II Reyes  3 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 27 versitos |
1

Jorán de Israel (852-841)

Jorán, hijo de Ajab, subió al trono de Israel, en Samaría, el año dieciocho del reinado de Josafat de Judá. Reinó doce años.
2 Hizo lo que el Señor reprueba, aunque no tanto como sus padres, ya que retiró la piedra sagrada de Baal levantada por su padre.
3 Pero repitió a la letra los pecados que Jeroboán, hijo de Nabat, hizo cometer a Israel.
4 Mesá, rey de Moab, era ganadero y pagaba al rey de Israel un tributo de cien mil corderos y la lana de cien mil carneros.
5 Pero cuando murió Ajab, Mesá se rebeló contra Israel.
6 Entonces el rey Jorán salió de Samaría, pasó revista a todo Israel
7 y mandó este mensaje a Josafat de Judá:
– El rey de Moab se ha rebelado contra mí. ¿Quieres venir conmigo a luchar contra Moab?
Respondió:
– Sí. Tú y yo, tu ejército y el mío, tu caballería y la mía somos uno.
8 Luego preguntó:
–¿Por qué camino subimos?
Jorán respondió:
– Por el camino del desierto de Edom.
9 Así, el rey de Israel, el rey de Judá y el rey de Edom emprendieron la marcha. Pero después de un rodeo de siete días, faltó el agua para la tropa y para los animales de carga que iban detrás.
10 Entonces el rey de Israel exclamó:
–¡Ay, el Señor nos ha reunido a tres reyes para entregarnos en poder de Moab!
11 Pero Josafat preguntó:
–¿No queda por ahí algún profeta para consultar al Señor?
Uno de los oficiales del rey de Israel respondió:
– Ahí está Eliseo, hijo de Safat, el que derramaba agua sobre las manos de Elías.
12 Josafat comentó:
–¡La Palabra del Señor está con él!
Entonces el rey de Israel, Josafat y el rey de Edom bajaron a ver a Eliseo,
13 pero Eliseo dijo al rey de Israel:
–¡Déjame en paz! ¡Vete a consultar a los profetas de tu padre y de tu madre!
El rey de Israel repuso:
– Mira, es que el Señor nos ha reunido a tres reyes para entregarnos en poder de Moab.
14 Eliseo dijo entonces:
–¡Vive el Señor Todopoderoso, a quien sirvo! Si no fuera en consideración a Josafat de Judá, ni siquiera te miraría a la cara.
15 Pero, bueno, tráiganme un músico.
Y mientras el músico pulsaba las cuerdas, vino sobre Eliseo la mano del Señor,
16 y dijo:
17 – Así dice el Señor: Abran zanjas y más zanjas por esta quebrada. Porque así dice el Señor: No verán viento, ni verán lluvia, pero esta quebrada se llenará de agua y beberán ustedes, sus ejércitos y sus bestias de carga.
18 Y como si esto fuera poco, el Señor les pondrá a Moab en las manos:
19 conquistarán sus plazas fuertes, talarán sus mejores árboles, taparán los manantiales y llenarán de piedras los mejores campos.
20 En efecto, a la mañana siguiente, a la hora de la ofrenda, vino una creciente de la parte de Edom, y se inundó de agua toda la zona.
21 Mientras tanto, los moabitas, sabiendo que los reyes iban a atacarlos, habían hecho una movilización general, desde los que estaban en edad militar para arriba, y se habían apostado en la frontera.
22 Madrugaron. El sol reverberaba sobre el agua, y al verla de lejos, roja como la sangre, los moabitas
23 exclamaron:
–¡Es sangre! Los reyes se han acuchillado, se han matado unos a otros. ¡Al saqueo, Moab!
24 Pero cuando llegaron al campamento de Israel, surgieron los israelitas y derrotaron a Moab, que huyó ante ellos. Los israelitas penetraron en territorio de Moab y lo devastaron:
25 demolieron las ciudades, cada uno tiró una piedra a los mejores campos hasta llenarlos, cegaron las fuentes de agua y talaron los mejores árboles, hasta dejar sólo a Quir Jareset, a la que cercaron y atacaron los honderos.
26 Cuando el rey de Moab vio que llevaba las de perder, tomó consigo setecientos hombres armados de espada para abrirse paso hacia el rey de Siria, pero no pudo.
27 Entonces agarró a su hijo primogénito, el que debía reinar después de él, y lo ofreció en holocausto sobre la muralla. Y se levantó una ira tan grande contra Israel, que tuvo que retirarse y volver a su país.

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Introducción a II Reyes 

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Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

II Reyes  3,1-27Jorán de Israel. En la narración del ciclo de Eliseo se entremezcla el dato del ascenso al poder de Jorán de Israel. Como en el resto de reyes de Israel, comenzando por Jeroboán, el historiador afirma que «hizo lo que el Señor reprueba» (2); pero Jorán tiene un punto a su favor: al menos, hizo quitar la estela de Baal erigida por su padre (2b), es decir, contribuyó en algo a rebajar la idolatría en Israel. La trama sigue girando en torno a Eliseo, toda vez que es buscado por los reyes de Israel, Judá y Edom, los cuales se han aliado para atacar juntos a los moabitas, cuyo rey se ha rebelado y no quiere seguir pagando tributo a Jorán. El profeta se da el lujo de despreciar al rey de Israel (13); sólo por consideración a Josafat, rey de Judá, accede a consultar al Señor. El vaticinio es favorable y todo termina con la derrota del rebelde Mesá, rey de Moab, y con la destrucción de sus ciudades (20-26). Nótese que Eliseo necesita de un medio que le permita entrar en contacto con el Señor, en este caso la música (15). En su origen, esta peculiaridad relacionaba el profetismo en Israel con los brujos, adivinos y magos del entorno. Pero en época de la profecía clásica desaparecerá el trance como medio de comunicación con la divinidad y se descubrirán nuevas formas y manifestaciones.