Salmos 72 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 20 versitos |
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2 Sm 23,1-7

Oh Dios, confía tu juicio al rey,
y tu rectitud al hijo del rey.
2 Para que gobierne a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
3 Produzcan los montes bienestar
y las colinas, prosperidad para tu pueblo;
4 que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos de los pobres
y aplaste al opresor.
5 Que dure tanto como el sol,
como la luna, por generaciones.
6 Que baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.
7 Que en sus días cunda la prosperidad,
y haya prosperidad hasta que falte la luna.
8 Que domine de mar a mar,
del Río al confín de la tierra.
9 Inclínense en su presencia los beduinos,
y sus enemigos muerdan el polvo.
10 Que los reyes de Tarsis y las islas
le paguen tributo;
que los reyes de Sabá y Arabia
le paguen impuestos.
11 Que se postren ante él todos los reyes
y que todos los pueblos le sirvan.
12 Si él libra al pobre suplicante,
al humilde y al desvalido;
13 si se apiada del pobre y del débil,
y salve la vida de los pobres;
14 si los rescata de la opresión y la violencia,
y considera valiosa su sangre,
15 que viva y le den oro de Sabá,
que recen por él continuamente
y todo el día lo bendigan;
16 haya en el campo trigo abundante,
que ondee en la cima de los montes;
brote su fruto como el Líbano
y retoñe como hierba del campo;
17 que su fama sea eterna,
y su nombre se perpetúe como el sol.
Que se feliciten por él los pueblos,
y lo proclamen dichoso.
18 ¡Bendito el Señor Dios de Israel,
el único que hace maravillas!
19 ¡Bendito por siempre su Nombre glorioso,
que su gloria llene la tierra!
¡Amén, amén!
20 [Terminan las súplicas de David hijo de Jesé]

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Introducción a Salmos

LOS SALMOS

Los salmos son la oración de Israel. Son la expresión de la experiencia humana vuelta hacia Dios. Son expresión de la vida de un pueblo seducido por Dios. La tradición atribuye muchos de ellos al rey David, y algunos a Córaj y a Asaf; pero esto es sólo una cuestión convencional. Una cadena anónima de poetas, a lo largo de siglos, es la imagen más realista sobre los autores de estas piezas.
Como son variadas las circunstancias de la vida y lo fueron las de la historia, así surgieron, se repitieron y se afianzaron algunos tipos de salmos. Por eso resulta preferible una clasificación tipológica atendiendo al tema, los motivos, la composición y el estilo.
Los himnos cantan la alabanza y suelen ser comunitarios: su tema son las acciones de Dios en la creación y la historia. Muy cerca están las acciones de gracias por beneficios personales o colectivos: la salud recobrada, la inocencia reivindicada, una victoria conseguida, las cosechas del campo. De la necesidad brota la súplica, que es tan variada de temas como lo son las necesidades del individuo o la sociedad; el orante motiva su petición, como para convencer o mover a Dios. De la súplica se desprende a veces el acto de confianza, basado en experiencias pasadas o en la simple promesa de Dios.
Los salmos reales se ocupan de diversos aspectos, que llegan a componer una imagen diferenciada del rey: batallas, administración de la justicia, boda, coronación, elección de la dinastía, y hay un momento en que estos salmos empiezan a cargarse de expectación mesiánica. Otro grupo canta y aclama el reinado del Señor, para una justicia universal.
El pecador confiesa su pecado y pide perdón en salmos penitenciales, o bien el grupo celebra una liturgia penitencial. Hay salmos para diversas ocasiones litúrgicas, peregrinaciones y otras fiestas. Otros se pueden llamar meditaciones, que versan sobre la vida humana o sobre la historia de Israel. Y los hay que no se dejan clasificar o que rompen el molde riguroso de la convención.
Los salmos se compusieron para su uso repetido: no los agota el primer individuo que los compone o encarga, ni la primera experiencia histórica del pueblo. Como realidades literarias, quedan disponibles para nuevas significaciones, con los símbolos capaces de desplegarse en nuevas circunstancias. A veces un retoque, una adición los adapta al nuevo momento; en otros casos basta cambiar la clave.
Por esta razón los salmos se conservaron y coleccionaron. Sabemos que surgieron agrupaciones menores y que después se coleccionaron en cinco partes (como un pentateuco de oración): 2-41; 42-72; 73-89; 90-106; 107-150. En el proceso de coleccionar, la división y numeración sufrió menoscabo: algunos salmos están arbitrariamente cortados en dos (9-10; 42-43); otros aparecen duplicados, al menos en parte (70 y 40; 53 y 14). Se explica que en la tradición griega se haya impuesto otra numeración. Aquí daremos la numeración Hebrea, añadiendo entre paréntesis la grecolatina.
En general, el estilo de los salmos se distingue por su realismo e inmediatez, no disminuido por la riqueza de imágenes y símbolos elementales; sólo algunos fragmentos con símbolos de ascendencia mítica se salen del cuadro general. Es intensa la expresión sin caer jamás en sentimentalismo. El lirismo es más compartido que personal; en muchos casos podríamos hablar de planteamientos y desarrollos dramáticos. La sonoridad y el ritmo son factores importantes del estilo. No sabemos cómo se ejecutaban: muchos se cantaban, probablemente con solistas y coro unísono; algunos quizá se danzaban, otros se recitaban en marchas o procesiones; otros acompañarían ritos específicos. Algunas de las notas añadidas por los transmisores parecen referirse a la ejecución. Estas notas, que asignan una situación histórica o dan una instrucción litúrgica, no son originales, por eso han sido omitidas en el texto, aunque entren en la numeración admitida.
Los salmos son también oración privilegiada de la comunidad cristiana y del individuo aislado. Muchos fueron rezados por nuesto Señor Jesucristo, quien les dio la plenitud de sentido que podían transportar. La experiencia de Israel y del hombre pasan por Cristo y debe encontrar de nuevo expresión en estas oraciones; su lenguaje puede llegar a ser lenguaje del rezo cristiano. El libro de los salmos es un repertorio que suministra textos para diversas ocasiones y a diversos niveles; su lectura puede interesar, pero sólo rezados serán realmente comprendidos.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Salmos 72,1-20Oración por el rey o por el heredero de la corona. En la solemne invocación inicial (1-4) se pide a Dios que haga partícipe de su rectitud y justicia al joven monarca que accede al trono como sucesor. Ha de ser una justicia que defienda a los pobres, que termine con los opresores, y que propicie que todos los súbditos participen de las riquezas de la tierra. Para el rey se pide también una vida tan larga en el tiempo (5), como un reino dilatado en el espacio (8); que sea el suyo un reinado próspero y beneficioso, como la llovizna que es capaz de proporcionar una doble cosecha (6s). La tercera serie de deseos afecta a la política exterior: que se le sometan todos los pueblos, desde los indomables beduinos del desierto hasta los lejanos reyes de Tarsis; que todos acepten al monarca y le paguen tributo (9-11). La concesión de estos deseos o peticiones está condicionada por el comportamiento del monarca (12-14): si cumple las condiciones expresadas en los versículos 12-14, el nombre del rey y su fama serán eternos, los reyes extranjeros le pagarán tributo, la tierra será fecunda (15-17). También este segundo libro del salterio finaliza con una doxología (18s). El Reino de Dios es un reino eterno (cfr. Luc_1:33), universal (Mat_2:2.4.11; Apo_15:4), reino de justicia y de paz (cfr. Mat_5:6.9; Rom_14:17; Stg_3:18). Los opresores serán vencidos (cfr. Luc_11:21s; Apo_18:12). El rey será defensor de los pobres (cfr. Luc_4:18; Luc_7:22), a quienes rescatará o vengará (cfr. Mat_20:28; Tit_2:14; Apo_6:10). Para el deseo de vida duradera cfr. Apo_1:18; Rom_6:9. El rey será universalmente reconocido (Flp_2:10; Apo_14:6s, etc.). No basta con rezar por los gobernantes. Como cristianos hemos de esforzarnos para que nuestra sociedad sea más justa, solidaria e igualitaria. Nos ayudará este salmo.