Exodo  1 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 22 versitos |
1

EXODO
Esclavitud y genocidio

Lista de los israelitas que fueron a Egipto con Jacob, cada uno con su familia:
2 Rubén, Simeón, Leví, Judá,
3 Isacar, Zabulón, Benjamín,
4 Dan, Neftalí, Gad, Aser.
5 Descendientes directos de Jacob, setenta personas; José ya estaba en Egipto.
6 Muerto José, sus hermanos y toda aquella generación,
7 los israelitas crecían y se propagaban, se multiplicaban y se hacían fuertes en extremo e iban llenando todo el país.
8 Subió al trono en Egipto un nuevo faraón que no había conocido a José,
9 y dijo a su pueblo:
– Miren, los israelitas se están volviendo más numerosos y fuertes que nosotros;
10 vamos a vencerlos con astucia, porque si no crecerán; y si se declara la guerra, se aliarán con el enemigo, nos atacarán y después se marcharán de nuestra tierra.
11 Entonces, nombraron capataces que los explotaran con trabajos forzados en la construcción de las ciudades granero de Pitón y Ramsés.
12 Pero cuanto más los oprimían, ellos más crecían y se propagaban. Hartos de los israelitas,
13 los egipcios les impusieron trabajos penosos,
14 y les amargaron la vida con dura esclavitud, imponiéndoles los duros trabajos de la preparación de la arcilla, de la fabricación de los ladrillos y toda clase de trabajos del campo.
15 El rey de Egipto ordenó a las parteras hebreas – una se llamaba Séfora y otra Fuá– :
16 – Cuando asistan a las hebreas en el parto y les llegue el momento de dar a luz, si es niño lo matarán, si es niña la dejarán con vida.
17 Pero las parteras respetaban a Dios, y en vez de hacer lo que les mandaba el rey de Egipto dejaban con vida a los recién nacidos.
18 El rey de Egipto llamó a las parteras y las interrogó:
–¿Por qué obran así y dejan con vida a las criaturas?
19 Contestaron al faraón:
– Es que las mujeres hebreas no son como las egipcias: son robustas y dan a luz antes de que lleguen las parteras.
20 Dios premió a las parteras: el pueblo crecía y se hacía muy fuerte,
21 y a ellas, como respetaban a Dios, también les dio familia.
22 Entonces, el faraón ordenó a todos sus hombres:
– Cuando les nazca un niño, deben arrojarlo al Nilo; si es niña, déjenla con vida.

Patrocinio

 
 

Introducción a Exodo 

ÉXODO

El Éxodo, segundo libro del Pen tateuco, es el libro de la li beración y de la Alianza, de los primeros pa sos por el desierto y de la fabricación del instrumental cúltico. Libro heterogéneo por tema y origen. La división te máti ca se da por bloques bastante diferenciados, la división por origen impone mu chas veces destrenzar lo trenzado por el autor del libro ac tual.

Salida de Egipto. Éste es el gran libro épico de la liberación. El Señor irrumpe en la historia poniéndose al lado de un pueblo de esclavos, oprimido por Egipto, una de las potencias de aquel entonces. El faraón resiste al actuar divino por ra zón de Estado: razón política, por que la minoría extranjera se está haciendo mayoría; razón militar, porque podrían convertirse en peli groso apoyo del enemigo; ra zón económica, porque suministran mano de obra gratis.
Es inevitable el choque de fuerzas. En diez encuentros el Señor descarga sus golpes. Los dos primeros encuentros quedan indecisos; al tercero, el Señor se impone; al séptimo, el faraón reconoce su culpa; al décimo, los israelitas son empujados a salir del país de la opresión. El autor último, utilizando textos diversos, compone un cuadro estilizado y grandioso.
El Señor actúa, en parte, por medio de Moisés, el gran liberador humano, que repite por adelantado la experiencia del pueblo, se so lidariza con él, lo moviliza. Se en frenta tenazmente con el faraón y va creciendo en estatura hasta hacerse figura legendaria.
El último acto se desenvuelve en un escenario cósmico: un de sierto hostil que se dilata a la espalda, un agua amenazadora que cierra el paso al frente, un viento aliado que cumple las órdenes de Dios. En la batalla cósmica se consuma la derrota de un ejército prepotente y la salvación de un pueblo desarmado.
Estos capítulos se clavan en la memoria del pueblo, convirtiéndose en modelo o patrón de sucesivas liberaciones; con la misma función penetran en el Nuevo Testamento y extienden su influjo e inspiración incluso a gente que no cree en ese Dios liberador. El Señor será para siempre en Israel «el que nos sacó de Egipto, de la esclavitud».

Historicidad. ¿Quiso el autor escribir historia, o sea, relatar hechos sucedidos? En caso afirmativo, ¿qué criterios y técnicas narrativas empleó? Partiendo del texto, ¿podemos reconstruir un proceso histórico? Y si esto es posible, ¿podemos rastrear sus huellas?
El libro no nos ayuda mucho a responder a estas preguntas, pues es muy vago en detalles significativos, y contiene grandes silencios y lagunas al respecto, p. ej. ¿Cómo se llama el faraón? -En otros libros se suministran nombres: Necó, Nabucodonosor, Ciro, etc.-. No se aducen fechas. Casi todo es anónimo e indiferenciado.
Fuera del libro no encontramos en la literatura circundante referencias precisas a los hechos narrados. La arqueología de Palestina ofrece un testimonio ambiguo. Evidencia movimientos de población y cambios culturales hacia el 1200 a.C. al pasar de la edad de bronce a la del hierro; pero en muchos detalles no concuerda con el relato bíblico.
No cabe duda, sin embargo, que el autor está narrando hechos que sucedieron y que marcaron para siempre la identidad del pueblo de Israel. Y es este sentido de su propia trayectoria histórica lo que quiere dejar constancia escrita.
A favor de la historicidad básica del libro del Éxodo, se aduce la exactitud del color egipcio y muchos detalles: nombres, prácticas, fenómenos. Y sobre todo, un argumento de coherencia: sin una experiencia egipcia y una salida con un guía, es muy difícil explicar la historia sucesiva y los textos bíblicos.
Se señala como fecha más probable para los acontecimientos el reinado en Egipto de Ramsés II, nieto de Ramsés I, fundador de la dinastía XVIII, e hijo de Seti I, quien restableció el dominio egipcio sobre Palestina y Fenicia. Firmado el tratado de paz con el monarca hitita Hatusilis III, el faraón sucumbió a una fiebre constructora; ciudades, monumentos, estatuas.

Mensaje religioso. Pero por encima de todo, el Éxodo es el testimonio de la revelación de Dios como liberador, sensible al dolor y al clamor de un pueblo que sufre la opresión y que, por tanto, decide inclinar su fuerza en favor del débil.
Esta auto-revelación de un Dios que no tolera la opresión ni la injusticia, es la clave para entender la forma cómo la fe israelita describe las acciones que dieron como resultado su liberación del poderío egipcio. Pero también sigue siendo la clave permanente para que todo pueblo oprimido, de hoy y de mañana, se sacuda de la opresión de toda esclavitud, contando siempre no sólo con la aprobación de Dios, sino lo que es más importante, con el poder y el aliento de su presencia liberadora.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Patrocinio

Notas

Exodo  1,1-22Esclavitud y genocidio. El lazo de unidad narrativa que se tiende entre Génesis y Éxodo lo encontramos en los versículos 1-5, que retoman Gén_46:8-27 para demostrar que los sucesos a continuación se refieren a esta misma gente que un día llegó a Egipto colmados de sueños, ilusiones y esperanzas. Su crecimiento demográfico, su propio progreso y fortaleza (7) les cambió totalmente la suerte, al punto de convertirlos en objeto de persecución con miras a su aniquilamiento (11-22). Pese a la diversidad de fuentes literarias que están presentes en este primer capítulo, la intencionalidad es la misma: establecer de entrada el antagonismo secular entre el proyecto de la vida y el de la muerte. Como quiera que estos relatos son recordados y releídos por Israel durante el destierro, recuperan una tremenda actualidad, así como recobran vida para tantos pueblos nuestros que sufren en carne propia los embates del mismo proyecto de muerte. De ahí que la lectura del Éxodo tiene que superar por fuerza el mero «uso litúrgico», recortado por demás, para convertirse en la carta de navegación de nuestros propios éxodos, de nuestra búsqueda de libertad y de nuestra construcción del proyecto de vida querido por Dios.