II Crónicas  32 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 33 versitos |
1 Después de estos actos de lealtad, Senaquerib, rey de Asiria, se puso en marcha, llegó a Judá, sitió las fortalezas y dio orden de conquistarlas.
2 Ezequías advirtió que Senaquerib venía dispuesto a atacar a Jerusalén.
3 Reunido en consejo con las autoridades civiles y militares, propuso cegar los manantiales que había fuera de la ciudad; y ellos lo apoyaron.
4 Reunieron mucha gente y cegaron todas las fuentes y el canal subterráneo que atravesaba la ciudad, diciéndose: Sólo falta que cuando venga el rey de Asiria encuentre agua en abundancia.
5 Con gran energía reparó toda la muralla derruida, la coronó con torres, edificó una muralla exterior, fortificó la zona del terraplén, la Ciudad de David, e hizo numerosas lanzas y escudos.
6 Nombró jefes militares al frente de la población, los reunió en la Plaza Mayor y les dio ánimo con estas palabras:
7 –¡Sean fuertes y tengan valor! No se asusten ni se acobarden ante el rey de Asiria y la multitud que le sigue. Nosotros contamos con algo más grande que él.
8 Él cuenta con fuerzas humanas, nosotros con el Señor, nuestro Dios, que nos auxilia y guerrea con nosotros.
El pueblo se animó con las palabras de Ezequías, rey de Judá.
9 Más tarde, Senaquerib, rey de Asiria, que sitiaba Laquis con todas sus tropas, envió a unos cortesanos a Jerusalén para que dijesen a Ezequías, rey de Judá, y a todos los judíos que se encontraban en Jerusalén:
10 – Así dice Senaquerib, rey de Asiria: ¿En qué confían ustedes para seguir en una ciudad sitiada como Jerusalén?
11 ¿No ven que Ezequías los está engañando y los lleva a morir de hambre y de sed cuando dice: El Señor, nuestro Dios, nos salvará de la mano del rey de Asiria?
12 ¿No fue él quien suprimió sus santuarios y sus altares ordenando a judíos y jerosolimitanos que se postren y quemen incienso ante un único altar?
13 ¿No saben lo que hice yo y lo que hicieron mis antepasados con todos los pueblos del mundo? ¿Acaso los dioses de esos pueblos pudieron librar sus territorios de mi mano?
14 ¿Qué dios de esos pueblos que exterminaron mis antepasados consiguió librar a su gente de mi mano? ¿Y su Dios, va a poder salvarlos?
15 No se dejen engañar y embaucar por Ezequías. No confíen en él. Ningún dios de ninguna nación o reino pudo librar a su pueblo de mi mano y de la de mis antepasados. ¡Y va a poder librarlos su Dios!
16 Los cortesanos siguieron hablando contra el Señor Dios y contra su siervo Ezequías.
17 Senaquerib había escrito también un mensaje insultando al Señor, Dios de Israel, y diciendo contra él: Lo mismo que los dioses nacionales no libraron sus pueblos de mi mano, tampoco el Dios de Ezequías librará a su pueblo.
18 Hablaban a gritos, en hebreo, dirigiéndose al pueblo de Jerusalén que se encontraba en la muralla, para atemorizarlo y asustarlo, a fin de apoderarse de la ciudad.
19 Hablaron del Dios de Jerusalén como si se tratase de un dios cualquiera, fabricado por hombres.
20 El rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amós, se pusieron en oración con este motivo y clamaron al cielo.
21 Entonces el Señor envió un ángel, que aniquiló a todos los soldados y a los jefes y oficiales del campamento del rey asirio. Éste volvió a su país derrotado, y una vez que entró en el templo de su dios lo asesinaron allí sus propios hijos.
22 El Señor salvó a Ezequías y a los habitantes de Jerusalén de manos de Senaquerib, rey de Asiria, y de todos los enemigos, concediéndoles paz en las fronteras.
23 Mucha gente vino a Jerusalén para ofrecer dones al Señor y presentes a Ezequías de Judá, que a raíz de esto adquirió gran prestigio en todas las naciones.
24 Por entonces, Ezequías había enfermado de muerte. Oró al Señor, que le prometió sanarlo y le concedió un prodigio.
25 Pero Ezequías no correspondió a este beneficio; al contrario, se llenó de orgullo y atrajo sobre sí, sobre Judá y sobre Jerusalén la cólera del Señor.
26 Pero luego se arrepintió de su orgullo, junto con todos los habitantes de Jerusalén, y la ira del Señor no se abatió más sobre ellos en vida de Ezequías.
27 Tuvo gran riqueza y prestigio. Acumuló gran cantidad de plata, oro, piedras preciosas, aromas, escudos y objetos de valor de todas clases;
28 construyó silos para las cosechas de trigo, vino nuevo y aceite, establos para todo tipo de ganado y corrales para los rebaños.
29 Edificó ciudades y reunió un inmenso rebaño de ovejas y vacas, porque Dios le concedió muchísimos bienes.
30 Fue Ezequías quien cegó la salida superior de las aguas de Guijón y las desvió por un subterráneo a la parte occidental de la Ciudad de David.
31 Triunfó en todas sus empresas; y cuando los príncipes de Babilonia le enviaron mensajeros para informarse del prodigio que había sucedido en su país, si Dios lo abandonó fue para ponerlo a prueba y conocer sus intenciones.
32 Para más datos sobre Ezequías y sobre sus obras de piedad, véanse el libro del profeta Isaías, hijo de Amós, y el libro de los reyes de Judá e Israel.
33 Cuando murió Ezequías lo enterraron en la cuesta de las tumbas de los descendientes de David. Los judíos y la población de Jerusalén le dedicaron un gran funeral. Su hijo Manasés le sucedió en el trono.

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Introducción a II Crónicas 

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Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

II Crónicas  32,1-33Invasión de Senaquerib (32:1-33). El episodio de la invasión de Senaquerib, rey de Asiria, es una reelaboración de 2 Re 18s, adaptándolo a su pensamiento. El capítulo está construido sobre el esquema fidelidad (1), prueba (7s.20-23), infidelidad (25), arrepentimiento (26) y bendición (27-29). En la preparación del asedio es importante ver la preocupación por el agua (3.30; 2Re_20:20; Isa_22:9-11) que llevó a la construcción del «túnel de Ezequías» que todavía desvía las aguas del torrente de Guijón hacia el interior de la ciudad de Jerusalén. Sobre los últimos años del reinado de Ezequías (30-33), llama la atención que solo se hace una pequeña referencia a la enfermedad del rey (24), excluyendo cualquier referencia al profeta Isaías.