I Crónicas 6 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 81 versitos |
1

Descendientes de Leví
Nm 3,17-20; 26,57-60

Hijos de Leví: Guersón, Quehat y Merarí.
2 Hijos de Quehat: Amrán, Yishar, Hebrón y Uziel.
3 Hijos de Amrán: Aarón, Moisés y María. Hijos de Aarón: Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar.
4 Eleazar engendró a Fineés; Fineés engendró a Abisúa;
5 Abisúa engendró a Buquí; Buquí engendró a Uzí;
6 Uzí engendró a Zerajías; Zerajías engendró a Merayot;
7 Merayot engendró a Amarías; Amarías engendró a Ajitub;
8 Ajitub engendró a Sadoc; Sadoc engendró a Ajimás;
9 Ajimás engendró a Azarías; Azarías engendró a Juan;
10 Juan engendró a Azarías, que ejerció el sacerdocio en el templo construido por Salomón en Jerusalén;
11 Azarías engendró a Amarías; Amarías engendró a Ajitub;
12 Ajitub engendró a Sadoc; Sadoc engendró a Salún;
13 Salún engendró a Jelcías; Jelcías engendró a Azarías;
14 Azarías engendró a Serayas; Serayas engendró a Yosadac,
15 y Yosadac fue al cautiverio cuando el Señor desterró a Judá y a Jerusalén por medio de Nabucodonosor.
16 Hijos de Leví: Guersón, Quehat y Merarí.
17 Nombres de los guersonitas: Libní y Semeí;
18 de los quehatitas: Amrán, Yishar, Hebrón y Uziel;
19 de los meraritas: Majlí y Musí. Éstos son los clanes levitas por familias.
20 Línea de descendientes de Guersón: Libní, Yájat, Zimá,
21 Yoaj, Idó, Zéraj, Yeatray.
22 Línea de descendientes de Quehat: Aminadab, Córaj, Asir,
23 Elcaná, Abiasaf, Asir,
24 Tájat, Uriel, Uzías, Saúl.
25 Hijos de Elcaná: Amasay y Ajimot,
26 padre de Elcaná, padre de Sofay, padre de Nájat,
27 padre de Eliab, padre de Yeroján, padre de Elcaná, padre de Samuel;
28 hijos de Samuel: Joel, el primogénito, y Abías, el segundo.
29 Línea de descendientes de Merarí: Majlí, Libní, Semeí, Uzá.
30 Simeá, Jaguías, Asayas.
31 Maestros del coro nombrados por David para el templo del Señor cuando se colocó allí el arca.
32 Su oficio consistía en cantar delante del tabernáculo de la tienda del encuentro, hasta que Salomón edificó al Señor el templo de Jerusalén y realizaron en él su ministerio según las normas prescritas.
33 Los que ejercían este ministerio y sus hijos son los siguientes: de los quehatitas, Hemán, cantor, hijo de Joel, de Samuel,
34 de Elcaná, de Yeroján, de Eliel, de Toj,
35 de Suf, de Elcaná, de Májat, de Amasay,
36 de Elcaná, de Joel, de Azarías, de Sofonías,
37 de Tájat, de Asir, de Abiasaf, de Córaj,
38 de Yishar, de Quehat, de Leví, de Israel.
39 Su colega Asaf estaba a su derecha; Asaf era hijo de Baraquías, de Simeá,
40 de Miguel, de Baseyas, de Malquías,
41 de Etní, de Zéraj, de Adaya,
42 de Etán, de Zimá, de Semeí,
43 de Yájat, de Guersón, de Leví.
44 A su izquierda estaban sus parientes meraritas: Etán, hijo de Cusí, de Abdí, de Maluc,
45 de Jasabías, de Amasías, de Jelcías,
46 de Amasí, de Baní, de Sémer,
47 de Majlí, de Musí, de Merarí, de Leví.
48 Sus hermanos levitas fueron asignados a todos los servicios del tabernáculo del templo.
49 Aarón y sus hijos ofrecían los sacrificios en el altar de los holocaustos y el incienso en el altar de los perfumes, se encargaban de todo lo concerniente a las cosas santísimas y de hacer la expiación por Israel, como había mandado Moisés, siervo de Dios.
50 Línea de descendientes de Aarón: Eleazar, Fineés, Abisúa,
51 Buquí, Uzí, Zerajías,
52 Merayot, Amarías, Ajitub,
53 Sadoc, Ajimás.
54

Ciudades levíticas
Jos 21

Lugares de residencia de los descendientes de Aarón, según los límites de sus campamentos: a los hijos de Aarón, del clan de Quehat – porque a ellos les tocó primero la suerte– ,
55 les correspondieron Hebrón, en territorio de Judá, con sus campos de pastoreo alrededor;
56 pero, el campo de la ciudad y sus poblados se los habían dado en propiedad a Caleb, hijo de Jefoné.
57 A los hijos de Aarón con derecho de asilo les asignaron Hebrón, Libná y sus campos de pastoreo, Yatir y Estemó y sus campos de pastoreo,
58 Jilez y sus campos de pastoreo, Debir y sus campos de pastoreo,
59 Asán y sus campos de pastoreo, Bet Semes y sus campos de pastoreo.
60 De la tribu de Benjamín: Guibeá y sus campos de pastoreo, Alémet y sus campos de pastoreo, Anatot y sus campos de pastoreo. Suma total, trece pueblos con sus campos de pastoreo.
61 A los demás clanes de quehatitas les tocaron en suerte diez ciudades de la tribu de Efraín, de la tribu de Dan y de una media tribu de Manasés.
62 A los clanes guersonitas les tocaron trece ciudades de la tribu de Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu de Neftalí y de la tribu de Manasés en Basán.
63 A los clanes meraritas les tocaron doce ciudades de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la tribu de Zabulón.
64 Los hijos de Israel entregaron a los levitas estas ciudades con sus campos de pastoreo.
65 Las poblaciones de las tribus de Judá, Simeón y Benjamín indicadas anteriormente por su nombre las entregaron por sorteo.
66 A los clanes de Quehat les tocaron en suerte ciudades de la tribu de Efraín.
67 Les asignaron, con derecho de asilo, Siquén y sus campos de pastoreo en la serranía de Efraín, Guézer y sus campos de pastoreo,
68 Yocmeán y sus campos de pastoreo, Bet-Jorón y sus campos de pastoreo,
69 Ayalón y sus campos de pastoreo, Gat Rimmón y sus campos de pastoreo.
70 Y de la media tribu de Manasés: Aner y sus campos de pastoreo, Bileán y sus campos de pastoreo los entregaron a los restantes clanes quehatitas.
71 A los hijos de Guersón y sus familias se les dio: de la media tribu de Manasés, Golán de Basán y sus campos de pastoreo, Astarot y sus campos de pastoreo.
72 De la tribu de Isacar, Quisión y sus campos de pastoreo, Daberat y sus campos de pastoreo,
73 Ramot y sus campos de pastoreo, En Ganim y sus campos de pastoreo.
74 De la tribu de Aser, Misal y sus campos de pastoreo, Abdón y sus campos de pastoreo,
75 Jelcá y sus campos de pastoreo, Rejob y sus campos de pastoreo.
76 De la tribu de Neftalí, Cades de Galilea, Jamón y sus campos de pastoreo, Quiriataym y sus campos de pastoreo.
77 A los restantes descendientes de Merarí se les dio: de la tribu de Zabulón, Rimmón y sus campos de pastoreo, Tabor y sus campos de pastoreo.
78 En Transjordania, frente a Jericó, a oriente del Jordán, de la tribu de Rubén, Béser Bamidbar y sus campos de pastoreo, Yahas y sus campos de pastoreo,
79 Quedemot y sus campos de pastoreo, Mepaat y sus campos de pastoreo.
80 De la tribu de Gad, Altos de Galaad y sus campos de pastoreo, Majnaym y sus campos de pastoreo,
81 Jesbón y sus campos de pastoreo, Yaazer y sus campos de pastoreo.

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Introducción a I Crónicas

1 CRÓNICAS

Historia Cronista. Hacia el año 400 a.C., según muchos indicios, se compuso la obra histórica que abarca los libros de las Crónicas -Anales o Paralipómenos-, Esdras y Nehemías; desde Adán hasta Esdras. ¿Hacía falta volver a escribir la historia? ¿No bastaba añadir a lo ya escrito unos capítulos sobre la vuelta del destierro y la comunidad judía del s. V a.C.? El autor, que conocía la situación de primera mano, juzgó que debía hacerlo.
Para componer su obra recoge gran parte de sus materiales de los libros históricos precedentes, ya sea compilando largas listas genealógicas, ya sea copiando con retoques capítulos enteros. Tan importante como lo que toma de los libros de Samuel y de los Reyes, es lo que excluye: 1. La historia de Saúl y del reino del Norte. 2. Los episodios menos edificantes de sus héroes, David y Salomón. 3. Mucho de la actividad civil, militar y política de ambos. ¿Qué finalidad se propuso al escribir su obra?

Novedad de Crónicas. El autor, sencilla y audazmente, quiso ofrecer una nueva lectura de la historia, como si la función primaria de ésta fuera congregarse en el Templo para encontrar al Señor y alabarlo; una visión litúrgica de la historia. La alabanza se complementa con la súplica confiada: en las dificultades, en las batallas, el pueblo tiene que rezar, confiar y esperar; el resto lo hace milagrosamente Dios.
Hacia ese centro histórico, el Templo como lugar del encuentro y de la alabanza, tienden todas las generaciones desde Adán hasta la época del autor.
Para esta empresa cúltica llegó a reinar David; sus guerras se cuentan para justificar que él no pudo edificar el Templo; el episodio del censo infausto se cuenta porque introduce el terreno en que se alzará el Templo. Salomón completa a su padre David en cuanto proyecta, ejecuta y realiza la construcción. Lo que sigue, cuelga de ese centro histórico, sobre todo en forma de sucesivas restauraciones o reformas: Josafat, Joás, Ezequías y Josías. La restauración llevada a cabo por Ciro (cfr. el final del Segundo libro de Crónicas) viene postulada por el dinamismo de la obra.
No es de extrañar que los levitas ocupen una parte privilegiada en el conjunto narrativo; son mencionados unas cien veces en Crónicas, unas sesenta en Esdras y Nehemías frente a las tres de Samuel y Reyes. A la clase levítica pertenecía el reformador Esdras, y algunos profetas citados en la obra ostentan un cierto aire levítico. David, de la tribu de Judá, es el fundador y patrono de la institución levítica; pero el rey no debe usurpar funciones sacerdotales.
La práctica del culto ocupa gran espacio en el libro, es criterio para enjuiciar a muchos reyes, es el puesto adonde se convoca la historia pretérita, en forma de recuerdo, como tema de alabanza.

Autor y finalidad. ¿Quién escribe esta extraña historia, haciendo pobre competencia a las ya escritas? Probablemente un personaje con una tarea difícil y urgente, que necesita un documento simple y eficaz para su tarea.
La situación grave sería la de la comunidad judía en la segunda mitad del s. V a.C.; una comunidad dependiente del imperio persa, como grupo tolerado y ligeramente sospechoso, con problemas internos de decadencia religiosa, de disolución entre los habitantes de la zona, amenazada por los vecinos samaritanos, que también se consideraban pueblo escogido y apelaban a Moisés y a su Torá. La personalidad robusta sería un hombre con clara conciencia de la situación, conocimiento de la historia y energía para enfrentarse con los problemas.
Su acción se desarrollaría en dos planos paralelos: reformas concretas y enérgicas y un documento que las justificase -como el Deuteronomio para la reforma de Josías-.
Las genealogías enlazan, reparten, organizan, porque ese pueblo de judíos amenazado por dentro y por fuera está sujeto por fuertes cadenas a la historia universal, con identidad propia que no puede perder, ya que es el resultado de una elección divina. Los pocos y débiles judíos del s. V a.C. son realmente el Israel elegido como centro de la historia universal.
Una historia que se centra en David, porque en él cristaliza la institución y la ley de Moisés, que los samaritanos quisieran poseer en monopolio. Se centra en Jerusalén, verdadero y único centro religioso, frente a las pretensiones de Siquén y el monte Garizín -donde a finales del s. V a.C. los samaritanos construyeron un templo rival-. Se centra en el culto del Templo, porque en él el pueblo siente su unidad ante Dios, en él sucede el encuentro con el Señor. La alabanza infunde optimismo y la plegaria escuchada excita a la confianza, dos cosas que necesitan los judíos para los años venideros.

Resultado. ¿Logró el autor lo que intentaba? Sabemos que la comunidad judía continuó sin perder su identidad y supo enfrentarse un siglo más tarde a la onda arrolladora del helenismo y, después, a todos los avatares de una historia de diásporas, persecuciones y holocaustos. No es que la historia Cronista explique por sí solo tal éxito, pero probablemente tuvo su parte al tratar de definir la identidad del pueblo de Israel no en términos políticos, sino en términos de una misión trascendente: escuchar la Palabra de Dios, obedecer su ley y rendirle culto.

INTRODUCCIÓN

Una de las aficiones sobresalientes de este autor son las listas de nombres. Una quinta parte de la obra la constituyen estas listas. Desfilan en ella algunos nombres ilustres, como un friso con mucha historia cargada a las espaldas; otros son personajes secundarios; otros son simples comparsas en términos de acción. Y el autor nos deja sin nombrar los jefes.
¿Por qué semejante afán? Desde luego actúa el deseo de registrar, la fidelidad burocrática de archivar y copiar. Claro que al lector normal no le interesan esas listas por sí mismas, y es lógico que se las salte. Muchos personajes y poca acción. ¿Hay algo más en ese afán? Una cierta afición nobiliaria a los árboles genealógicos: David empalma con Abrahán y Adán, muchos israelitas enlazan con los doce Patriarcas y con su padre, Jacob. El pobre Israel del s. V a.C. tiene una trayectoria de nobleza histórica: desciende de aquellos personajes que interpretaron una historia cuyo protagonista era Dios.
Esa historia es movimiento «de generación en generación»: nada de mitos ni de héroes legendarios, sino hombres de carne y hueso con sus nombres propios -no figuran las mujeres-. Y esa historia es prueba de la fidelidad de Dios, que no ha dejado perderse ni extinguirse a su pueblo, que siempre lo ha acompañado con la bendición patriarcal de la fecundidad, unas veces acreciendo, otras conservando un resto.
Como hay un libro que registra los nombres de los que viven, así este libro conserva el nombre y la memoria de los que vivieron y los transmite a la posteridad.
¿Se trata de nombres históricos o inventa el autor? Hemos de contar con el hecho de recuerdos tenaces en el seno de las familias y con la posibilidad de archivos salvados de la catástrofe. Carecemos de datos objetivos para controlar la validez de las listas. En cuanto a la transmisión escrita, el género se prestaba a las corrupciones, adaptaciones y demás errores de copia y transliteración.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

I Crónicas 6,1-66Descendientes de Leví - Ciudades levíticas. El texto se ocupa sobre todo de la descendencia de Quehat, la línea a través de la cual se llega a Aarón y, a partir de él, a los sumos sacerdotes hasta la época del exilio. La lista de los sumos sacerdotes sirve para confirmar la continuidad del servicio sacerdotal de Israel y legitimar el sacerdocio sadoquita (1Re_2:26s.35). La lista continúa siguiendo a Núm_3:17-20. Luego señala a los descendientes de Leví según las tareas realizadas: cantores, servidores del Templo y sacerdotes. Finalmente presenta una larga lista de poblados levíticos tomada de Gn 31 y Jos_21:5-8. Las ciudades mencionadas se encuentran en el territorio de las demás tribus.