Salmos 142 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 7 versitos |
1 A voces clamo al Señor,
a voces suplico al Señor.
2 Desahogo ante él mi congoja,
expongo ante él mi angustia,
3 mientras se apaga el aliento.
Pero tú conoces mis senderos,
en el camino por el que marcho
me han escondido una trampa.
4 Mira a la derecha y observa:
ni uno me reconoce.
Me he quedado sin refugio,
nadie se ocupa de mí.
5 A ti clamo, Señor, te digo:
Tú eres mi refugio,
mi lote en la tierra de los vivos.
6 Atiende a mi clamor,
pues estoy del todo agotado;
líbrame de mis perseguidores,
que son más fuertes que yo.
7 Sácame de la prisión
para dar gracias a tu Nombre.
Me rodearán los justos
cuando me brindes tu favor.

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Introducción a Salmos

LOS SALMOS

Los salmos son la oración de Israel. Son la expresión de la experiencia humana vuelta hacia Dios. Son expresión de la vida de un pueblo seducido por Dios. La tradición atribuye muchos de ellos al rey David, y algunos a Córaj y a Asaf; pero esto es sólo una cuestión convencional. Una cadena anónima de poetas, a lo largo de siglos, es la imagen más realista sobre los autores de estas piezas.
Como son variadas las circunstancias de la vida y lo fueron las de la historia, así surgieron, se repitieron y se afianzaron algunos tipos de salmos. Por eso resulta preferible una clasificación tipológica atendiendo al tema, los motivos, la composición y el estilo.
Los himnos cantan la alabanza y suelen ser comunitarios: su tema son las acciones de Dios en la creación y la historia. Muy cerca están las acciones de gracias por beneficios personales o colectivos: la salud recobrada, la inocencia reivindicada, una victoria conseguida, las cosechas del campo. De la necesidad brota la súplica, que es tan variada de temas como lo son las necesidades del individuo o la sociedad; el orante motiva su petición, como para convencer o mover a Dios. De la súplica se desprende a veces el acto de confianza, basado en experiencias pasadas o en la simple promesa de Dios.
Los salmos reales se ocupan de diversos aspectos, que llegan a componer una imagen diferenciada del rey: batallas, administración de la justicia, boda, coronación, elección de la dinastía, y hay un momento en que estos salmos empiezan a cargarse de expectación mesiánica. Otro grupo canta y aclama el reinado del Señor, para una justicia universal.
El pecador confiesa su pecado y pide perdón en salmos penitenciales, o bien el grupo celebra una liturgia penitencial. Hay salmos para diversas ocasiones litúrgicas, peregrinaciones y otras fiestas. Otros se pueden llamar meditaciones, que versan sobre la vida humana o sobre la historia de Israel. Y los hay que no se dejan clasificar o que rompen el molde riguroso de la convención.
Los salmos se compusieron para su uso repetido: no los agota el primer individuo que los compone o encarga, ni la primera experiencia histórica del pueblo. Como realidades literarias, quedan disponibles para nuevas significaciones, con los símbolos capaces de desplegarse en nuevas circunstancias. A veces un retoque, una adición los adapta al nuevo momento; en otros casos basta cambiar la clave.
Por esta razón los salmos se conservaron y coleccionaron. Sabemos que surgieron agrupaciones menores y que después se coleccionaron en cinco partes (como un pentateuco de oración): 2-41; 42-72; 73-89; 90-106; 107-150. En el proceso de coleccionar, la división y numeración sufrió menoscabo: algunos salmos están arbitrariamente cortados en dos (9-10; 42-43); otros aparecen duplicados, al menos en parte (70 y 40; 53 y 14). Se explica que en la tradición griega se haya impuesto otra numeración. Aquí daremos la numeración Hebrea, añadiendo entre paréntesis la grecolatina.
En general, el estilo de los salmos se distingue por su realismo e inmediatez, no disminuido por la riqueza de imágenes y símbolos elementales; sólo algunos fragmentos con símbolos de ascendencia mítica se salen del cuadro general. Es intensa la expresión sin caer jamás en sentimentalismo. El lirismo es más compartido que personal; en muchos casos podríamos hablar de planteamientos y desarrollos dramáticos. La sonoridad y el ritmo son factores importantes del estilo. No sabemos cómo se ejecutaban: muchos se cantaban, probablemente con solistas y coro unísono; algunos quizá se danzaban, otros se recitaban en marchas o procesiones; otros acompañarían ritos específicos. Algunas de las notas añadidas por los transmisores parecen referirse a la ejecución. Estas notas, que asignan una situación histórica o dan una instrucción litúrgica, no son originales, por eso han sido omitidas en el texto, aunque entren en la numeración admitida.
Los salmos son también oración privilegiada de la comunidad cristiana y del individuo aislado. Muchos fueron rezados por nuesto Señor Jesucristo, quien les dio la plenitud de sentido que podían transportar. La experiencia de Israel y del hombre pasan por Cristo y debe encontrar de nuevo expresión en estas oraciones; su lenguaje puede llegar a ser lenguaje del rezo cristiano. El libro de los salmos es un repertorio que suministra textos para diversas ocasiones y a diversos niveles; su lectura puede interesar, pero sólo rezados serán realmente comprendidos.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Salmos 142,1-7Destaca en esta súplica individual, pronunciada «mientras se apaga el aliento» (4a) la voz o el clamor, que es intenso en la súplica inicial (1) y reiterativo (6a.7a) en el cuerpo de la súplica (4b-7). En la conclusión del salmo es una voz de alabanza (8a). El código espacial domina la composición. El orante avanza por un sendero abruptamente cortado por una trampa (7b). No puede avanzar ni volver hacia atrás, porque le persiguen (7b). Si mira hacia la derecha, nadie le reconoce (5a). Eleva la mirada hacia arriba y advierte que se ha quedado sin refugio (5b). Tiene la sensación de hallarse aprisionado (8a) y se experimenta agotado (7a.4a). No tiene escapatoria en el espacio. La única salida está todavía más arriba, allá donde eleva su grito: Dios será su refugio y su lote (6). Al finalizar el salmo el orante se encuentra en el «cerco» de los justos, con los que dará gracias a Dios. Jesús se declara «Camino» (Jua_14:6), que conduce a la tierra de los vivientes (cfr. Jua_14:2). Oramos con este salmo en unión con cuantos están de camino, y también con aquellos que se sienten agotados por las fatigas del mismo.