todas las plazas fuertes de Judá, y las conquistó.
14 Entonces Ezequías mandó a Laquis este mensaje para el rey de Asiria: Soy culpable. Retírate y te pagaré la multa que me impongas. El rey asirio impuso a Ezequías de Judá el pago de nueve mil kilos de plata y novecientos kilos de oro.
15 Ezequías le entregó toda la plata que había en el templo y en el tesoro de palacio.
16 Fue en aquella ocasión cuando Ezequías rompió las puertas del santuario y los pilares que Azarías de Judá había recubierto de oro, y se los entregó al rey de Asiria.
17 Desde Laquis, el rey de Asiria despachó al general en jefe, al jefe de eunucos y al copero mayor para que fueran con un fuerte destacamento a Jerusalén, al rey Ezequías. Fueron, y cuando llegaron a Jerusalén se detuvieron ante el Canal del Estanque de Arriba, que queda junto al camino del Campo del Tintorero.
18 Llamaron al rey, y salieron a recibirlos Eliacín, hijo de Jelcías, mayordomo de palacio; Sobná, el secretario, y el heraldo Yoaj, hijo de Asaf.
19 El copero mayor les dijo:
– Digan a Ezequías: Así dice el emperador, el rey de Asiria: ¿En qué fundas tu confianza?
20 Tú piensas que la estrategia y la valentía militares son cuestión de palabras. ¿En quién confías para rebelarte contra mí?
21 ¿Te fías de ese bastón de caña quebrada que es Egipto? Al que se apoya en él, se le clava en la mano y se la atraviesa; eso es el Faraón para los que confían en él.
22 Y si me replicas: yo confío en el Señor, nuestro Dios, ¿no es ése el dios cuyos santuarios y altares ha suprimido Ezequías, exigiendo a Judá y a Jerusalén que se postren ante ese altar en Jerusalén?
23 Por tanto, haz una apuesta con mi señor, el rey de Asiria, y te daré dos mil caballos, si es que tienes quien los monte.
24 ¿Cómo te atreves a desairar a uno de los últimos siervos de mi señor, confiando en que Egipto te proporcionará carros y jinetes?
25 ¿Te crees que he subido a arrasar esta ciudad sin consultar con el Señor? Fue el Señor quien me dijo que subiera a devastar este país.
26 Eliacín, hijo de Jelcías, Sobná y Yoaj dijeron al copero mayor:
– Por favor, háblanos en arameo, que lo entendemos. No nos hables en hebreo, ante la gente que está en las murallas.
27 Pero el copero les replicó:
–¿Crees que mi señor me ha enviado para que les comunique solamente a ti y a tu señor este mensaje? También es para los hombres que están en la muralla, y que tendrán que comer su excremento y beber su orina, igual que ustedes.
28 E, irguiéndose, gritó a voz en cuello, en hebreo:
–¡Escuchen las palabras del emperador, rey de Asiria!
29 Así dice el rey: Que no los engañe Ezequías, porque no podrá librarlos de mi mano.
30 Que Ezequías no los haga confiar en el Señor, diciendo: el Señor nos librará y no entregará esta ciudad al rey de Asiria.
31 No hagan caso a Ezequías, porque esto dice el rey de Asiria: ríndanse y hagan la paz conmigo, y cada uno comerá de su viña y de su higuera y beberá de su pozo,
32 hasta que llegue yo para llevarlos a una tierra como la de ustedes, tierra de trigo y vino nuevo, tierra de pan y viñedos, tierra de aceite y miel, para que vivan y no mueran. No hagan caso de Ezequías, que los engaña, diciendo: el Señor nos librará.
33 ¿Acaso los dioses de las naciones han librado a sus países de la mano del rey de Asiria?
34 ¿Dónde están los dioses de Jamat y Arpad, los dioses de Sefarvain, Hená y Avá? ¿Han librado a Samaría de mi poder?
35 ¿Qué dios de esos países ha podido librar sus territorios de mi mano? ¿Y va el Señor a librar de mi mano a Jerusalén?
36 Todos callaron y no respondieron palabra. Tenían consigna del rey de no responder.
37 Eliacín, hijo de Jelcías, mayordomo de palacio; Sobná, el secretario, y el heraldo Yoaj, hijo de Asaf, se presentaron al rey con las vestiduras rasgadas, y le comunicaron las palabras del copero mayor.

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Introducción a II Reyes 

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Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

II Reyes  18,1-8Ezequías de Judá. Los siguientes capítulos hasta el veinte inclusive, están dedicados a Ezequías y a la crisis externa que le tocó enfrentar con Asiria, la potencia de turno.
Ezequías asciende al trono (18:1-8). Constatada la fecha de asunción al poder de Ezequías, de inmediato se pasa a su calificación. Cualquier descendiente de David envidiaría la evaluación que se hace de este rey, hijo de Acaz. Ezequías no sólo hizo lo que agrada al Señor, sino que actuó en todo como David; hasta en su triunfo contra los filisteos es idéntico a su antepasado (8). A Ezequías se le abona, además, el haber suprimido los cultos locales que sus predecesores no habían logrado eliminar, ¡incluso destruyó la serpiente de bronce que Moisés había fabricado en el desierto y a la cual todavía quemaban incienso! (4). La valoración global positiva del reinado de Ezequías está en relación con: 1. Haber hecho lo que el Señor aprueba. 2. Haber eliminado los cultos en los lugares altos -o cultos locales -. 3. Pero sobre todo porque «puso su confianza en el Señor, Dios de Israel» (5), «se adhirió al Señor, sin apartarse de él, y cumplió los mandamientos que el Señor había dado a Moisés»(6). Ahí estuvo el éxito de todas sus empresas. Ésa es la concreción de lo que ya fijaba la corriente deuteronomista como clave para el éxito y la prosperidad de cada israelita (cfr. Deu_4:40; Deu_5:29.33; Deu_6:3.18; Deu_12:28; etc.).


II Reyes  18,9-37Crisis externa de Judá (18:9-37). Los versículos 9-12 hacen un recuento de la catástrofe del reino del norte y de la deportación de la cual fueron objeto todos sus habitantes. Una vez más se subraya la desgracia de Israel provocada por su propia rebeldía, por no haber cumplido lo que el Señor les había mandado por medio de Moisés. Este resumen es el marco histórico para presentar ahora la situación del reino de Judá y sus relaciones con Asiria. En efecto, una vez arrasado el reino del norte, la pretensión asiria es hacer lo mismo con Judá; sin embargo, una primera salida política tiene efecto, al menos temporalmente: Ezequías se somete al poderoso mediante un costoso vasallaje que se sufraga con los tesoros del Templo y del palacio real (14-16), vasallaje que ya venía pagándose desde que Judá pidiera protección a Asiria contra Israel y Damasco bajo el reinado de Acaz.
Pero el peligro no desaparece; los versículos 17-37 recogen el amenazante mensaje que envía Senaquerib, rey asirio, a Ezequías. El mensaje deja entrever la absoluta confianza que tiene el rey asirio en su ejército y en su fuerza de ataque; ningún reino le ha resistido, o lo que es igual, ningún dios ha podido con él en los territorios que se ha propuesto conquistar. ¿Cómo puede creer Ezequías que Judá y Jerusalén son una excepción? El mensaje, más que fundado en hechos reales, busca el impacto psicológico en el rey y en cada uno de los habitantes de Jerusalén. Por eso, aunque los diplomáticos jerosolimitanos piden al emisario de Senaquerib que hable en arameo para que el pueblo no entienda esta retahíla, el emisario no hace caso y repite prácticamente el mismo discurso en hebreo con más fuerza, en el cual deja en entredicho el poder de Dios y la rectitud, veracidad y valentía de Ezequías (28-35).