I Crónicas 17 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 27 versitos |
1

Profecía de Natán
2 Sm 7,1-29

Cuando David se estableció en su casa, le dijo al profeta Natán:
– Mira, yo estoy viviendo en una casa de cedro, y el arca de la alianza del Señor está en una tienda de campaña.
2 Natán le respondió:
– Ve a hacer lo que tienes pensado, que Dios está contigo.
3 Pero aquella noche recibió Natán esta Palabra de Dios:
4 – Ve a decir a mi siervo David: Así dice el Señor: No serás tú quien me construya la casa para habitar.
5 Desde el día en que liberé a Israel hasta hoy no he habitado en una casa, sino que he ido de tienda en tienda y de santuario en santuario.
6 Y en todo el tiempo que viajé de acá para allá con los israelitas, ¿encargué acaso a algún juez de Israel, a los que mandé gobernar a mi pueblo, que me construyese una casa de cedro?
7 Y ahora esto le dirás a mi siervo David: Así dice el Señor Todopoderoso: Yo te saqué del campo de pastoreo, de andar tras las ovejas, para ser jefe de mi pueblo, Israel.
8 Yo he estado contigo en todas tus empresas; he aniquilado a todos tus enemigos. Te haré famoso, como a los más famosos de la tierra;
9 daré una tierra a mi pueblo, Israel, lo plantaré para que viva en ella sin sobresaltos, sin que los malvados vuelvan a humillarlo como lo hacían antes,
10 cuando nombré jueces en mi pueblo, Israel, y humillé a todos sus enemigos; además, te comunico que el Señor te dará una dinastía.
11 Y cuando te llegue el momento de irte con tus padres, estableceré después de ti a un descendiente tuyo, a uno de tus hijos, y consolidaré su reino.
12 Él me edificará un templo y yo consolidaré su trono para siempre.
13 Yo seré para él un padre, él será para mí un hijo; y no le retiraré mi lealtad, como se la retiré a tu predecesor.
14 Lo estableceré para siempre en mi casa y en mi reino y su trono permanecerá eternamente.
15 Natán comunicó a David toda la visión y todas estas palabras.
16 Entonces el rey David fue a presentarse ante el Señor, y dijo:
–¿Quién soy yo, Señor, Dios, y qué es mi familia para que me hayas hecho llegar hasta aquí?
17 Y por si fuera poco para ti, Dios mío, has hecho a la casa de tu siervo una promesa para el futuro, mientras existan hombres, Señor, Dios.
18 ¿Qué más puede añadir David en tu honor, si tú conoces a tu servidor?
19 Señor, por amor a tu servidor y según tus designios, has hecho esta gran obra, dándosela a conocer a tu servidor, revelando todas estas maravillas.
20 Señor, como hemos oído, no hay nadie como tú, no hay Dios fuera de ti.
21 ¿Y qué nación hay en el mundo como tu pueblo, Israel, al que Dios ha venido a librar para hacerlo suyo y ganarte renombre con prodigios terribles en su favor, expulsando a las naciones ante el pueblo que libraste de Egipto?
22 Has establecido a tu pueblo, Israel, como pueblo tuyo para siempre, y tú, Señor, eres su Dios.
23 Ahora, Señor, confirma para siempre la promesa que has hecho a tu servidor y su familia, cumple tu palabra.
24 Que tu nombre perdure y sea siempre famoso. Que digan: El Señor Todopoderoso es Dios de Israel. Y que la casa de David permanezca en tu presencia.
25 Tú, Dios mío, has revelado a tu servidor que le edificarás una casa; por eso tu siervo se ha atrevido a dirigirte esta plegaria.
26 Ahora, Señor, tú eres el Dios verdadero, y has hecho esta promesa a tu siervo.
27 Dígnate bendecir a la casa de tu servidor para que esté siempre en tu presencia; porque lo que tú, Señor, bendices, queda bendito para siempre.

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Introducción a I Crónicas

1 CRÓNICAS

Historia Cronista. Hacia el año 400 a.C., según muchos indicios, se compuso la obra histórica que abarca los libros de las Crónicas -Anales o Paralipómenos-, Esdras y Nehemías; desde Adán hasta Esdras. ¿Hacía falta volver a escribir la historia? ¿No bastaba añadir a lo ya escrito unos capítulos sobre la vuelta del destierro y la comunidad judía del s. V a.C.? El autor, que conocía la situación de primera mano, juzgó que debía hacerlo.
Para componer su obra recoge gran parte de sus materiales de los libros históricos precedentes, ya sea compilando largas listas genealógicas, ya sea copiando con retoques capítulos enteros. Tan importante como lo que toma de los libros de Samuel y de los Reyes, es lo que excluye: 1. La historia de Saúl y del reino del Norte. 2. Los episodios menos edificantes de sus héroes, David y Salomón. 3. Mucho de la actividad civil, militar y política de ambos. ¿Qué finalidad se propuso al escribir su obra?

Novedad de Crónicas. El autor, sencilla y audazmente, quiso ofrecer una nueva lectura de la historia, como si la función primaria de ésta fuera congregarse en el Templo para encontrar al Señor y alabarlo; una visión litúrgica de la historia. La alabanza se complementa con la súplica confiada: en las dificultades, en las batallas, el pueblo tiene que rezar, confiar y esperar; el resto lo hace milagrosamente Dios.
Hacia ese centro histórico, el Templo como lugar del encuentro y de la alabanza, tienden todas las generaciones desde Adán hasta la época del autor.
Para esta empresa cúltica llegó a reinar David; sus guerras se cuentan para justificar que él no pudo edificar el Templo; el episodio del censo infausto se cuenta porque introduce el terreno en que se alzará el Templo. Salomón completa a su padre David en cuanto proyecta, ejecuta y realiza la construcción. Lo que sigue, cuelga de ese centro histórico, sobre todo en forma de sucesivas restauraciones o reformas: Josafat, Joás, Ezequías y Josías. La restauración llevada a cabo por Ciro (cfr. el final del Segundo libro de Crónicas) viene postulada por el dinamismo de la obra.
No es de extrañar que los levitas ocupen una parte privilegiada en el conjunto narrativo; son mencionados unas cien veces en Crónicas, unas sesenta en Esdras y Nehemías frente a las tres de Samuel y Reyes. A la clase levítica pertenecía el reformador Esdras, y algunos profetas citados en la obra ostentan un cierto aire levítico. David, de la tribu de Judá, es el fundador y patrono de la institución levítica; pero el rey no debe usurpar funciones sacerdotales.
La práctica del culto ocupa gran espacio en el libro, es criterio para enjuiciar a muchos reyes, es el puesto adonde se convoca la historia pretérita, en forma de recuerdo, como tema de alabanza.

Autor y finalidad. ¿Quién escribe esta extraña historia, haciendo pobre competencia a las ya escritas? Probablemente un personaje con una tarea difícil y urgente, que necesita un documento simple y eficaz para su tarea.
La situación grave sería la de la comunidad judía en la segunda mitad del s. V a.C.; una comunidad dependiente del imperio persa, como grupo tolerado y ligeramente sospechoso, con problemas internos de decadencia religiosa, de disolución entre los habitantes de la zona, amenazada por los vecinos samaritanos, que también se consideraban pueblo escogido y apelaban a Moisés y a su Torá. La personalidad robusta sería un hombre con clara conciencia de la situación, conocimiento de la historia y energía para enfrentarse con los problemas.
Su acción se desarrollaría en dos planos paralelos: reformas concretas y enérgicas y un documento que las justificase -como el Deuteronomio para la reforma de Josías-.
Las genealogías enlazan, reparten, organizan, porque ese pueblo de judíos amenazado por dentro y por fuera está sujeto por fuertes cadenas a la historia universal, con identidad propia que no puede perder, ya que es el resultado de una elección divina. Los pocos y débiles judíos del s. V a.C. son realmente el Israel elegido como centro de la historia universal.
Una historia que se centra en David, porque en él cristaliza la institución y la ley de Moisés, que los samaritanos quisieran poseer en monopolio. Se centra en Jerusalén, verdadero y único centro religioso, frente a las pretensiones de Siquén y el monte Garizín -donde a finales del s. V a.C. los samaritanos construyeron un templo rival-. Se centra en el culto del Templo, porque en él el pueblo siente su unidad ante Dios, en él sucede el encuentro con el Señor. La alabanza infunde optimismo y la plegaria escuchada excita a la confianza, dos cosas que necesitan los judíos para los años venideros.

Resultado. ¿Logró el autor lo que intentaba? Sabemos que la comunidad judía continuó sin perder su identidad y supo enfrentarse un siglo más tarde a la onda arrolladora del helenismo y, después, a todos los avatares de una historia de diásporas, persecuciones y holocaustos. No es que la historia Cronista explique por sí solo tal éxito, pero probablemente tuvo su parte al tratar de definir la identidad del pueblo de Israel no en términos políticos, sino en términos de una misión trascendente: escuchar la Palabra de Dios, obedecer su ley y rendirle culto.

INTRODUCCIÓN

Una de las aficiones sobresalientes de este autor son las listas de nombres. Una quinta parte de la obra la constituyen estas listas. Desfilan en ella algunos nombres ilustres, como un friso con mucha historia cargada a las espaldas; otros son personajes secundarios; otros son simples comparsas en términos de acción. Y el autor nos deja sin nombrar los jefes.
¿Por qué semejante afán? Desde luego actúa el deseo de registrar, la fidelidad burocrática de archivar y copiar. Claro que al lector normal no le interesan esas listas por sí mismas, y es lógico que se las salte. Muchos personajes y poca acción. ¿Hay algo más en ese afán? Una cierta afición nobiliaria a los árboles genealógicos: David empalma con Abrahán y Adán, muchos israelitas enlazan con los doce Patriarcas y con su padre, Jacob. El pobre Israel del s. V a.C. tiene una trayectoria de nobleza histórica: desciende de aquellos personajes que interpretaron una historia cuyo protagonista era Dios.
Esa historia es movimiento «de generación en generación»: nada de mitos ni de héroes legendarios, sino hombres de carne y hueso con sus nombres propios -no figuran las mujeres-. Y esa historia es prueba de la fidelidad de Dios, que no ha dejado perderse ni extinguirse a su pueblo, que siempre lo ha acompañado con la bendición patriarcal de la fecundidad, unas veces acreciendo, otras conservando un resto.
Como hay un libro que registra los nombres de los que viven, así este libro conserva el nombre y la memoria de los que vivieron y los transmite a la posteridad.
¿Se trata de nombres históricos o inventa el autor? Hemos de contar con el hecho de recuerdos tenaces en el seno de las familias y con la posibilidad de archivos salvados de la catástrofe. Carecemos de datos objetivos para controlar la validez de las listas. En cuanto a la transmisión escrita, el género se prestaba a las corrupciones, adaptaciones y demás errores de copia y transliteración.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

I Crónicas 17,1-27Profecía de Natán. Siguiendo a 2 Sm 7, el Cronista quiere resaltar que aunque David quiso construir un templo para el Señor, el Señor no se lo permitió por ser «hombre de guerra» (2Sa_28:3) y sería su hijo Salomón, «hombre de paz» (2Sa_22:9), quien lo haría. David será el autor moral del Templo: él adquiere el terreno (capítulo 21), reúne los materiales para la construcción (capítulo 22), organiza el personal (capítulos 22-26); sin embargo será Salomón quien lo construya. Por otra parte, el Cronista quiere resaltar que la construcción del Templo es iniciativa directa de Dios y no del rey (4.11.14).
La plegaria de David de 17,16-27, sirve al Cronista para expresar la humildad de David ante la majestad de Dios y su petición de que sean confirmadas las promesas divinas.