Exodo  30 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 38 versitos |
1

El Santuario II
[A] Altar del incienso
37,25-28

– El altar del incienso lo harás de madera de acacia,
2 de cincuenta centímetros de largo por cincuenta de ancho; será cuadrado y tendrá un metro de alto. De él arrancarán unos salientes.
3 Revestirás de oro de ley la parte superior, todos sus lados y los salientes; alrededor le pondrás un listón de oro.
4 Bajo el listón, en los rebordes de los dos lados opuestos, pondrás dos anillas de oro; por ellas se meterán los travesaños para transportar el altar.
5 Harás los travesaños de madera de acacia, revestidos de oro.
6 Colocarás el altar delante de la cortina que tapa el arca de la alianza y delante de la tapa que cubre el arca de la alianza, donde me encontraré contigo.
7 »Aarón quemará sobre él el incienso del sahumerio por la mañana, cuando prepare las lámparas,
8 y lo mismo al atardecer, cuando las encienda. Será el incienso perpetuo que ofrecen de generación en generación en presencia del Señor.
9 No ofrecerán sobre el altar otro incienso, ni holocaustos, ni ofrendas, ni derramarán sobre él libación alguna.
10 »Una vez al año Aarón hará el rito de expiación untando con la sangre de la víctima expiatoria los salientes del altar; una vez al año a lo largo de las generaciones.
»El altar está consagrado al Señor.
11

[B] Tributo por el rescate
38,26-28

El Señor habló a Moisés:
12 – Cuando hagas el censo completo de los israelitas, cada uno, al ser registrado, dará al Señor un rescate por sí mismo, para que no les suceda ninguna desgracia al ser registrados.
13 Cada uno dará cinco gramos de plata – peso del templo, que vale veinte óbolos– : el tributo al Señor será cinco gramos de plata.
14 Cada uno de los registrados de veinte años para arriba pagará el tributo del Señor.
15 Ni el rico pagará más de cinco gramos ni el pobre menos cuando den el tributo al Señor como rescate de sí mismos.
16 Recibirás el dinero del rescate de los israelitas y lo destinarás al servicio de la tienda del encuentro: será el recordatorio de los israelitas para el Señor, como rescate de sus vidas.
17

[C] Fuente de bronce
38,8

El Señor habló a Moisés:
18 – Harás una fuente de bronce para las abluciones y su base será del mismo metal, y la colocarás entre la tienda del encuentro y el altar. Echarás agua en la fuente,
19 para que Aarón y sus hijos se laven manos y pies.
20 Cuando vayan a entrar en la tienda del encuentro, se lavarán para no morir; lo mismo harán cuando se acerquen al altar para oficiar, para quemar una oblación al Señor.
21 Se lavarán los pies y las manos para no morir.
»Ésta es una ley perpetua para ustedes, para Aarón y sus descendientes, por todas las generaciones.
22

[D] Aceite de la unción

El Señor habló a Moisés:
23 – Toma perfumes de gran precio: cinco kilos de mirra en grano, dos kilos y medio de cinamomo, dos kilos y medio de caña de olor,
24 cinco kilos – pesos del templo– de acacia y tres litros y medio de aceite de oliva.
25 Con estos ingredientes harás el aceite de la unción santa. Harás la mezcla según la receta del perfumista, y servirá para la unción santa.
26 Untarás con él la tienda del encuentro y el arca de la alianza,
27 la mesa y todos sus utensilios, el candelabro con todos sus utensilios y el altar del incienso,
28 el altar de los holocaustos con sus utensilios, la fuente de bronce con su base.
29 Todos ellos los consagrarás para que sean sacrosantos. El que los toque quedará consagrado.
30 »Ungirás también a Aarón y a sus hijos para consagrarlos como sacerdotes míos.
31 A los israelitas les dirás: Éste será el aceite de mi unción santa a lo largo de las generaciones.
32 No se derramará sobre ningún otro ni copiarán su receta. Es santo y como tal debe ser tratado.
33 El que haga una mezcla según esta receta y la derrame sobre un laico, será excluido de su pueblo.
34

[E] Incienso
37,29

El Señor dijo a Moisés:
– Toma una misma cantidad de resina aromática, ámbar, bálsamo e incienso depurado,
35 y según la receta del perfumista, haz con todo ello un incienso, échale sal, y serás puro y santo.
36 Parte de él lo machacarás hasta reducirlo a polvo y lo pondrás delante del arca de la alianza, en la tienda del encuentro, donde me encontraré contigo. Será para ustedes sacrosanto.
37 No harán incienso para uso personal según la misma receta. Lo considerarán consagrado al Señor.
38 El que copie la receta para perfumarse, será excluido de su pueblo.

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Introducción a Exodo 

ÉXODO

El Éxodo, segundo libro del Pen tateuco, es el libro de la li beración y de la Alianza, de los primeros pa sos por el desierto y de la fabricación del instrumental cúltico. Libro heterogéneo por tema y origen. La división te máti ca se da por bloques bastante diferenciados, la división por origen impone mu chas veces destrenzar lo trenzado por el autor del libro ac tual.

Salida de Egipto. Éste es el gran libro épico de la liberación. El Señor irrumpe en la historia poniéndose al lado de un pueblo de esclavos, oprimido por Egipto, una de las potencias de aquel entonces. El faraón resiste al actuar divino por ra zón de Estado: razón política, por que la minoría extranjera se está haciendo mayoría; razón militar, porque podrían convertirse en peli groso apoyo del enemigo; ra zón económica, porque suministran mano de obra gratis.
Es inevitable el choque de fuerzas. En diez encuentros el Señor descarga sus golpes. Los dos primeros encuentros quedan indecisos; al tercero, el Señor se impone; al séptimo, el faraón reconoce su culpa; al décimo, los israelitas son empujados a salir del país de la opresión. El autor último, utilizando textos diversos, compone un cuadro estilizado y grandioso.
El Señor actúa, en parte, por medio de Moisés, el gran liberador humano, que repite por adelantado la experiencia del pueblo, se so lidariza con él, lo moviliza. Se en frenta tenazmente con el faraón y va creciendo en estatura hasta hacerse figura legendaria.
El último acto se desenvuelve en un escenario cósmico: un de sierto hostil que se dilata a la espalda, un agua amenazadora que cierra el paso al frente, un viento aliado que cumple las órdenes de Dios. En la batalla cósmica se consuma la derrota de un ejército prepotente y la salvación de un pueblo desarmado.
Estos capítulos se clavan en la memoria del pueblo, convirtiéndose en modelo o patrón de sucesivas liberaciones; con la misma función penetran en el Nuevo Testamento y extienden su influjo e inspiración incluso a gente que no cree en ese Dios liberador. El Señor será para siempre en Israel «el que nos sacó de Egipto, de la esclavitud».

Historicidad. ¿Quiso el autor escribir historia, o sea, relatar hechos sucedidos? En caso afirmativo, ¿qué criterios y técnicas narrativas empleó? Partiendo del texto, ¿podemos reconstruir un proceso histórico? Y si esto es posible, ¿podemos rastrear sus huellas?
El libro no nos ayuda mucho a responder a estas preguntas, pues es muy vago en detalles significativos, y contiene grandes silencios y lagunas al respecto, p. ej. ¿Cómo se llama el faraón? -En otros libros se suministran nombres: Necó, Nabucodonosor, Ciro, etc.-. No se aducen fechas. Casi todo es anónimo e indiferenciado.
Fuera del libro no encontramos en la literatura circundante referencias precisas a los hechos narrados. La arqueología de Palestina ofrece un testimonio ambiguo. Evidencia movimientos de población y cambios culturales hacia el 1200 a.C. al pasar de la edad de bronce a la del hierro; pero en muchos detalles no concuerda con el relato bíblico.
No cabe duda, sin embargo, que el autor está narrando hechos que sucedieron y que marcaron para siempre la identidad del pueblo de Israel. Y es este sentido de su propia trayectoria histórica lo que quiere dejar constancia escrita.
A favor de la historicidad básica del libro del Éxodo, se aduce la exactitud del color egipcio y muchos detalles: nombres, prácticas, fenómenos. Y sobre todo, un argumento de coherencia: sin una experiencia egipcia y una salida con un guía, es muy difícil explicar la historia sucesiva y los textos bíblicos.
Se señala como fecha más probable para los acontecimientos el reinado en Egipto de Ramsés II, nieto de Ramsés I, fundador de la dinastía XVIII, e hijo de Seti I, quien restableció el dominio egipcio sobre Palestina y Fenicia. Firmado el tratado de paz con el monarca hitita Hatusilis III, el faraón sucumbió a una fiebre constructora; ciudades, monumentos, estatuas.

Mensaje religioso. Pero por encima de todo, el Éxodo es el testimonio de la revelación de Dios como liberador, sensible al dolor y al clamor de un pueblo que sufre la opresión y que, por tanto, decide inclinar su fuerza en favor del débil.
Esta auto-revelación de un Dios que no tolera la opresión ni la injusticia, es la clave para entender la forma cómo la fe israelita describe las acciones que dieron como resultado su liberación del poderío egipcio. Pero también sigue siendo la clave permanente para que todo pueblo oprimido, de hoy y de mañana, se sacuda de la opresión de toda esclavitud, contando siempre no sólo con la aprobación de Dios, sino lo que es más importante, con el poder y el aliento de su presencia liberadora.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Exodo  30,1-10[A] Altar del incienso. Se supone que todo lo referente al Santuario, a los sacerdotes y a los sacrificios estaba ya previsto y concluido; sin embargo, como si se hubiera pasado por alto, aparece aquí la orden de construir un altar para ofrecer exclusivamente incienso en la mañana y en la tarde. La única vez que el altar era tocado con algo diferente al humo del incienso era el día de la expiación, cuando el sumo sacerdote podía entrar al Santo de los Santos, quizás envuelto en la cortina del humo del sahumerio, y ungía los cuernos del altar con la sangre del sacrificio expiatorio (10).


Exodo  30,11-16[B] Tributo por el rescate. Este mandato, que suena un poco extraño para nosotros, refleja el respeto que tenían los israelitas por la vida y, sobre todo, su profunda convicción de que la vida y las personas son propiedad exclusiva de Dios. Realizar un censo era considerado como algo que contradecía esa convicción y, por tanto, podría traer grandes desgracias (cfr. Éxo_30:12; Núm_14:29; 2 Sm 24). Era necesario pagar un rescate como una forma de reconocer que la vida pertenecía a Dios. Por la mención aquí de ricos y pobres (15), se puede pensar que esta ley es promovida por el templo mucho tiempo después del paso de los israelitas por el desierto. El tributo pagado por los mayores de veinte años era destinado al servicio del templo.
Exodo  30,17-33[C] Fuente de bronce - [D] Aceite de la unción. Las abluciones permiten el paso del ámbito profano al sagrado. A diferencia de los demás elementos incluidos para el culto en el Santuario, la fuente de bronce no es descrita ni se indican sus medidas; además, no se alude a ella en 38,29-31, donde se indica la cantidad de bronce obtenida por el pueblo, así como el destino que se le dio; por eso, muchos biblistas piensan que se trata de una adición tardía.
La elaboración minuciosa del aceite manifiesta su carácter trascendente, pues sirve para consagrar todos los elementos de culto del Santuario, así como para la unción de Aarón y sus hijos. En las ceremonias antiguas de consagración, sólo Aarón o el sumo sacerdote eran ungidos con el aceite sagrado (29,7-9); aquí la consagración también se extiende a los hijos de Aarón, por eso muchos biblistas piensan que se trata de otra adición tardía.
Exodo  30,34-38[E] Incienso. El incienso, de uso corriente entre quienes podían costearlo, tiene aquí carácter sagrado gracias a la elaboración de una fórmula debidamente preparada y a la consagración hecha por Moisés. Se supone que eran actividades propias del sumo sacerdote. Esta fórmula no podía utilizarse para uso personal, a riesgo de ser excluido del pueblo (37s).