Salmos 103 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 22 versitos |
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Eclo 18,8-14

Bendice, alma mía, al Señor,
y mi ser a su santo Nombre;
2 bendice, alma mía, al Señor
y no olvides sus beneficios.
3 Él, que perdona todas tus culpas,
y sana todas tus enfermedades,
4 que rescata tu vida de la fosa
y te corona de amor y de ternura
5 sacia de bienes tu vejez,
y rejuveneces como el águila.
6 El Señor obra justamente,
y defiende a los oprimidos.
7 Mostró sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los israelitas.
8 El Señor es compasivo y clemente,
lento a la ira, rico en amor.
9 No está siempre litigando,
ni guarda rencor perpetuo.
10 No nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas.
11 Pues como se eleva el cielo sobre la tierra,
así prevalece su amor sobre sus fieles.
12 Como dista la aurora del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
13 Como un padre se enternece con sus hijos,
así se enternece el Señor con sus fieles.
14 Pues él conoce nuestra hechura,
recordando que somos barro.
15 La vida del hombre es como la hierba,
florece como la flor campestre;
16 el viento la azota, y ya no existe,
ni siquiera su casa lo recuerda.
17 Pero el amor del Señor a sus fieles
dura desde siempre hasta siempre;
su justicia pasa de hijos a nietos,
18 para los que guardan la alianza
y se acuerdan de cumplir sus mandatos.
19 El Señor asentó en el cielo su trono,
con su soberanía gobierna el universo.
20 Bendigan al Señor,ángeles suyos,
milicia valerosa que cumple sus órdenes,
obediente al sonido de su palabra.
21 Bendigan al Señor, todos sus ejércitos,
siervos suyos que cumplen su voluntad.
22 Bendigan al Señor, todas sus obras,
en todos los lugares de su imperio.
¡Bendice, alma mía, al Señor!

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Introducción a Salmos

LOS SALMOS

Los salmos son la oración de Israel. Son la expresión de la experiencia humana vuelta hacia Dios. Son expresión de la vida de un pueblo seducido por Dios. La tradición atribuye muchos de ellos al rey David, y algunos a Córaj y a Asaf; pero esto es sólo una cuestión convencional. Una cadena anónima de poetas, a lo largo de siglos, es la imagen más realista sobre los autores de estas piezas.
Como son variadas las circunstancias de la vida y lo fueron las de la historia, así surgieron, se repitieron y se afianzaron algunos tipos de salmos. Por eso resulta preferible una clasificación tipológica atendiendo al tema, los motivos, la composición y el estilo.
Los himnos cantan la alabanza y suelen ser comunitarios: su tema son las acciones de Dios en la creación y la historia. Muy cerca están las acciones de gracias por beneficios personales o colectivos: la salud recobrada, la inocencia reivindicada, una victoria conseguida, las cosechas del campo. De la necesidad brota la súplica, que es tan variada de temas como lo son las necesidades del individuo o la sociedad; el orante motiva su petición, como para convencer o mover a Dios. De la súplica se desprende a veces el acto de confianza, basado en experiencias pasadas o en la simple promesa de Dios.
Los salmos reales se ocupan de diversos aspectos, que llegan a componer una imagen diferenciada del rey: batallas, administración de la justicia, boda, coronación, elección de la dinastía, y hay un momento en que estos salmos empiezan a cargarse de expectación mesiánica. Otro grupo canta y aclama el reinado del Señor, para una justicia universal.
El pecador confiesa su pecado y pide perdón en salmos penitenciales, o bien el grupo celebra una liturgia penitencial. Hay salmos para diversas ocasiones litúrgicas, peregrinaciones y otras fiestas. Otros se pueden llamar meditaciones, que versan sobre la vida humana o sobre la historia de Israel. Y los hay que no se dejan clasificar o que rompen el molde riguroso de la convención.
Los salmos se compusieron para su uso repetido: no los agota el primer individuo que los compone o encarga, ni la primera experiencia histórica del pueblo. Como realidades literarias, quedan disponibles para nuevas significaciones, con los símbolos capaces de desplegarse en nuevas circunstancias. A veces un retoque, una adición los adapta al nuevo momento; en otros casos basta cambiar la clave.
Por esta razón los salmos se conservaron y coleccionaron. Sabemos que surgieron agrupaciones menores y que después se coleccionaron en cinco partes (como un pentateuco de oración): 2-41; 42-72; 73-89; 90-106; 107-150. En el proceso de coleccionar, la división y numeración sufrió menoscabo: algunos salmos están arbitrariamente cortados en dos (9-10; 42-43); otros aparecen duplicados, al menos en parte (70 y 40; 53 y 14). Se explica que en la tradición griega se haya impuesto otra numeración. Aquí daremos la numeración Hebrea, añadiendo entre paréntesis la grecolatina.
En general, el estilo de los salmos se distingue por su realismo e inmediatez, no disminuido por la riqueza de imágenes y símbolos elementales; sólo algunos fragmentos con símbolos de ascendencia mítica se salen del cuadro general. Es intensa la expresión sin caer jamás en sentimentalismo. El lirismo es más compartido que personal; en muchos casos podríamos hablar de planteamientos y desarrollos dramáticos. La sonoridad y el ritmo son factores importantes del estilo. No sabemos cómo se ejecutaban: muchos se cantaban, probablemente con solistas y coro unísono; algunos quizá se danzaban, otros se recitaban en marchas o procesiones; otros acompañarían ritos específicos. Algunas de las notas añadidas por los transmisores parecen referirse a la ejecución. Estas notas, que asignan una situación histórica o dan una instrucción litúrgica, no son originales, por eso han sido omitidas en el texto, aunque entren en la numeración admitida.
Los salmos son también oración privilegiada de la comunidad cristiana y del individuo aislado. Muchos fueron rezados por nuesto Señor Jesucristo, quien les dio la plenitud de sentido que podían transportar. La experiencia de Israel y del hombre pasan por Cristo y debe encontrar de nuevo expresión en estas oraciones; su lenguaje puede llegar a ser lenguaje del rezo cristiano. El libro de los salmos es un repertorio que suministra textos para diversas ocasiones y a diversos niveles; su lectura puede interesar, pero sólo rezados serán realmente comprendidos.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Salmos 103,1-22Acción de gracias a la misericordia de Dios, muy cercana al himno. El salmo se inicia (2s) y se cierra (20-22) con una bendición, y se articula en dos secciones: 1. Cántico del amor y del perdón (4-10). 2. Cántico del amor y de la fragilidad (11-19). Cada sección se compone de tres estrofas (4s.6s.8-10//11-13.14-16. 17-19). Son invitados a bendecir el mismo salmista (1s) y las criaturas celestes, junto con todas las obras del Señor (20-22). Los motivos para agradecer son las acciones y la actividad divina (3-6), así como el modo de comportarse que tiene Dios (8-10). Se benefician de la misericordia divina primero una persona, y, a partir del 10, la comunidad. La misericordia o el amor de Dios tiene dimensiones cósmicas (11s) y una intensidad superior a la que es propia de un padre (13). Nuestra fragilidad y nuestra condición caduca le enternecen (14-17). Es un amor que no retrocede, sino que lo manifiesta generación tras generación (17), sobre todo con su propio pueblo, que guarda la alianza (7s.17s). Dios es Padre lleno de ternura. ¿Es necesario citar algún texto del Nuevo Testamento? Valga el del hijo pródigo (Luc_15:11-32) o la oración de Jesús en la cruz (Luc_23:34), o Rom_8:31-34. Bendigamos a Dios, junto con todo lo creado, en los momentos de alegría y también en las horas de tristeza, mientras tengamos fuerzas o cuando vivimos nuestra fragilidad.