Exodo  28 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 43 versitos |
1

Ornamentos sacerdotales
Lv 8,6-9; Eclo 45,8-12

– De entre los israelitas escoge a tu hermano Aarón y a sus hijos Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar para que sean mis sacerdotes.
2 »Harás confeccionar ornamentos sagrados, ricos y fastuosos, para tu hermano Aarón.
3 Manda a todos los artesanos a quienes yo he dotado de habilidad que confeccionen los ornamentos de Aarón para consagrarlo sacerdote mío.
4 »Ornamentos que confeccionarán: efod, pectoral, manto, túnica bordada, turbante y faja.
5 Los ornamentos que tu hermano Aarón y sus hijos usarán como sacerdotes míos se confeccionarán en oro, púrpura violácea, roja y escarlata y lino.
6

[A] Efod
39,2-7

»Mandarás hacer artísticamente el efod, en oro, púrpura violácea, roja y escarlata y lino fino reforzado; labor de artesano.
7 Llevará dos hombreras unidas por los extremos.
8 El cinturón para sujetar el efod arrancará de él y será de la misma labor: de oro, púrpura violácea, roja y escarlata y lino fino reforzado.
9 »Tomarás dos piedras de ónice y harás grabar en ellas los nombres de las tribus israelitas:
10 seis en cada piedra, por orden de nacimiento.
11 Grabarán los nombres de las tribus israelitas como graba el orfebre la piedra de un sello, y las engarzarán en oro.
12 Aplicarás las dos piedras a las hombreras del efod: piedras recordatorio de los israelitas. Aarón llevará sus nombres sobre las hombreras, como recordatorio para el Señor.
13 Mandarás hacer engastes de oro,
14 y dos cadenas de oro de ley, trenzadas como cordones, y las sujetarás a los engastes.
15

[B] Pectoral
39,8-21

»Mandarás hacer artísticamente el pectoral del juicio de Dios, de la misma labor que el efod: oro, púrpura violácea, roja y escarlata y lino fino reforzado.
16 Será doble y cuadrado, un palmo de largo por uno de ancho.
17 Colocarás en él cuatro filas de piedras preciosas: en la primera fila, carnelita, topacio y azabache;
18 en la segunda fila, esmeralda, zafiro y diamante;
19 en la tercera fila, jacinto, ágata y amatista;
20 en la cuarta fila, topacio, ónice y jaspe.
21 Las guarniciones de pedrería irán engastadas en monturas de oro. Llevará doce piedras, como el número de las tribus israelitas. Cada piedra llevará grabada, como un sello, el nombre de una de las doce tribus.
22 »Mandarás hacer además para el pectoral cadenas de oro de ley, trenzadas como cordones,
23 y dos anillas de oro que sujetarás a los dos extremos del pectoral.
24 Pasarás los dos cordones de oro por las dos anillas del pectoral, y los dos cabos de los cordones los unirás a las dos monturas,
25 y los fijarás en las hombreras del efod, por la parte delantera.
26 Mandarás hacer otras dos anillas de oro y las colocarás en los dos extremos del pectoral, en el borde interior que toca el efod.
27 Y otras dos anillas de oro, que fijarás en el borde inferior y delantera de las hombreras del efod, junto al empalme y más arriba del cinturón del efod.
28 Con un cordón de púrpura violácea sujetarán las anillas del pectoral con las del efod, para que quede sobre el cinturón del efod y no pueda desprenderse el pectoral del efod.
29 »Cuando Aarón entre en el santuario, llevará sobre su corazón, en el pectoral del juicio de Dios, los nombres de las tribus israelitas, como recordatorio perpetuo ante el Señor.
30 Pondrás en el pectoral del juicio de Dios los urim y los tumim, para que estén sobre el corazón de Aarón cuando entre a presentarse al Señor. Aarón llevará constantemente sobre el corazón, en presencia del Señor, el dictamen de Dios para los israelitas.
31

[C] Manto
39,22-26

»Mandarás hacer el manto del efod, todo él de púrpura violácea.
32 Llevará arriba una abertura en el centro, reforzada alrededor con un dobladillo como el que tienen los chalecos de cuero, para que no se rasgue.
33 En el borde del manto, todo alrededor, pondrás granadas de púrpura violácea, roja y escarlata, y alternando con ellas, cascabeles de oro;
34 cascabel y granada, todo alrededor.
35 »Aarón lo vestirá cuando oficie. Y al entrar en el santuario a presentarse al Señor, y al salir, se oirá el tintineo de los cascabeles: así no morirá.
36
[D] Flor de oro
39,30s
»Mandarás hacer una flor de oro de ley y grabarás en ella, como en un sello: Consagrado al Señor.
37 La sujetarás al turbante, por su parte delantera, con un cordón de púrpura violácea.
38 Se colocará sobre la frente de Aarón, y éste cargará con la culpa en que hayan incurrido los israelitas al hacer sus ofrendas sagradas. La llevará siempre sobre la frente para reconciliarlos con el Señor.
39 La túnica y el turbante serán de lino, y la faja estará recamada artísticamente.
40

[E] Otros vestidos
39,27-29

»Para los hijos de Aarón harás confeccionar túnicas, fajas y turbantes que les den esplendor y belleza.
41 Así deberás vestir a tu hermano Aarón y a sus hijos, luego los ungirás y los consagrarás sacerdotes míos.
42 Les vestirás además pantalones de lino que les cubran sus partes, de la cintura a los muslos.
43 Aarón y sus hijos los llevarán cuando entren en la tienda del encuentro o cuando se acerquen al altar para oficiar: así no incurrirán en culpa y no morirán.
»Ésta es una ley perpetua para Aarón y sus descendientes.

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Introducción a Exodo 

ÉXODO

El Éxodo, segundo libro del Pen tateuco, es el libro de la li beración y de la Alianza, de los primeros pa sos por el desierto y de la fabricación del instrumental cúltico. Libro heterogéneo por tema y origen. La división te máti ca se da por bloques bastante diferenciados, la división por origen impone mu chas veces destrenzar lo trenzado por el autor del libro ac tual.

Salida de Egipto. Éste es el gran libro épico de la liberación. El Señor irrumpe en la historia poniéndose al lado de un pueblo de esclavos, oprimido por Egipto, una de las potencias de aquel entonces. El faraón resiste al actuar divino por ra zón de Estado: razón política, por que la minoría extranjera se está haciendo mayoría; razón militar, porque podrían convertirse en peli groso apoyo del enemigo; ra zón económica, porque suministran mano de obra gratis.
Es inevitable el choque de fuerzas. En diez encuentros el Señor descarga sus golpes. Los dos primeros encuentros quedan indecisos; al tercero, el Señor se impone; al séptimo, el faraón reconoce su culpa; al décimo, los israelitas son empujados a salir del país de la opresión. El autor último, utilizando textos diversos, compone un cuadro estilizado y grandioso.
El Señor actúa, en parte, por medio de Moisés, el gran liberador humano, que repite por adelantado la experiencia del pueblo, se so lidariza con él, lo moviliza. Se en frenta tenazmente con el faraón y va creciendo en estatura hasta hacerse figura legendaria.
El último acto se desenvuelve en un escenario cósmico: un de sierto hostil que se dilata a la espalda, un agua amenazadora que cierra el paso al frente, un viento aliado que cumple las órdenes de Dios. En la batalla cósmica se consuma la derrota de un ejército prepotente y la salvación de un pueblo desarmado.
Estos capítulos se clavan en la memoria del pueblo, convirtiéndose en modelo o patrón de sucesivas liberaciones; con la misma función penetran en el Nuevo Testamento y extienden su influjo e inspiración incluso a gente que no cree en ese Dios liberador. El Señor será para siempre en Israel «el que nos sacó de Egipto, de la esclavitud».

Historicidad. ¿Quiso el autor escribir historia, o sea, relatar hechos sucedidos? En caso afirmativo, ¿qué criterios y técnicas narrativas empleó? Partiendo del texto, ¿podemos reconstruir un proceso histórico? Y si esto es posible, ¿podemos rastrear sus huellas?
El libro no nos ayuda mucho a responder a estas preguntas, pues es muy vago en detalles significativos, y contiene grandes silencios y lagunas al respecto, p. ej. ¿Cómo se llama el faraón? -En otros libros se suministran nombres: Necó, Nabucodonosor, Ciro, etc.-. No se aducen fechas. Casi todo es anónimo e indiferenciado.
Fuera del libro no encontramos en la literatura circundante referencias precisas a los hechos narrados. La arqueología de Palestina ofrece un testimonio ambiguo. Evidencia movimientos de población y cambios culturales hacia el 1200 a.C. al pasar de la edad de bronce a la del hierro; pero en muchos detalles no concuerda con el relato bíblico.
No cabe duda, sin embargo, que el autor está narrando hechos que sucedieron y que marcaron para siempre la identidad del pueblo de Israel. Y es este sentido de su propia trayectoria histórica lo que quiere dejar constancia escrita.
A favor de la historicidad básica del libro del Éxodo, se aduce la exactitud del color egipcio y muchos detalles: nombres, prácticas, fenómenos. Y sobre todo, un argumento de coherencia: sin una experiencia egipcia y una salida con un guía, es muy difícil explicar la historia sucesiva y los textos bíblicos.
Se señala como fecha más probable para los acontecimientos el reinado en Egipto de Ramsés II, nieto de Ramsés I, fundador de la dinastía XVIII, e hijo de Seti I, quien restableció el dominio egipcio sobre Palestina y Fenicia. Firmado el tratado de paz con el monarca hitita Hatusilis III, el faraón sucumbió a una fiebre constructora; ciudades, monumentos, estatuas.

Mensaje religioso. Pero por encima de todo, el Éxodo es el testimonio de la revelación de Dios como liberador, sensible al dolor y al clamor de un pueblo que sufre la opresión y que, por tanto, decide inclinar su fuerza en favor del débil.
Esta auto-revelación de un Dios que no tolera la opresión ni la injusticia, es la clave para entender la forma cómo la fe israelita describe las acciones que dieron como resultado su liberación del poderío egipcio. Pero también sigue siendo la clave permanente para que todo pueblo oprimido, de hoy y de mañana, se sacuda de la opresión de toda esclavitud, contando siempre no sólo con la aprobación de Dios, sino lo que es más importante, con el poder y el aliento de su presencia liberadora.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Exodo  28,1-5Ornamentos sacerdotales. Se establecen aquí dos asuntos importantes: 1. De dónde «provienen» los sacerdotes, esto es, de Aarón y sus hijos (1.4b). 2. La lista de ornamentos que han de llevar: efod, pectoral, manto, túnica bordada, turbante de lino y banda o cinturón. Ése era el modo como se revestía el sumo sacerdote en la época posterior al exilio. Es obvio que, en pleno desierto, Dios no iba a exigir todos estos aditamentos a un pueblo apenas liberado del poder faraónico. Da la impresión que el pueblo vuelve a iniciar un ciclo de nueva opresión. Hay que tener presente que, en términos históricos, el sacerdocio como tal no surgió en Israel sino hasta que hubo unas condiciones sociales y políticas muy definidas. Es muy importante conocer un poco la historia del sacerdocio en Israel para poder valorar mejor este bloque de capítulos que van del 25 al 31 y del 35 al 40, que con toda razón es llamado por muchos especialistas el «documento político» de la escuela teológico-literaria sacerdotal (P).
La línea sacerdotal que prevaleció en Israel proviene del núcleo de sacerdotes que oficiaban en Jerusalén cuando se decretó la eliminación de todos los santuarios locales (cfr. 2Re_23:8s), dejando como único y exclusivo lugar para el culto el templo de Jerusalén. Allí estaban los sacerdotes sadoquitas descendientes de Sadoc, únicos «autorizados» para el culto. Se produjo un conflicto socio-económico y religioso muy serio con diferentes matices: el resto de sacerdotes que tuvieron que abandonar sus santuarios y que en su mayoría eran levitas quedaron sin empleo (cfr. Deu_12:4-14), rebajados a la categoría de ciudadanos de segunda en el templo, sin derecho a oficiar (2Re_23:9). En varias ocasiones fueron objeto de la caridad pública junto con las viudas, los huérfanos y los emigrantes (cfr. Deu_26:12). Los sadoquitas, amos y señores del templo de Jerusalén, aunque no de estirpe levítica, se las ingeniaron para «demostrar» su especial ascendencia levítica por la línea de Aarón. En definitiva, prevaleció el sacerdocio aaronita, mientras que el «levita» vino a convertirse en sinónimo de «empleado inferior» del culto, subordinado a los hijos de Sadoc. Es lo que se desprende también de Eze_44:10-31.
Por tanto, todo este capítulo es una confirmación de las pretensiones de los sadoquitas de haber sido elegidos desde los comienzas mismos de Israel como pueblo para ser sus sacerdotes, consagrados en el mismo monte Sinaí, por vía de Aarón, figura central de este capítulo. Sus hijos sólo se vuelven a mencionar en los versículos 41-43.


Exodo  28,6-14[A] Efod. De las vestiduras mencionadas, las más importantes son el efod y el pectoral. El «efod» fue una prenda exclusiva del sumo sacerdote; su forma se asemeja a un chaleco o pequeño delantal que se sostiene en el pecho por medio de dos tirantes (7) y una especie de cíngulo (8). De ambos tirantes u hombreras pendían, además, dos piedras preciosas con los nombres de las doce tribus de Israel, seis en cada una (9-11), recuerdo y símbolo de la presencia de todo el pueblo en los actos del culto que presidía el sumo sacerdote.
Exodo  28,15-30[B] Pectoral. Este complicado ornamento, elaborado como el efod con todo tipo de materiales preciosos, tiene como trasfondo histórico la costumbre de los antiguos sacerdotes locales de llevar una pequeña bolsa pendiente del cuello, en la cual portaban los «urim» y «tumim», es decir, los «sí» y los «no» también llamados «las suertes» (cfr. Núm_27:21; Deu_33:8). Podría tratarse de pequeñas piezas de piedra o de hueso que eran lanzadas por el sacerdote como se lanzan los dados al ser consultado sobre alguna decisión. La respuesta dada era del Señor, así que el sacerdote debía responder con los «urim» y «tumim» afirmativa o negativamente a la consulta. El resultado era muy respetado por tratarse de un «sí» o un «no» del mismo Dios (cfr. 1Sa_28:6; Esd_2:63; Neh_7:65). En la época del profetismo ya no se consulta tanto al sacerdote sino al profeta, por eso aquí no se entra en detalles sobre la elaboración de los «urim» y «tumim», y quedarán prácticamente reemplazados por dos piedras grabadas con los nombres de las doce tribus de Israel. Así, un instrumento que originariamente fue oracular se transforma en un suntuoso ornamento cultual.
Exodo  28,31-43[C] Manto - [D] Flor de oro - [E] Otros vestidos. Completan las vestiduras sacerdotales un manto o especie de capa que debía vestirse sobre el efod (31) y una flor de oro grabada con la expresión: «Consagrado al Señor» (36), la cual iba sujeta al turbante (37), quedando a la altura de la frente. Su función era reconciliar al pueblo con el Señor por las posibles culpas cultuales. Estos ornamentos los llevarán los «hijos de Aarón y sus descendientes» (43).