Exodo  38 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 31 versitos |
1

[K] Altar de los holocaustos
27,1-8

Hizo el altar de los holocaustos de madera de acacia; medía dos metros y medio de largo por dos y medio de ancho, era cuadrado y medía metro y medio de alto.
2 En las cuatro esquinas hizo unos salientes que arrancaban de él y los revistió de bronce.
3 También hizo de bronce todos los utensilios del altar: recipientes para recoger las cenizas, paletas, aspersorios, trinchantes y braseros.
4 Hizo también para el altar un enrejado de bronce, y lo colocó bajo los rebordes de modo que bajara hasta media altura del altar.
5 Soldó cuatro anillas a los cuatro ángulos del enrejado de bronce para meter por ellas los travesaños.
6 Hizo los travesaños de madera de acacia y los revistió de bronce.
7 Los metió por las anillas de los dos lados del altar para transportarlo. Hizo el altar de tablas y hueco por dentro.
8 Hizo de bronce la fuente y su base con los espejos de las mujeres que servían a la entrada de la tienda del encuentro.
9

[L] Atrio del Santuario
27,9-19

Así hizo el atrio: en el lado sur puso unas cortinas de lino fino reforzado, dispuestas a lo largo de cincuenta metros.
10 Las veinte columnas y bases eran de bronce, los ganchos de las columnas y las varillas eran de plata.
11 En el lado norte puso cortinas dispuestas a lo largo de cincuenta metros, colgadas de veinte columnas con sus bases de bronce; los ganchos y las varillas de las columnas eran de plata.
12 En el lado del oeste puso cortinas dispuestas a lo largo de veinticinco metros, con diez columnas y diez bases; los ganchos y las varillas de las columnas eran de plata.
13 El lado del este tenía una anchura de veinticinco metros.
14 A un lado de la entrada del atrio puso cortinas de siete metros y medio,
15 y al otro lado de la entrada del atrio cortinas de siete metros y medio con tres columnas y tres bases.
16 Todas las cortinas que rodeaban el atrio eran de lino puro reforzado.
17 Las bases de las columnas eran de bronce; los ganchos y varillas, de plata. Revistió de plata los capiteles, y todas las columnas del atrio llevaban varillas de plata.
18 La antepuerta del atrio era de púrpura violácea, roja y escarlata y lino fino reforzado, y estaba recamada artísticamente. Medía diez metros de largo por dos y medio de alto, lo mismo que las cortinas del atrio.
19 Colgaba de cuatro columnas, con sus bases de bronce; los ganchos eran de plata. Y revistió de plata los capiteles y las varillas.
20 Todas las estacas que rodeaban el atrio del santuario eran de bronce.
21

[M] Gastos

Éstos son los gastos de la construcción del santuario de la alianza, que registraron los levitas por orden de Moisés y bajo la dirección de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.
22 Besalel, hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de Judá, hizo todo lo que el Señor había ordenado a Moisés.
23 Le ayudó Ohliab, hijo de Ajisamac, de la tribu de Dan, artesano, dibujante y bordador en púrpura violácea, roja y escarlata, y en lino.
24 El total de oro empleado en la construcción del santuario, oro de la ofrenda agitada ritualmente, fue de ochocientos setenta y ocho kilos – peso del templo– .
25 La plata recogida entre los miembros de la asamblea fue tres mil dieciocho kilos – peso del templo– .
26 Cinco gramos de plata – peso del templo– por cada uno de los registrados en el censo, de veinte años para arriba, o sea, seiscientos tres mil quinientos cincuenta hombres.
27 Tres mil kilos de plata se emplearon en la fundición de las bases del templo y de la cortina, a razón de treinta kilos por base.
28 Con los dieciocho kilos restantes se hicieron los ganchos y las varillas de las columnas y se revistieron los capiteles.
29 El bronce de la ofrenda agitada ritualmente pesó dos mil ciento veinticuatro kilos.
30 Se empleó en hacer las bases de la entrada de la tienda del encuentro, el altar de bronce con su rejilla y todos los utensilios del altar,
31 las bases del atrio y de su puerta, todas las estacas del santuario y las del atrio.

Patrocinio

 
 

Introducción a Exodo 

ÉXODO

El Éxodo, segundo libro del Pen tateuco, es el libro de la li beración y de la Alianza, de los primeros pa sos por el desierto y de la fabricación del instrumental cúltico. Libro heterogéneo por tema y origen. La división te máti ca se da por bloques bastante diferenciados, la división por origen impone mu chas veces destrenzar lo trenzado por el autor del libro ac tual.

Salida de Egipto. Éste es el gran libro épico de la liberación. El Señor irrumpe en la historia poniéndose al lado de un pueblo de esclavos, oprimido por Egipto, una de las potencias de aquel entonces. El faraón resiste al actuar divino por ra zón de Estado: razón política, por que la minoría extranjera se está haciendo mayoría; razón militar, porque podrían convertirse en peli groso apoyo del enemigo; ra zón económica, porque suministran mano de obra gratis.
Es inevitable el choque de fuerzas. En diez encuentros el Señor descarga sus golpes. Los dos primeros encuentros quedan indecisos; al tercero, el Señor se impone; al séptimo, el faraón reconoce su culpa; al décimo, los israelitas son empujados a salir del país de la opresión. El autor último, utilizando textos diversos, compone un cuadro estilizado y grandioso.
El Señor actúa, en parte, por medio de Moisés, el gran liberador humano, que repite por adelantado la experiencia del pueblo, se so lidariza con él, lo moviliza. Se en frenta tenazmente con el faraón y va creciendo en estatura hasta hacerse figura legendaria.
El último acto se desenvuelve en un escenario cósmico: un de sierto hostil que se dilata a la espalda, un agua amenazadora que cierra el paso al frente, un viento aliado que cumple las órdenes de Dios. En la batalla cósmica se consuma la derrota de un ejército prepotente y la salvación de un pueblo desarmado.
Estos capítulos se clavan en la memoria del pueblo, convirtiéndose en modelo o patrón de sucesivas liberaciones; con la misma función penetran en el Nuevo Testamento y extienden su influjo e inspiración incluso a gente que no cree en ese Dios liberador. El Señor será para siempre en Israel «el que nos sacó de Egipto, de la esclavitud».

Historicidad. ¿Quiso el autor escribir historia, o sea, relatar hechos sucedidos? En caso afirmativo, ¿qué criterios y técnicas narrativas empleó? Partiendo del texto, ¿podemos reconstruir un proceso histórico? Y si esto es posible, ¿podemos rastrear sus huellas?
El libro no nos ayuda mucho a responder a estas preguntas, pues es muy vago en detalles significativos, y contiene grandes silencios y lagunas al respecto, p. ej. ¿Cómo se llama el faraón? -En otros libros se suministran nombres: Necó, Nabucodonosor, Ciro, etc.-. No se aducen fechas. Casi todo es anónimo e indiferenciado.
Fuera del libro no encontramos en la literatura circundante referencias precisas a los hechos narrados. La arqueología de Palestina ofrece un testimonio ambiguo. Evidencia movimientos de población y cambios culturales hacia el 1200 a.C. al pasar de la edad de bronce a la del hierro; pero en muchos detalles no concuerda con el relato bíblico.
No cabe duda, sin embargo, que el autor está narrando hechos que sucedieron y que marcaron para siempre la identidad del pueblo de Israel. Y es este sentido de su propia trayectoria histórica lo que quiere dejar constancia escrita.
A favor de la historicidad básica del libro del Éxodo, se aduce la exactitud del color egipcio y muchos detalles: nombres, prácticas, fenómenos. Y sobre todo, un argumento de coherencia: sin una experiencia egipcia y una salida con un guía, es muy difícil explicar la historia sucesiva y los textos bíblicos.
Se señala como fecha más probable para los acontecimientos el reinado en Egipto de Ramsés II, nieto de Ramsés I, fundador de la dinastía XVIII, e hijo de Seti I, quien restableció el dominio egipcio sobre Palestina y Fenicia. Firmado el tratado de paz con el monarca hitita Hatusilis III, el faraón sucumbió a una fiebre constructora; ciudades, monumentos, estatuas.

Mensaje religioso. Pero por encima de todo, el Éxodo es el testimonio de la revelación de Dios como liberador, sensible al dolor y al clamor de un pueblo que sufre la opresión y que, por tanto, decide inclinar su fuerza en favor del débil.
Esta auto-revelación de un Dios que no tolera la opresión ni la injusticia, es la clave para entender la forma cómo la fe israelita describe las acciones que dieron como resultado su liberación del poderío egipcio. Pero también sigue siendo la clave permanente para que todo pueblo oprimido, de hoy y de mañana, se sacuda de la opresión de toda esclavitud, contando siempre no sólo con la aprobación de Dios, sino lo que es más importante, con el poder y el aliento de su presencia liberadora.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Patrocinio

Notas