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Josías de Judá (640-609) 2 Re 22,1– 23,30
Cuando Josías subió al trono tenía ocho años y reinó en Jerusalén treinta y un años. |
2 Hizo lo que el Señor aprueba. Imitó la conducta de su antepasado David, sin desviarse a derecha ni izquierda. |
3 El año octavo de su reinado, cuando todavía era un muchacho, comenzó a servir al Dios de su antepasado David, y el año doce empezó a purificar a Judá y a Jerusalén de santuarios paganos, de postes sagrados, de estatuas e ídolos. |
4 Destruyeron en su presencia los altares de los baales y derribó los incensarios que había sobre ellos; destrozó los postes sagrados, y a los ídolos y estatuas los trituró hasta reducirlos a polvo, y lo esparció sobre las tumbas de los que les habían ofrecido sacrificios. |
5 Quemó sobre sus altares los huesos de los sacerdotes. Así purificó a Judá y Jerusalén. |
6 En las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta de Neftalí, en todos sus lugares, |
7 destruyó los altares, trituró hasta hacer polvo los postes sagrados y las estatuas y derribó los incensarios en todo el territorio de Israel. Luego volvió a Jerusalén. |
8 El año dieciocho de su reinado, cuando terminó de purificar el país y el templo, mandó a Safán, hijo de Asalías, al alcalde Maseyas y al canciller Yoaj, hijo de Joacaz, a reparar el templo del Señor, su Dios. |
9 Se presentaron al sumo sacerdote, Jelcías, para recoger el dinero ingresado en el templo por las colectas de los porteros levitas en Manasés, Efraín, el resto de Israel, y en Judá, Benjamín y la población de Jerusalén. |
10 Lo entregaron a los encargados de las obras del templo, y los maestros de obras que trabajaban en el templo lo dedicaron a reparar y restaurar el edificio, |
11 entregándolo a los carpinteros y albañiles para comprar piedras talladas para los muros y madera para las vigas de los edificios que los reyes de Judá habían dejado arruinarse. |
12 Aquellos hombres realizaron su trabajo con toda honradez. Estaban designados para dirigir las obras los levitas Yájat y Abdías, descendientes de Merarí, y Zacarías y Mesulán, descendientes de Quehat. Los levitas, como sabían tocar diversos instrumentos, |
13 acompañaban a los acarreadores y dirigían a todos los obreros, cualquiera que fuese su tarea. Otros levitas eran secretarios, inspectores y porteros. |
14 Cuando estaban sacando el dinero ingresado en el templo, el sacerdote Jelcías encontró el libro de la ley del Señor escrito por Moisés. |
15 Entonces Jelcías dijo al cronista Safán: – He encontrado en el templo el libro de la ley. Y se lo entregó a Safán. |
16 Éste se lo llevó al rey cuando fue a darle cuenta de su tarea. – Tus siervos ya han hecho todo lo que les mandaste. |
17 Recogieron el dinero que había en el templo y se lo entregaron a los encargados y a los obreros. |
18 Y le comunicó la noticia: – El sacerdote Jelcías me ha dado un libro. Safán lo leyó ante el rey, |
19 y cuando éste oyó el contenido de la ley se rasgó los vestidos |
20 y ordenó a Jelcías, a Ajicán, hijo de Safán, a Abdón, hijo de Miqueas, al cronista Safán y al funcionario real Asayas: |
21 – Vayan a consultar al Señor por mí, por el resto de Israel y por Judá a propósito del libro encontrado; porque el Señor está enfurecido contra nosotros, porque nuestros padres no obedecieron la Palabra del Señor, cumpliendo lo prescrito en este libro. |
22 Jelcías y los designados por el rey fueron a ver a la profetisa Julda, esposa del guardarropa Salún, hijo de Ticua, de Jasrá, que vivía en Jerusalén, en el Barrio Nuevo. Le expusieron el caso |
23 y ella les respondió: – Así dice el Señor, Dios de Israel: Díganle al que los ha enviado: |
24 Así dice el Señor: Yo voy a traer la desgracia sobre este lugar y sus habitantes, todas las maldiciones escritas en el libro que han leído ante el rey de Judá. |
25 Por haberme abandonado y haber quemado incienso a otros dioses, irritándome con sus ídolos, está ardiendo mi cólera contra este lugar, y no se apagará. |
26 Y al rey de Judá, que los ha enviado a consultar al Señor, díganle: Así dice el Señor, Dios de Israel: |
27 Por haber escuchado estas palabras con dolor de corazón, humillándote ante Dios al oír sus amenazas contra este lugar y sus habitantes, porque te has humillado ante mí, te has rasgado los vestidos y llorado en mi presencia, también yo te escucho – oráculo del Señor– . |
28 Cuando yo te reúna con tus padres te enterrarán en paz, sin que lleguen a ver tus ojos la desgracia que voy a traer a este lugar y a sus habitantes. Ellos llevaron la respuesta al rey, |
29 y éste dio órdenes para que se presentasen los ancianos de Judá y de Jerusalén. |
30 Luego subió al templo, acompañado de todos los judíos, los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, chicos y grandes. El rey les leyó el libro de la alianza encontrado en el templo. |
31 Después, de pie sobre su estrado, selló ante el Señor la alianza, comprometiéndose a seguirle y cumplir sus preceptos, normas y mandatos, con todo su corazón y con toda su alma, poniendo en práctica las cláusulas de la alianza escritas en este libro. |
32 Hizo suscribir la alianza a todos los que se encontraban en Jerusalén. La población de Jerusalén actuó según la alianza del Dios de sus padres. |
33 Josías suprimió las infames prácticas que había en todos los territorios israelitas e hizo que todos los residentes en Israel diesen culto al Señor, su Dios. Durante su vida no se apartaron del Señor, Dios de sus padres. |