II Crónicas  29 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 36 versitos |
1

Ezequías de Judá (727-698)
2 Re 18– 20

Cuando Ezequías subió al trono tenía veinticinco años y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre se llamaba Abí, hija de Zacarías.
2 Hizo lo que el Señor aprueba, igual que su antepasado David.
3 El año primero de su reinado, el mes primero, abrió y restauró las puertas del templo.
4 Hizo venir a los sacerdotes y levitas, los reunió en la Plaza de Oriente
5 y les dijo:
– Escúchenme, levitas: Purifíquense y purifiquen el templo del Señor, Dios de sus padres. Saquen del santuario la impureza,
6 porque nuestros padres pecaron, hicieron lo que reprueba el Señor, nuestro Dios, lo abandonaron y se despreocuparon por completo de la morada del Señor.
7 Por si fuera poco, cerraron las puertas de la nave, apagaron las lámparas y dejaron de quemar incienso y de ofrecer holocaustos en el santuario del Dios de Israel.
8 Entonces el Señor se indignó con Judá y Jerusalén, y los hizo objeto de estupor, de espanto y de burla, como ustedes pueden ver con sus propios ojos.
9 Nuestros padres murieron a espada y nuestros hijos, hijas y mujeres marcharon al destierro por este motivo.
10 Ahora tengo el propósito de sellar una alianza con el Señor, Dios de Israel, para que cese en su ira contra nosotros.
11 Por tanto, hijos míos, no sean negligentes, que el Señor los ha elegido para estar en su presencia, servirle, ser sus ministros y quemar incienso.
12 Entonces los levitas – Májat, hijo de Amasay, y Joel, hijo de Azarías, descendientes de Quehat; Quis, hijo de Abdí, y Azarías, hijo de Yehalelel, descendientes de Merarí; Yoaj, hijo de Zimá, y Edén, hijo de Yoaj, descendientes de Guersón;
13 Simrí y Yeguiel, descendientes de Elisafán; Zacarías y Matanías, descendientes de Asaf;
14 Yejiel y Semeí, descendientes de Hemán; Semayas y Uziel, descendientes de Yedutún–
15 reunieron a sus hermanos, se purificaron y fueron a purificar el templo, como había dispuesto el rey por orden del Señor.
16 Los sacerdotes penetraron en el interior del templo para purificarlo; sacaron al atrio todas las cosas impuras que encontraron en el templo, y los levitas las agarraron y arrojaron fuera, al torrente Cedrón.
17 La tarea de purificación comenzó el día uno del mes primero; el ocho llegaron a la nave del templo, y durante otros ocho días purificaron el templo, y terminaron el dieciséis del mismo mes.
18 Se presentaron luego al rey Ezequías y le dijeron:
– Ya hemos purificado todo el templo: el altar de los holocaustos con todos sus utensilios y la mesa de los panes presentados con todos sus utensilios.
19 También hemos reparado y purificado todos los objetos que el rey Acaz profanó con su rebeldía durante su reinado. Los hemos dejado delante del altar del Señor.
20 Muy de mañana, el rey Ezequías reunió a las autoridades de la ciudad y subió al templo.
21 Llevaron siete toros, siete carneros, siete corderos y siete chivos como sacrificio expiatorio por la monarquía, por el santuario y por Judá. Luego ordenó a los sacerdotes aaronitas que los ofreciesen sobre el altar del Señor.
22 Sacrificaron los toros, y los sacerdotes recogieron la sangre y la derramaron sobre el altar; sacrificaron los carneros y derramaron la sangre sobre el altar; sacrificaron los corderos y derramaron la sangre sobre el altar.
23 Luego llevaron los chivos de la expiación delante del rey y de la comunidad para que les impusiesen las manos.
24 Los sacerdotes los degollaron y derramaron la sangre sobre el altar para obtener el perdón de todo Israel, ya que el rey había ordenado que el holocausto y el sacrificio de expiación fueran por todo Israel.
25 El rey había instalado a los levitas en el templo, con platillos, arpas y cítaras, como lo habían dispuesto David, Gad, el vidente del rey, y el profeta Natán. La orden era de Dios, por medio de sus profetas.
26 Así, se hallaban presentes los levitas con los instrumentos de David y los sacerdotes con las trompetas.
27 Ezequías dio orden de ofrecer el holocausto ante el altar, y en el mismo instante en que empezó el holocausto comenzó el canto del Señor y el son de las trompetas, acompañados de los instrumentos de David, rey de Israel.
28 Hasta que terminó el holocausto toda la comunidad permaneció postrada, mientras continuaban los cantos y resonaban las trompetas.
29 Cuando acabó, el rey y su séquito se postraron en adoración.
30 Luego Ezequías y las autoridades pidieron a los levitas que alabasen al Señor con canciones de David y del vidente Asaf. Lo hicieron con tono festivo y adoraron al Señor haciendo reverencia.
31 Luego Ezequías tomó la palabra y dijo:
– Ahora quedan consagrados al Señor. Acérquense y ofrezcan sacrificios de acción de gracias por el templo.
La comunidad ofreció sacrificios de acción de gracias y las personas generosas holocaustos.
32 El número de víctimas que ofreció la comunidad fue de setenta toros, cien carneros y doscientos corderos, todos en holocausto al Señor.
33 Las ofrendas sagradas fueron seiscientos toros y tres mil ovejas.
34 Como los sacerdotes eran pocos y no daban abasto para desollar tantas víctimas, los ayudaron sus hermanos, los levitas, hasta que terminaron la tarea y se purificaron los sacerdotes, porque los levitas se mostraron más dispuestos a purificarse que los sacerdotes.
35 Hubo muchos holocaustos, además de la grasa de los sacrificios de comunión y de las libaciones de los holocaustos. Así se restableció el culto del templo.
36 Ezequías y el pueblo se alegraron de que Dios hubiera movido al pueblo, porque todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos.

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Introducción a II Crónicas 

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Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

II Crónicas  29,1-36Ezequías de Judá. El Cronista dedica cuatro capítulos al reinado de Ezequías, haciendo de este rey el más importante de Judá, después de David y Salomón. El autor sigue a 2 Re 18-20 omitiendo 2Re_18:9-12 y añadiendo la purificación del Templo y la restauración del culto (2Re_29:3-36), la celebración de la Pascua (2Re_30:1-27), la reorganización del clero (2Re_31:1-19), y la prosperidad de Ezequías (2Re_32:27-30). Es evidente que la atención del Cronista está dirigida al aspecto religioso del reinado. Ezequías se convierte en el gran renovador religioso, superior incluso a Josías. Es interesante ver que no aparece ningún profeta, tal vez porque la fidelidad de Ezequías al Señor no necesita de un profeta que lo recuerde.
Reforma religiosa (29:1-36). Este capítulo nos narra el restablecimiento del culto en el Templo clausurado por Acaz. Se abren las puertas del Templo (2Re_29:3) y se realizan sacrificios de animales (2Re_29:18-24). Sobresale la importancia de los levitas en relación con los sacerdotes. En esta ceremonia el Cronista hace resaltar la presencia de la música sagrada animada por levitas cantores (25-30); y de la alegría que hay en ella (30b).