II Crónicas  10 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 19 versitos |
1

LOS REYES DE JUDÁ HASTA EL EXILIO
El cisma
1 Re 12,1-24

Roboán fue a Siquén, porque todo Israel había acudido allí para proclamarlo rey.
2 Cuando se enteró Jeroboán, hijo de Nabat – que estaba todavía en Egipto, adonde había ido huyendo del rey Salomón– , se volvió de Egipto.
3 Lo mandaron llamar, y él se presentó con toda la asamblea israelita. Entonces hablaron así a Roboán:
4 – Tu padre nos impuso un yugo pesado. Aligera ahora la dura servidumbre a que nos sujetó tu padre y el yugo pesado que nos echó encima, y te serviremos.
5 Él les dijo:
– Vuelvan a verme dentro de tres días.
Ellos se fueron,
6 y el rey Roboán consultó a los ancianos que habían estado al servicio de su padre, Salomón, mientras vivía:
–¿Qué respuesta me aconsejan dar a esta gente?
7 Le dijeron:
– Si te portas bien con este pueblo, si eres condescendiente con ellos y les respondes con buenas palabras, serán servidores tuyos de por vida.
8 Pero él desechó el consejo de los ancianos y consultó a los jóvenes que se habían educado con él y estaban a su servicio.
9 Les preguntó:
– Esta gente me pide que les aligere el yugo que les echó encima mi padre. ¿Qué me aconsejan que les responda?
10 Los jóvenes que se habían educado con él le respondieron:
– O sea, que esa gente te ha dicho: Tu padre nos impuso un yugo pesado, tú alívianos esa carga. Diles esto: Mi dedo meñique es más grueso que la cintura de mi padre.
11 Si mi padre les cargó un yugo pesado, yo les aumentaré la carga; si mi padre los castigó con azotes, yo los castigaré con latigazos.
12 Al tercer día, la fecha señalada por el rey, Jeroboán y todo el pueblo fueron a ver a Roboán.
13 El rey les respondió ásperamente; desechó el consejo de los ancianos
14 y les habló siguiendo el consejo de los jóvenes:
– Si mi padre los cargó con un yugo pesado,
yo les aumentaré la carga;
si mi padre los castigó con azotes,
yo los castigaré con latigazos.
15 De manera que el rey no hizo caso al pueblo, porque era una ocasión buscada por el Señor para que se cumpliese la Palabra del Señor que Ajías, el de Siló, comunicó a Jeroboán, hijo de Nabat.
16 Viendo los israelitas que el rey no les hacía caso, le replicaron:
–¿Qué parte tenemos nosotros con David?
¡No tenemos herencia común con el hijo de Jesé!
¡A tus tiendas, Israel!
¡Ahora, David, a cuidar de tu casa!
Los de Israel se marcharon a casa,
17 aunque los israelitas que vivían en las poblaciones de Judá siguieron sometidos a Roboán.
18 El rey Roboán envió entonces a Adorán, encargado de las brigadas de trabajadores, pero los israelitas lo mataron a pedradas. Y el mismo rey Roboán tuvo que subir precipitadamente a su carro y huir a Jerusalén.
19 Así fue como se independizó Israel de la casa de David, hasta hoy.

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Introducción a II Crónicas 

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Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

II Crónicas  10,1Los reyes de Judá hasta el exilio. La última parte de la obra del Cronista está dedicada a la historia del reino de Judá, desde Salomón hasta los tiempos del exilio, eliminando casi por completo toda referencia al reino del norte. Para el Cronista el reino de Judá representará todo Israel.
El criterio de valoración de cada rey será su fidelidad a Dios. Como modelos de esa fidelidad sobresalen cuatro figuras ideales: Asá, Josafat, Josías y sobre todo Ezequías. Junto a los reyes aparecen los profetas, cuyo anuncio se condensa en advertencias y en insistentes invitaciones a la fidelidad hacia el Señor. En realidad, el Cronista invita a la comunidad post-exílica a buscar a Dios, a mantenerse fiel a Aquel que se ha mantenido fiel a su pueblo, a pesar de las dificultades.


II Crónicas  10,2-19El cisma. Este relato se basa en 1Re_12:1-24. Aquí la rebelión de Jeroboán es presentada como castigo por los pecados de Salomón (4.10s.14) narrados en 1Re_11:1-13, que el Cronista ha ignorado. Además, da por supuesto que los lectores conocen la rebelión de Jeroboán y el episodio del profeta Ajías de Silo narrados en 1Re_11:29-40 (15). Presentado de esta manera, las quejas de las tribus del norte carecen de fundamento. El cisma del norte es presentado entonces como una rebelión de un siervo contra su señor (1Re_13:6). En realidad, el Cronista se ve obligado a hablar del cisma ya que éste entra en contradicción con su perspectiva teológica de un Israel unido y fiel.