II Crónicas  12 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 16 versitos |
1 Pero cuando Roboán consolidó su reino y se hizo fuerte, él y todo Israel abandonaron la ley del Señor.
2 Por haberse rebelado contra el Señor, el año quinto de su reinado, Sisac, rey de Egipto, atacó Jerusalén
3 con mil doscientos carros, sesenta mil jinetes y una multitud innumerable de libios, suquíes y cusitas procedentes de Egipto.
4 Conquistaron las fortalezas de Judá y llegaron hasta Jerusalén.
5 Entonces el profeta Semayas se presentó a Roboán y a las autoridades de Judá, que se habían reunido en Jerusalén por miedo a Sisac, y les dijo:
– Así dice el Señor: Ustedes me han abandonado, yo los abandono ahora en manos de Sisac.
6 Las autoridades de Israel y el rey confesaron humildemente:
– El Señor tiene razón.
7 Cuando el Señor vio que se habían humillado, dirigió su palabra a Semayas:
– Han sido humildes, no los aniquilaré. Los salvaré dentro de poco y no derramaré mi cólera sobre Jerusalén por medio de Sisac.
8 Pero le quedarán sometidos para que aprecien lo que es servirme a mí y lo que es servir a los reyes de la tierra.
9 Sisac, rey de Egipto, atacó Jerusalén y se apoderó de los tesoros del templo y del palacio; se llevó todo, incluso los escudos de oro que había hecho Salomón.
10 Para sustituirlos, el rey Roboán hizo escudos de bronce y se los encomendó a los jefes de la escolta que vigilaban el acceso a palacio
11 cada vez que el rey iba al templo, los de la escolta los agarraban y luego volvían a dejarlos en el cuerpo de guardia.
12 Por haberse humillado, el Señor apartó su cólera de él y no lo destruyó por completo. También en Judá hubo cierto bienestar.
13 El rey Roboán se reafirmó en Jerusalén y siguió reinando. Tenía cuarenta y un años cuando subió al trono y reinó diecisiete en Jerusalén, la ciudad que el Señor había elegido como propiedad personal entre todas las tribus de Israel. Su madre se llamaba Naamá y era amonita.
14 Obró mal porque no se dedicó de corazón a servir al Señor.
15 Las gestas de Roboán, de las primeras a las últimas, se hallan escritas en la Historia del profeta Semayas y del vidente Idó. Hubo guerras continuas entre Roboán y Jeroboán.
16 Cuando murió lo enterraron en la Ciudad de David. Su hijo Abías le sucedió en el trono.

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Introducción a II Crónicas 

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Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

II Crónicas  12,1-16Fase negativa (12:1-16). Mediante un esquema de pecado, humillación y perdón; el Cronista aplica la doctrina de la retribución al caso de Roboán. Ante el abandono de su Ley, el Señor exige humillación del rey y del pueblo por intermedio del profeta Semayas (6.7.12). Como el pueblo se humilla, el Señor no destruye del todo a Judá (12). El capítulo concluye caracterizando a Roboán como aquel que «obró mal porque no se dedicó de corazón a servir al Señor» (14).