Exodo  11 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 10 versitos |
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Décima plaga: muerte de los primogénitos

El Señor dijo a Moisés:
– Todavía tengo que enviar una plaga al faraón y a su país. Después los dejará marchar de aquí, es decir, los echará a todos de aquí.
2 Habla a todo el pueblo: que cada hombre pida a su vecino y cada mujer a su vecina utensilios de plata y oro.
3 El Señor hizo que el pueblo se ganase el favor de los egipcios, y también Moisés era muy estimado en Egipto por los ministros del faraón y por el pueblo.
4 Dijo Moisés:
– Así dice el Señor: A medianoche yo haré un recorrido entre los egipcios;
5 morirán todos los primogénitos de Egipto, desde el primogénito del faraón que se sienta en el trono hasta el primogénito de la sierva que atiende al molino, y todos los primogénitos del ganado.
6 Y se oirá un inmenso clamor por todo Egipto como nunca lo ha habido ni lo habrá.
7 Mientras que a los israelitas ni un perro les ladrará, ni a los hombres ni a las bestias; para que sepan que el Señor distingue entre egipcios e israelitas.
8 Entonces todos estos ministros tuyos acudirán a mí, y de rodillas me pedirán: Váyanse, tú y el pueblo que te sigue. Entonces saldré.
Y salió enojado de la presencia del faraón.
9 Así, el Señor dijo a Moisés:
– El faraón no les hará caso, y así se multiplicarán mis prodigios en Egipto.
10 Y Moisés y Aarón hicieron todos estos prodigios en presencia del faraón; pero el Señor hizo que el faraón se empeñara en no dejar marchar a los israelitas de su territorio.

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Introducción a Exodo 

ÉXODO

El Éxodo, segundo libro del Pen tateuco, es el libro de la li beración y de la Alianza, de los primeros pa sos por el desierto y de la fabricación del instrumental cúltico. Libro heterogéneo por tema y origen. La división te máti ca se da por bloques bastante diferenciados, la división por origen impone mu chas veces destrenzar lo trenzado por el autor del libro ac tual.

Salida de Egipto. Éste es el gran libro épico de la liberación. El Señor irrumpe en la historia poniéndose al lado de un pueblo de esclavos, oprimido por Egipto, una de las potencias de aquel entonces. El faraón resiste al actuar divino por ra zón de Estado: razón política, por que la minoría extranjera se está haciendo mayoría; razón militar, porque podrían convertirse en peli groso apoyo del enemigo; ra zón económica, porque suministran mano de obra gratis.
Es inevitable el choque de fuerzas. En diez encuentros el Señor descarga sus golpes. Los dos primeros encuentros quedan indecisos; al tercero, el Señor se impone; al séptimo, el faraón reconoce su culpa; al décimo, los israelitas son empujados a salir del país de la opresión. El autor último, utilizando textos diversos, compone un cuadro estilizado y grandioso.
El Señor actúa, en parte, por medio de Moisés, el gran liberador humano, que repite por adelantado la experiencia del pueblo, se so lidariza con él, lo moviliza. Se en frenta tenazmente con el faraón y va creciendo en estatura hasta hacerse figura legendaria.
El último acto se desenvuelve en un escenario cósmico: un de sierto hostil que se dilata a la espalda, un agua amenazadora que cierra el paso al frente, un viento aliado que cumple las órdenes de Dios. En la batalla cósmica se consuma la derrota de un ejército prepotente y la salvación de un pueblo desarmado.
Estos capítulos se clavan en la memoria del pueblo, convirtiéndose en modelo o patrón de sucesivas liberaciones; con la misma función penetran en el Nuevo Testamento y extienden su influjo e inspiración incluso a gente que no cree en ese Dios liberador. El Señor será para siempre en Israel «el que nos sacó de Egipto, de la esclavitud».

Historicidad. ¿Quiso el autor escribir historia, o sea, relatar hechos sucedidos? En caso afirmativo, ¿qué criterios y técnicas narrativas empleó? Partiendo del texto, ¿podemos reconstruir un proceso histórico? Y si esto es posible, ¿podemos rastrear sus huellas?
El libro no nos ayuda mucho a responder a estas preguntas, pues es muy vago en detalles significativos, y contiene grandes silencios y lagunas al respecto, p. ej. ¿Cómo se llama el faraón? -En otros libros se suministran nombres: Necó, Nabucodonosor, Ciro, etc.-. No se aducen fechas. Casi todo es anónimo e indiferenciado.
Fuera del libro no encontramos en la literatura circundante referencias precisas a los hechos narrados. La arqueología de Palestina ofrece un testimonio ambiguo. Evidencia movimientos de población y cambios culturales hacia el 1200 a.C. al pasar de la edad de bronce a la del hierro; pero en muchos detalles no concuerda con el relato bíblico.
No cabe duda, sin embargo, que el autor está narrando hechos que sucedieron y que marcaron para siempre la identidad del pueblo de Israel. Y es este sentido de su propia trayectoria histórica lo que quiere dejar constancia escrita.
A favor de la historicidad básica del libro del Éxodo, se aduce la exactitud del color egipcio y muchos detalles: nombres, prácticas, fenómenos. Y sobre todo, un argumento de coherencia: sin una experiencia egipcia y una salida con un guía, es muy difícil explicar la historia sucesiva y los textos bíblicos.
Se señala como fecha más probable para los acontecimientos el reinado en Egipto de Ramsés II, nieto de Ramsés I, fundador de la dinastía XVIII, e hijo de Seti I, quien restableció el dominio egipcio sobre Palestina y Fenicia. Firmado el tratado de paz con el monarca hitita Hatusilis III, el faraón sucumbió a una fiebre constructora; ciudades, monumentos, estatuas.

Mensaje religioso. Pero por encima de todo, el Éxodo es el testimonio de la revelación de Dios como liberador, sensible al dolor y al clamor de un pueblo que sufre la opresión y que, por tanto, decide inclinar su fuerza en favor del débil.
Esta auto-revelación de un Dios que no tolera la opresión ni la injusticia, es la clave para entender la forma cómo la fe israelita describe las acciones que dieron como resultado su liberación del poderío egipcio. Pero también sigue siendo la clave permanente para que todo pueblo oprimido, de hoy y de mañana, se sacuda de la opresión de toda esclavitud, contando siempre no sólo con la aprobación de Dios, sino lo que es más importante, con el poder y el aliento de su presencia liberadora.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Exodo  11,1-10Décima plaga: muerte de los primogénitos. El punto final de la negociación entre el faraón y Moisés se había dado con la salida de Moisés del palacio con la advertencia de no regresar a riesgo de perder la vida. Se podría pensar que con esta amenaza Moisés se dirigiría a los suyos para preparar una partida precipitada, y aparentemente así es: los preparativos incluyen una especie de saqueo pacífico (2s), previsto ya en 3,22, donde se afirmaba que los israelitas no saldrían de Egipto con las manos vacías. Pero también incluye el anuncio de la muerte de los primogénitos egipcios, de personas y de ganados (4-7), preanunciada igualmente en 4,23, donde Moisés decía en nombre de Dios: «Si te niegas a soltarlo -a dejar marchar a Israel- yo daré muerte a tu hijo primogénito». Es probable que, en sus comienzos, las tradiciones en torno a la salida/expulsión de Egipto sólo dieran cuenta del suceso de la «muerte de los primogénitos». Pero ya desde muy antiguo se le fueron añadiendo otras tradiciones que buscaban magnificar la resistencia egipcia, y más aún los prodigios obrados por Dios en favor de su pueblo. Aquí queda anunciada la decisión del Señor de hacer morir a los primogénitos egipcios. Aún no se realizará, porque los autores bíblicos consideraron importante consignar las instrucciones litúrgicas que les servirán para celebrar la gran fiesta de su liberación: la Pascua.