Exodo  26 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 37 versitos |
1

[E] Lonas
36,8-19

– Harás el santuario con diez lonas de lino fino, reforzado, de púrpura violácea, roja y escarlata, y bordarás en ellas unos querubines.
2 Cada lona medirá catorce metros de largo por dos de ancho: todas de la misma medida.
3 »Empalmarás las lonas en dos series de a cinco cada una,
4 y en cada uno de los bordes de las dos series de lonas harás unas presillas de púrpura violácea:
5 cincuenta en el borde de la primera serie y cincuenta en el borde de la segunda. Las presillas se corresponderán entre sí.
6 »Harás también cincuenta ganchos de oro y con ellos empalmarás las lonas, de modo que el santuario forme una unidad.
7 »Tejerás también once piezas de pelo de cabra, que sirvan de tienda de campaña para el santuario.
8 Cada una medirá quince metros de largo por dos de ancho: las once de la misma medida.
9 »Por un lado empalmarás cinco lonas y seis por el otro, y la sexta, plegada, servirá de portal a la tienda.
10 »Pondrás cincuenta presillas en los bordes de cada serie de lonas empalmadas.
11 »Harás también cincuenta ganchos de bronce, los meterás por las presillas y cerrarás la tienda de modo que forme una unidad.
12 De lo que queda de lona de la tienda, la mitad colgará en la parte posterior del santuario,
13 y los cincuenta centímetros que sobran a lo largo de los dos lados de la tienda colgarán sobre ambos lados del santuario cubriéndolo.
14 »Harás también para la tienda una cubierta de pieles de carnero curtidas y una sobrecubierta de pieles finas.
15

[F] Tablones
36,20-34

»Harás unos tablones de madera de acacia y los colocarás verticalmente en el santuario.
16 Cada uno medirá cinco metros de largo por setenta y cinco centímetros de ancho,
17 y llevará dos espigas para ensamblarse con los contiguos. Harás todos los tablones iguales.
18 Los colocarás del modo siguiente: en la parte sur, veinte tablones
19 y debajo de ellos, cuarenta bases de plata, dos por cada tablón, para sus dos espigas.
20 En el segundo lado, al norte, otros veinte tablones
21 con sus cuarenta bases, dos por tablón.
22 En el lado del fondo, oeste, seis tablones de frente,
23 y dos en los ángulos.
24 Parejos por abajo y perfectamente unidos por arriba hasta la primera anilla: así formarán los dos ángulos del santuario.
25 En total, ocho tablones con dieciséis bases, dos por tablón.
26 »Harás también cinco travesaños de madera de acacia para los tablones de cada lado,
27 y cinco para el lado del fondo, al oeste.
28 El travesaño central, a media altura de los tablones, atravesará de un extremo a otro.
29 Revestirás de oro los tablones y los travesaños, y harás de oro las anillas por donde han de pasar los travesaños.
30 »Construirás el santuario ajustándote al modelo que viste en la montaña.
31

[G] Cortina y antepuerta
36,35-38

»Harás una cortina de púrpura violácea, roja y escarlata y lino fino reforzado, y bordarás en ella querubines.
32 Colgarás la cortina en cuatro columnas de madera de acacia revestidas de oro y provistas de ganchos y de cuatro bases de plata.
33 La colgarás debajo de los ganchos, y detrás de ella colocarás el arca de la alianza. La cortina separará el Santo del Santísimo.
34 »Colocarás la tapa de la expiación sobre el arca de la alianza, en el Santísimo.
35 Fuera de la cortina, al lado norte, pondrás la mesa, y en el lado sur, frente a la mesa, colocarás el candelabro.
36 »Harás también una antepuerta para la tienda, de púrpura violácea, roja y escarlata y lino fino, reforzado, todo esto recamado artísticamente.
37 Y para la antepuerta harás cinco columnas de madera de acacia, que revestirás de oro lo mismo que sus ganchos, y fundirás en bronce cinco bases para las columnas.

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Introducción a Exodo 

ÉXODO

El Éxodo, segundo libro del Pen tateuco, es el libro de la li beración y de la Alianza, de los primeros pa sos por el desierto y de la fabricación del instrumental cúltico. Libro heterogéneo por tema y origen. La división te máti ca se da por bloques bastante diferenciados, la división por origen impone mu chas veces destrenzar lo trenzado por el autor del libro ac tual.

Salida de Egipto. Éste es el gran libro épico de la liberación. El Señor irrumpe en la historia poniéndose al lado de un pueblo de esclavos, oprimido por Egipto, una de las potencias de aquel entonces. El faraón resiste al actuar divino por ra zón de Estado: razón política, por que la minoría extranjera se está haciendo mayoría; razón militar, porque podrían convertirse en peli groso apoyo del enemigo; ra zón económica, porque suministran mano de obra gratis.
Es inevitable el choque de fuerzas. En diez encuentros el Señor descarga sus golpes. Los dos primeros encuentros quedan indecisos; al tercero, el Señor se impone; al séptimo, el faraón reconoce su culpa; al décimo, los israelitas son empujados a salir del país de la opresión. El autor último, utilizando textos diversos, compone un cuadro estilizado y grandioso.
El Señor actúa, en parte, por medio de Moisés, el gran liberador humano, que repite por adelantado la experiencia del pueblo, se so lidariza con él, lo moviliza. Se en frenta tenazmente con el faraón y va creciendo en estatura hasta hacerse figura legendaria.
El último acto se desenvuelve en un escenario cósmico: un de sierto hostil que se dilata a la espalda, un agua amenazadora que cierra el paso al frente, un viento aliado que cumple las órdenes de Dios. En la batalla cósmica se consuma la derrota de un ejército prepotente y la salvación de un pueblo desarmado.
Estos capítulos se clavan en la memoria del pueblo, convirtiéndose en modelo o patrón de sucesivas liberaciones; con la misma función penetran en el Nuevo Testamento y extienden su influjo e inspiración incluso a gente que no cree en ese Dios liberador. El Señor será para siempre en Israel «el que nos sacó de Egipto, de la esclavitud».

Historicidad. ¿Quiso el autor escribir historia, o sea, relatar hechos sucedidos? En caso afirmativo, ¿qué criterios y técnicas narrativas empleó? Partiendo del texto, ¿podemos reconstruir un proceso histórico? Y si esto es posible, ¿podemos rastrear sus huellas?
El libro no nos ayuda mucho a responder a estas preguntas, pues es muy vago en detalles significativos, y contiene grandes silencios y lagunas al respecto, p. ej. ¿Cómo se llama el faraón? -En otros libros se suministran nombres: Necó, Nabucodonosor, Ciro, etc.-. No se aducen fechas. Casi todo es anónimo e indiferenciado.
Fuera del libro no encontramos en la literatura circundante referencias precisas a los hechos narrados. La arqueología de Palestina ofrece un testimonio ambiguo. Evidencia movimientos de población y cambios culturales hacia el 1200 a.C. al pasar de la edad de bronce a la del hierro; pero en muchos detalles no concuerda con el relato bíblico.
No cabe duda, sin embargo, que el autor está narrando hechos que sucedieron y que marcaron para siempre la identidad del pueblo de Israel. Y es este sentido de su propia trayectoria histórica lo que quiere dejar constancia escrita.
A favor de la historicidad básica del libro del Éxodo, se aduce la exactitud del color egipcio y muchos detalles: nombres, prácticas, fenómenos. Y sobre todo, un argumento de coherencia: sin una experiencia egipcia y una salida con un guía, es muy difícil explicar la historia sucesiva y los textos bíblicos.
Se señala como fecha más probable para los acontecimientos el reinado en Egipto de Ramsés II, nieto de Ramsés I, fundador de la dinastía XVIII, e hijo de Seti I, quien restableció el dominio egipcio sobre Palestina y Fenicia. Firmado el tratado de paz con el monarca hitita Hatusilis III, el faraón sucumbió a una fiebre constructora; ciudades, monumentos, estatuas.

Mensaje religioso. Pero por encima de todo, el Éxodo es el testimonio de la revelación de Dios como liberador, sensible al dolor y al clamor de un pueblo que sufre la opresión y que, por tanto, decide inclinar su fuerza en favor del débil.
Esta auto-revelación de un Dios que no tolera la opresión ni la injusticia, es la clave para entender la forma cómo la fe israelita describe las acciones que dieron como resultado su liberación del poderío egipcio. Pero también sigue siendo la clave permanente para que todo pueblo oprimido, de hoy y de mañana, se sacuda de la opresión de toda esclavitud, contando siempre no sólo con la aprobación de Dios, sino lo que es más importante, con el poder y el aliento de su presencia liberadora.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Exodo  26,1-37[E] Lonas - [F] Tablones - [G] Cortina y antepuerta. Este modelo de Santuario plegable y portátil resulta ser en tamaño la mitad del templo de Salomón, si se compara con 1Re_6:2.16s. Toda la estructura está en función del lugar sagrado por excelencia: el Santo de los Santos o lugar santísimo, donde se depositó el arca con su respectiva tapa (34s). Todo sirve para demarcar el lugar propio del Señor, pero también para establecer los «círculos» de santidad determinados por la cercanía o la lejanía de dicho lugar y, por tanto, determinar la santidad de las personas de acuerdo al lugar que podían ocupar en el Santuario. No hay que olvidar que estamos ante una manera de ser y de pensar muy particular, como es la escuela teológico-literaria sacerdotal (P), y que estas prescripciones obedecen a una época muy distinta y lejana a aquella en que el Señor acompañó a su pueblo por el desierto. Sería contradictorio que un Dios que se revela como alguien dispuesto a vivir en medio de su gente decida de un momento a otro «encasillarse» en el reducido espacio que aquí se nos describe. De ahí que es muy importante ir descubriendo el movimiento evolutivo e involutivo del pensamiento religioso de Israel, sus avances y retrocesos, en los cuales se hace aparecer a Dios como el que avanza o retrocede. Ya sabemos que el Dios genuinamente bíblico es el Dios de la justicia, el Dios que no cambia sus decisiones, cuya decisión inamovible es estar en medio de su gente, de la gente que Él ve y escucha, como los oprimidos y desheredados de la historia. Así lo ratificó en Jesús de Nazaret y así lo hemos de percibir hoy.